GRACIAS A LA FAMILIA SALESIANA

Juan Bosco, antes que Winston Churcill, escribió que la gran política (la gran pedagogía, decía Juan) consiste en prevenir y no en curar. Pasadas las fiestas de Don Bosco, como director de la Familia Salesiana de Allariz, Xunqueira de Ambía y Baños de Molgas, quiero dar las gracias y felicitar a todos los que simpatizan con el carisma de Don Bosco, a todos los que prefieren prevenir a curar, a todos los que viven con un corazón noble y generoso, como el de Juan Bosco.
Quiero dar las gracias a Cándido Pérez, que representa en estos lares a todos los que se educaron con los salesianos, y que han recordado estos días que 'la educación es cosa del corazón'.

Quiero dar las gracias a Marieta Fernández, que representa en las márgenes del Arnoia, a todas las personas devotas de la Virgen bajo el título de Auxiliadora, la advocación que más gustaba a Don Bosco.

Quiero dar las gracias a Camilo Rumbao, que dirige dos coros de cantores, que cantan porque saben que 'una casa sin música es como un cuerpo sin alma', que decía Don Bosco.

Quiero dar las gracias a Eladio Gómez, rector del santuario de Los Milagros, porque sabe que Don Bosco admiró a san Vicente de Paúl, y porque los paúles de Los Milagros empatizan con la Familia Salesiana de estas tierras.

Quiero dar las gracias a las Clarisas del monasterio de Allariz y a las Josefinas de Allariz, que siempre rezan por nosotros, y durante estos días también nos festejaron con sus cantos y su liturgia.

Quiero dar las gracias a Edelmiro Mateo, que en Verín, con su música y su vida, quiere irradiar la armonía y la vitalidad que bebió en las fuentes de Don Bosco.

Quiero dar las gracias y felicitar a todas las personas que participaron en las fiestas de Don Bosco, porque nos ayudaron a vivir la alegría del evangelio, según el estilo salesiano.

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