FAMILIA

80 años y cinco generaciones, en A Bola

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photo_camera Matías, con su padre Gabriel, Genma, María del Carmen y Concha, las cinco generaciones reunidas. (JOSÉ PAZ)

Ni "bisi", ni "tata". Concha López es la abuela. Así la llaman en casa sus diez nietos, pero también sus diez bisnietos y muy pronto seguro que lo hará también Matías, su primer tataranieto, con el que a sus 81 años cumple uno de sus sueños, salir en el periódico

En un momento en el que la baja natalidad es noticia día sí y día también en los medios de comunicación, llama la atención el caso de una familia de O Furriolo, en el concello de A Bola. A sus 81 años recién cumplidos, Concha López es la matriarca de una extensa saga compuesta por cinco generaciones. La última incorporación ha sido el pequeño Matías Pereira Fernández, que llegó al mundo el pasado 27 de mayo.

Les separan 80 años (los que tenía Concha cuando la hicieron tatarabuela) y tres generaciones con nombre propio: el recién estrenado progenitor, Gabriel Pereira de 21 años; su madre y ahora también joven abuela, Genma González de 42 años, y, la nueva bisabuela, María del Carmen García de 60 años. "Fíxome moita ilusión. Eu xa lle dicía a Gabriel que tiña que ter un neno pronto, que eu quería saír no periódico", reconocía Concha López, que ayer no dudó en hacer los más de 35 kilómetros que separan su casa en la ciudad de As Burgas con O Furriolo, donde reside parte de su familia, para posar para La Región.

Cara y cruz

Tranquilo y con los ojos bien abiertos, el pequeño Matías no perdió detalle de lo que sucedía a su alrededor en brazos de su abuela. "Cada uno tiene su ritmo de vida, pero yo estoy encantada de ser abuela tan joven. Yo hago mi vida y les echo una mano en lo que puedo", comenta Genma González, que a sus 42 años es consciente de que su caso no es muy frecuente en la sociedad actual. "Yo tengo amigas que acaban de tener ahora a sus hijos. Yo hoy sería incapaz de andar detrás de un niño de dos años, ya no tengo paciencia. Será que tuve tres hijos...", comentaba.

A quien le costó algo más hacerse a la idea de la llegada de su primer bisnieto fue a María del Carmen García. "Al principio, eso de ser bisabuela no me gustaba demasiado. Yo fui madre muy joven y sé lo que es eso. No quería que mi nieto pasara por lo mismo tan pronto", reconocía, sabedora de que, entre otras cosas, "se les acabó el salir. Ahora tienen otras preocupaciones, te cambia la vida", reconocía. Con todo, la "bisi" está encantada con el pequeño. "Lo veo poco, pero cuando estoy con él... ¡claro que lo cojo!", asegura.

Buena fe de ello daban ayer los jóvenes progenitores, Gabriel Pereira y Alejandra Fernández, que con paciencia escuchan consejos y recomendaciones de unas y otras. "Se lleva bien", declaraban los padres primerizos, que definían al pequeño como un niño muy bueno, "un santiño", decía la madre.

Extensa familia

La tranquilidad que caracteriza este típico pueblo del rural bolés, en un mirador natural hacia Celanova, se ha visto interrumpida por la llegada de Matías. Y es que su nacimiento fue una alegría para toda su familia, pero también en el pueblo donde hacía años que no escuchaban llorar a un bebé. "Hay una niña que tiene cuatro o cinco años", recordaban María y Brais Pereira, que con 14 y 13 años, respectivamente, se han convertido en tíos. "Estamos encantados", contestaban al unísono al ser preguntados por la llegada del bebé.

Con todo, Matías no es el benjamín de la familia. El pasado viernes, a Concha López le hacían de nuevo bisabuela. "Teño catro fillos, dez netos, dez bisnetos e un tataraneto", enumeraba orgullosa de su familia. "A ver que me din o luns en Aixiña por saír na Región!", bromeaba.

Y es que la matriarca disfruta pasando tiempo con los suyos, pero también ayudando a los demás como voluntaria de Aixiña y cuidando su pequeño huerto donde no faltan lechugas, pimientos y también varios pies de patatas. "Es que no para, ¡no la pillas en casa!", reconocía su nieta Genma González, que recordaba que cuando nació Matías estaba de excursión en Fátima.

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