BAIXA LIMIA

El Obispado desautoriza a un cura que amenazó con negar sacramentos a los feligreses, en Muíños

photo_camera La iglesia de Santa Maria de Souto de Limia requiere una reforma del tejado, cuyo mal estado provoca numerosas goteras.

El sacerdote firmó una carta en la que  les pedía 450 euros para reparar el templo y de no abonarlos, no recibirían ningún servicio que pidieran a la Iglesia

El Obispado de Ourense desautorizaba ayer a un sacerdote de Muíños, Miguel Sotelo, firmante junto a otros tres vecinos representantes del Consello de Economía de la parroquia de Souto de Limia (46 habitantes según el Instituto Galego de Estatística), en Muíños, de una carta enviada a los feligreses donde se advertía a los propietarios de las sepulturas del cementerio que, de no abonar la cuota fijada para la reparación del tejado, no obtendrían de la Iglesia ningún servicio religioso. "Canónicamente, no tiene fundamento que se ligue el recibir un sacramento estar al corriente de ningún pago. Se ha hablado con el párroco y se ha solicitado una rectificación", aseguraban fuentes del Obispado, a quien hace semanas se dirigió una feligresa para trasmitir el malestar generado entre algunos vecinos de Vilar de Cas que, junto con Guimil, conforman la citada parroquia.

Miguel Sotelo, que lleva 44 años de sacerdocio, la gran mayoría como misionero, reconocía que fue un "lamentable error" y que se debió trasmitir la necesidad de colaborar con la reparación "con otras palabras, pero ellos -por los vecinos- lo querían así y me dejé llevar". Una equivocación que también asumían desde la comisión parroquial cuya secretaria, Rosa Siota, explicaba que "era unha simple forma de presionar un pouco porque senón non se dan xuntado os 14.000 euros para o arranxo nin de broma. É moito diñeiro e nós somos unha parroquia pequena. Se alguén o necesita, por suposto que se lle vai facer o servizo relixioso!".

La polémica parroquial surgió hace un par de meses cuando, tras la llegada del párroco y en vista del mal estado del templo, y en especial el tejado por donde entra agua, convocó a los vecinos y se creó un Consejo de Economía para encargarse del papeleo. En una reunión, desarrollada el pasado mes de febrero, la comisión acordó que el propietario de cada sepultura debería abonar 450 euros.

Los firmantes explican que se escogió el mejor presupuesto para la obra y que la cuota se calculó con un "colchón" por si había alguien que no pagaba o teniendo en cuenta de que habrá titulares de nichos que no se localizarán, porque hay alguno que no se utiliza desde hace 50 años. "Aínda que digan que hai 44 sepulturas no cimiterio, activas haberá 35", explica Rosa Siota, que matiza que, de sobrar algo del dinero recaudado, "a igrexa necesita ventás, renovar a instalación eléctrica, os bancos e melloras no altar. E, si queremos arranxalo, hai que pagalo. ".

Y es que, además del "amenazante papel" -como algún vecino se refirió a la misiva-, un grupo de lugareños cree que la gestión tampoco ha sido la correcta. "Esto hay que hablarlo entre todos, ver las cuentas. Saber a quien le corresponde la reparación y no amenazar", comentó Francisca García. Otro vecino, José Antonio Rodríguez, explicaba como "a los 14.000 euros que dicen que cuesta la obra habría que restarle lo que se ha sacado por la venta de la leña del atrio (1.500 euros) y, de ahí, dividir entre el número total de sepulturas. Yo voy a pagar lo que me corresponde, no por lo que otros no van a pagar". "Son casi 150 euros menos que, nos tempos que corren, son moitos cartos!", calculaba una vecina que prefirió no dar su nombre.

En este punto, Siota matizó que "a xente non quere dar, porque o que quere dar, dá" y, coincidía con el cura al confirmar que más de la mitad de los propietarios ya han pagado y que esperarán a ver lo que hace el resto para ordenar los trabajos. "No pobo do lado, Farnadeiros, fíxose o mesmo e xa van a empezar o arranxo", lamenta Elvira González, que cree que el pueblo no está muy unido.

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