reportaje

Arte urbano para esperar al bus en Allariz

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photo_camera Ampparito, como se conoce a Nacho Nevado, con David Segade en la parada de Outeiro de Orraca.

Llevar el arte urbano al rural y, de paso, dignificar viejas estructuras que con el paso de los años han quedado relegadas en los pueblos, son algunos de los objetivos de A Lavadora, el penúltimo movimiento cultural constituido en Allariz.

Un nuevo movimiento cultural intergeneracional se abre paso en Allariz. A Lavadora es el curioso nombre con el que se han bautizado un grupo de jóvenes que pretende llevar a cabo un proyecto de gestión cultural, con iniciativas artísticas, conciertos y conferencias. Como carta de presentación, esta asociación liderada por David Segade que está ultimando su sede física en el antiguo lavadero del camino de Os Caños, ha presentado al Concello que preside Cristina Cid un proyecto para dignificar las viejas paradas de autobús en el rural. "É unha idea que xa iniciamos a través de Pouvelle Studio, do que formo parte con Blanca Font, en Santa Mariña e Requeixo de Queiroás. Aquilo foi o xerme. A idea gustou e agora queremos darlle uso a estes espazos grises", resumía Segade, quien también ha firmado intervenciones en la calle de As Laxas o en el parque de Portovello.

El artista madrileño Nacho Nevado, conocido como Ampparito y que ha dejado su huella en paredes de Nueva Zelanda, Reino Unido, India o Italia, ha sido en encargado de inaugurar esta iniciativa alaricana con una obra que el mismo definía como "de camuflaje, de aposematismo", en los márgenes de la carretera OU-320 entre la capitalidad y Outeiro de Orraca. "Aquí, en el rural, es todo más cercano porque la gente no se lo espera. En la ciudad la gente está más predispuesta a ver arte. Aquí hay más desconcierto y eso activa la curiosidad", reconocía este joven que empezó con 18 años en el arte del grafiti utilizando "como campo de entrenamiento, como gimnasio" las paredes de las naves de su pueblo natal en Valladolid.

En plena polémica por el atentado contra el patrimonio realizado esta semana en la Catedral de Santiago, Ampparito se mostraba tajante: "Es algo que no tiene que ver con el trabajo que realizamos nosotros. Han usado la pintura, como le podían haber dado con un martillo", dijo.


Brocha y pintura plástica


La presencia de dos jóvenes, brocha en mano, no pasó desapercibida ayer entre los vecinos y caminantes de Outeiro de Orraca, quienes miraban con asombro y curiosidad esta explosión de color entre el gris del asfalto y el bosque de fondo. Una expresión artística a la que ya se han acostumbrado en Requeixo o Santa Mariña que, una mañana del verano pasado, amanecieron con la parada tuneada. "Isto era un pegote, así que cando o vin, pareceume unha sorpresa agradable", comentaba Domingo Quintana. "Un pouquiño máis xa campa", declaraba el nonagenario Antonio Calavid, quien muestra su pesar por la falta de autobuses para poder usarla. Y es que, a diario, el espacio apenas recibe a los estudiantes, como es el caso de Nerea Bretaña, quien puede presumir de tener una de las paradas más artísticas del municipio.

Desde el consistorio, el teniente de alcalde Bernardo Varela, destacaba la importancia de "darlle valor engadido ao entorno" y, al mismo tiempo, "canalizar unha cousa que podería xerar problemas en forma de expresión artística". Una vez completada la intervención en Outeiro de Orraca, la siguiente parada de A Lavadora será en O Mato.

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