El Centro Cultural Marcos Valcárcel acoge, hasta el próximo 15 de agosto, "Aoutorretrato", una reflexión sobre la propia identidad
¿Quién no se ha hecho un selfi durante los últimos días? ¿Es eso un autorretrato? ¿Se podría considerar arte?
La exposición "Aoutorretrato" propone una opción alternativa donde 44 artistas reflexionan, de forma consciente y a través del lenguaje artístico, sobre su propia identidad. La sala del Valcárcel está invadida por una miscelánea de "yoes" de diversas alturas, colores, texturas y tamaños. Y detrás, artistas de todo tipo, edades y nacionalidades, aunque todos vinculados, de una forma u otra, a Ourense.
Así, el visitante se puede encontrar tanto una obra del conocido pintor Ánxel Huete como un lienzo con el spray de Mon Devane, el vídeo de Marta Vega o la videoinstalación de Virxinia Polke.
Bajo cada pieza subyace la esencia del autor, lo que ha querido plasmar de él mismo o de su memoria. Hay hueco para coloridos autorretratos, como el de Tereixa Taboada; para curiosidades como la pieza de Celsius Pictor, en la que se superponen imágenes a modo de collage tridimensional, o para el niño pintor de Baldomero Moreiras, que se encuentra, curioso, en la zona central de la sala.
Imágenes en blanco y negro como la de José Paz; estructuras esféricas como la de Jesús Costa; animaciones tradicionales a base de pastel, como la de Melimolita, y capturas performáticas, como la de Xosé Lois Vázquez. En "Aoutorretratos" cabe de todo, ya que la premisa es la sencilla intención, y a la vez muy complicada, de plasmar la esencia más verdadera de cada uno de los artistas que participan en la muestra.
El germen
Los organizadores de "Aoutorretratos", Alejandro Caporale y José Carlos Fernández Seoane, enviaron la invitación para participar en la exposición a cien artistas, de los que contestaron 44. No es casual que muchos de ellos se conozcan y que algunos compartiesen espacio en exposiciones del pasado, como "Lugares da memoria", que tuvo lugar en O Cumial en noviembre de 2003.
Aquellos artistas buscaban, además de pasárselo bien, reivindicar el papel de la cultura en Ourense.
A día de hoy, quince años más tarde, algunos han conseguido vivir de su arte, mientras que otros han encontrado un equilibrio entre su profesión y su pasión.
