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El temporal inutilizó captaciones de agua en los municipios que sufrieron incendios

CARBALLEDA DE AVIA (A VERONZA). 11/12/2017. OURENSE. La borrasca Ana deja un paisaje desolador en el pueblo de A Veronza, en el concello de Carballeda de Avia. Los cultivos se vieron enormemente afectados por la ceniza y la maleza que la lluvia arrastró, restos producto de los incendios que asolaron la zona el pasado noviembre. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera Cultivos afectados en Carballeda de Avia.

La lluvia que descargó la borrasca destruyó las barreras construidas tras los fuegos en Carballeda de Avia y O Xurés para  evitar la erosión del terreno

La tromba de agua que descargó la borrasca Ana sobre la provincia (116 litros por metro cuadrado en 12 horas en la ciudad) se llevó por delante las barreras que construyó Medio Rural en los montes afectados por la oleada de incendios registrada a mediados del pasado mes de octubre en Carballeda de Avia, Melón y parque de O Xurés, con el objetivo de frenar la erosión del suelo. "Además de las barreras, extendieron paja en el monte, pero la corriente la arrastró incluso hasta las casas. En el bajo de una vivienda tuvimos que retirar un camión de ceniza", apuntó el alcalde de Carballeda de Avia, Luis Milia

En este municipio, los arrastres de materia orgánica contaminaron la captación municipal "Está toda llena de ceniza. También tenemos un problema con los arrastres en todas las potabilizadoras", añadió el regidor, puntualizando que tras el incendios quedaron todos los manantiales y fuentes contaminados. "Tomamos medidas y los últimos análisis del agua nos decían que ya era potable, que ya lo podían consumir los vecinos. Ahora con esta tromba de agua volvemos a estar como cuando fue el incendio. Esto parece el cuento de nunca acabar", lamentó el regidor.

En Muíños, los arrastres de materia orgánica inutilizaron las captaciones que abastecen a los vecinos de Xermeade, Prado, Alvite, Picós y Porqueirós. El alcalde, Plácido Álvarez, ya se dirigió a la Xunta de Galicia solicitando ayudas para eliminar la contaminación y restablecer el suministro a los vecinos. 

En el limítrofe concello de Lobios, la alcaldesa, María del Carmen Yañez, aseguraban que el agua que cayó fue mucha y discurría con fuerza. "Arrastró las barreras para frenar la erosión hacia los ríos. Hubo muchos arrastres de materia orgánica", recordó.

Los arrastres de ceniza también se produjeron hacia manantiales de Castro Caldelas, Parada de Sil, Paderne de Allariz y Verín. El Colegio de Farmacéuticos realiza constantemente analíticas de agua para determinar su grado de potabilidad, trasmitiendo los datos puntualmente a los concellos.

Los técnicos de Medio Rural inspeccionaban ayer buena parte de las 20.000 hectáreas de monte carbonizadas en la oleada de incendios registrada entre el 14 y 17 del pasado mes de octubre. En el departamento que dirige Ángeles Vázquez reconocen que hubo zonas en que se produjo erosión porque llovió con mucha fuerza, pero sostienen que la mayor parte del terreno ardido se va a regenerar. 

Los miembros de la asociación Ríos Limpios no son tan optimistas y argumentan que la lluvia ocasionó un "daño gravísimo" en los montes devastados por el fuego. "A primeira capa do solo é vital para que o monte se rexenere e a auga destrozouna", apuntó uno de los ecologistas, Xosé Santos, puntualizando que los arrastres también llevaron contaminación hacia los ríos y manantiales.

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