ENTREVISTA

Javier Fernández: "Mi reto es un modelo que prediga el comportamiento de las estrellas"

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photo_camera Javier Fernández, investigador ourensano afincado en Taiwán.

Javier Fernández Fernández encontró al otro lado del globo un lugar donde poner en práctica sus conocimientos sobre telescopios y el escudriñamiento del Espacio.

Existe una distancia de más de 11.000 kilómetros entre Celanova y la isla pacífica de Taiwán, una cantidad minúscula en comparación con lo que nos separa de todas las estrellas del Universo; Javier Fernández lo conoce bien. Este científico ourensano encontró al otro lado del globo un lugar donde poner en práctica sus conocimientos sobre telescopios y el escudriñamiento del Espacio. Taiwán es su segunda patria, en agosto hará 10 años de trabajo enlaisla,en la que ya se ha asentado a nivel personal y donde espera el próximo nacimiento de su primera hija, cómo no, de madre taiwanesa.

¿En qué consiste su trabajo?

Estoy trabajando con un contrato posdoctoral en la National Tsing Hua University de Taiwán que está vinculado al proyecto TAT (Taiwan Automated Telescope), cuyo principal objetivo es la construcción de una red de telescopios ópticos automatizados en diferentes partes del mundo. De momento, hay cuatro instalados en Hsinchu (Taiwán), Tenerife, Maidanak (Uzbekistán) y Li-Jiang (China), que están dedicados a la fotometría, cuyos datos usamos para el estudio de pulsaciones estelares, de nubes moleculares y de búsqueda de exoplanetas. Más concreta- mente, mi trabajo se divide principalmente en dos partes: una en la que participo en la construcción y desarrollo de la red de telescopios, y otra que trata sobre el análisis científico de los datos obtenidos por esa misma red.

¿Qué utilidad tienen los estudios fotométricos que realizan estos telescopios?

La utilidad es científica y relativa al conocimiento que tenemos sobre las estrellas. Éstas son importantes en el Universo porque son los hornos en donde se crearon elementos pesados, como el oro o el hierro, a partir de elementos ligeros, como el hidrógeno o el helio. El estudio de las pulsaciones estelares es el único método que tenemos para estudiar el interior estelar, y es similar al estudio del interior de la Tierra con ondas sísmicas. Para los científicos es importante porque permite comprobar si los modelos teóricos del interior estelar que se proponen funcionan o hay que descartarlos, para lo que son indispensables observaciones constantes, precisas y libres de ar- tefactos, así que una red de telescopios idénticos es ideal.

Cita también las nubes moleculares y los exoplanetas.

Las nubes moleculares son nubes de hidrógeno interestelar en las que pueden formarse las estrellas. Nuestro grupo está interesado en el estudio morfológico de estas nu- bes con la intención de detectar alguna evolución en la estructura. El estudio de exoplanetas es una disciplina de la Astrofísica que tiene mucho tirón mediático actualmente, especialmente la bús- queda de un planeta que pueda albergar vida inteligente. En un ámbito más científico también tie- ne mucho interés para el estudio de la formación planetaria. ¿Qué tipo de estrellas pueden tener planetas? ¿Hay relación entre el tipo de estrella y los tipos de planetas que albergan? Son preguntas que nuestro grupo intenta contribuir a su esclarecimiento.

¿Cuáles son los retos de futuro en el estudio del Universo?

Aunque yo soy más un experto en estrellas que un cosmólogo, en este ámbito creo que uno de los retos más interesantes es descubrir qué son la materia y la energía oscuras, que son la mayoría de materia y energía presente en el Universo. También resulta interesante el reto de mejorar la Teoría del Big Bang, que aún tiene preguntas sin resolver, como qué ocurrió en el origen de los tiempos, cuando el tiempo era igual a cero, y antes. Hay mucha fantasía que contesta a esas preguntas, pero tienen fallos y aún no se sabe a ciencia cierta.

¿Y en el ámbito de las estrellas?

El reto principal es mejorar el modelo estelar teórico. De momento los modelos estelares fallan cuando se intentan calcular las frecuencias de pulsación estelar, es decir, el modelo físico no coincide con las observaciones. Esto es un reto muy complicado porque inf luyen gran cantidad de variables e incógnitas, pero es muy importante tener un modelo fiable que nos permita hacer predicciones sobre el comportamiento estelar, incluido nuestro Sol.

¿Qué capacidad de observación tienen los telescopios con los que trabaja?

Son telescopios Maksútov-Cassegrain con un diámetro de 9 cm y una longitud focal de 225 cm. Son telescopios pequeños, pero podemos obtener datos aceptables de estrellas de hasta magnitud 12, cuando el ojo humano puede distinguir estrellas de magnitud 6 como máximo. La razón es porque en un principio se buscaba un mayor campo de visión para poder observar más estrellas al mismo tiempo. Otra característica importante es que están completamente automatizados, esto es, realizan observaciones sin supervisión humana. Desde nuestro laboratorio solo tenemos que decidir la estrella que observar y cuándo queremos observarla, todo el proceso de ob- servación y reducción de datos se hace automáticamente por el ordenador que controla cada telescopio. Esto hace que en nuestro grupo nos podamos centrar más en los resultados científicos. En un futuro cercano, una vez que la red se consolide, los telescopios serán reemplazados por telescopios de diámetros superiores a 40 cm.

¿Por qué se escogieron estas cuatro localizaciones en esta red de telescopios?

Cuando se observa con un solo telescopio desde un mismo sitio, los datos no son continuos, porque las observaciones estelares son exclusivamente nocturnas. Esto, por ejemplo, es un problema para la búsqueda de exoplanetas, ya que la detección se basa en la observación de tránsitos, y puede ocurrir que el tránsito tenga lugar cuando es de día, con lo que es imposible obtener datos. Una de las maneras de solventar este problema es observar la misma estrella desde distintas partes del planeta y combinar los datos, evitando así los espacios diurnos sin datos. Nuestro próximo objetivo es construir otro telescopio en Estados Unidos, más en concreto en el Observatorio de Mauna Loa, en Hawai.  

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