RETORNO A LAS RAÍCES

Santos Alonso: "Como cualquier gallego, si tuviera trabajo aquí, claro que regresaría"

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photo_camera Santos Alonso Martínez.

Santos Alonso vivía a caballo entre su pueblo, Vilar de Lebres, y la ciudad de Ourense hasta que con 20 años decidió dejarlo todo y convertirse en militar. Zaragoza fue la ciudad que le recibió con los brazos abiertos y el lugar del que no se ha movido desde entonces

Santos asegura que con el paso del tiempo la frecuencia de sus visitas a Ourense ha disminuido, pero no su amor por esta tierra, en donde disfruta haciendo deporte al aire libre o pasando las horas con sus amigos de Xinzo de Limia. 

¿Por qué Zaragoza? ¿Fue el destino que le tocó o lo eligió usted? 

Lo elegí yo. Es cierto que había más plazas allí y esto me llevó a decantarme por la ciudad. Anteriormente, estuve en Madrid haciendo la fase preparatoria y luego ya me fui a Zaragoza, donde vivo desde entonces muy feliz. 

¿Nunca pensó en regresar?

De momento no entra en mis planes. Me encanta Zaragoza y su gente. He hecho grandes amigos allí y el trabajo me encanta. Se que volveré en un futuro a Ourense pero, a corto plazo, no lo creo. 

Vamos, que la morriña no le tira mucho. 

Sí que me tira, como a cualquier gallego. Si tuviera este trabajo aquí, claro que regresaría pero no lo tengo. 

¿No tiene usted posibilidad de desarrollar su profesión en la provincia de Ourense?

De volver a Galicia tendría que trasladarme a una ciudad como Ferrol, Pontevedra o A Coruña. En Ourense no hay tanta tradición militar como en estos lugares y opciones laborales tengo menos. En la Subdelegación de Defensa hay pocas plazas y están todas cubiertas, es muy difícil entrar. Si regreso es para quedarme en Ourense, si no, no. 

Entonces, si tuviera aquí una plaza ¿regresaría sin pensarlo?

Sí, sin duda. Y si montaran un cuartel en Vilar de Lebres regresaría encantado.

Cuando viene, ¿en dónde se queda: Ourense o en Vilar de Lebres?

En el pueblo, siempre. Me encanta hacer deporte e irme con la bicicleta a la montaña, frecuento mucho a Serra do Larouco. El otro día, por ejemplo, me fui hasta Montealegre.  Me gusta correr por el campo y pasear con mis perros. Adoro la vida tranquila y de pueblo. Vivo en Zaragoza que es una de las ciudades más grandes de España, lo que más me apetece, cuando regreso, es desconectar. La tranquilidad de Vilar de Lebres no la cambio por nada.  

¿Se adaptó bien a la cultura zaragozana? ¿Ve muchas diferencias con Galicia?

Sí, me adapté sin ningún problema. La gente aquí es muy abierta y muy fiestera. Yo el carácter de los zaragozanos lo asocio mucho con el gallego, por eso me adapté tan bien. 

¿Cómo ve el futuro de Vilar de Lebres?

Hay mucha gente mayor, que se va apagando. La gente joven no se queda porque tampoco le dan muchas facilidades para hacerlo. Se quedan tres o cuatro, que son los que tiran de la agricultura, pero pienso que en unos años eso terminará desapareciendo. 

¿Cree que hay ayudas suficientes para los jóvenes agricultores?

La gente joven que quiere empezar de cero tiene que competir con aquellos a los que, por tradición familiar, ya le viene heredada la empresa. La inversión que hay que hacer es muy elevada y las ayudas, por desgracia, no son suficientes.

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