ENTREVISTA

Pablo Montero: "Vamos con un beato y volveremos con un santo"

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photo_camera Pablo Montero junto a su mujer.

Pablo Montero Álvarez reside desde el año 2002 en la casa familiar de Faustino Míguez. Él es uno de los bisnietos de José Míguez González, hermano del escolapio.

¿Qué le contaban en casa?

Que era un hombre muy familiar, que adoraba a su madre y quizá fue ella la que le inculcó su fe, pero que también tenía su genio. Decían los escolapios que tenía un arranque muy gallego, luego se controlaba… Sobre los milagros, el de Chile fue tremendo. Intercedió por una mujer embarazada que tenía el hígado destrozado. Pero esta semana vino un matrimonio de Argentina que vivió de cerca el primer milagro, un muchacho parapléjico que se sanó nueve días después de que una monja le trajera una estampita.

¿Pensaron que llegaría a santo?

No, y porque él mismo decía que no era un santo, que eso eran cosas de los hombres. Por eso creo que a él no le gustaría todo esto. Yo lo veo como un honor, aunque si quiere que le diga la verdad, en el pueblo están más orgullosos que yo (risas).

¿Viajarán a Roma?

Si. Esta vez no sé como será, porque ahora las cosas están más difíciles por temas de seguridad. Pero estuve en la beatificación en 1998 y fue una alegría compartir ese momento cerca de Juan Pablo II. Ahora vamos con un beato y volveremos con un santo.

¿Quizás sea un buen momento para reivindicar su figura en su tierra?

Aquí no es reconocido por nadie, pero no importa, porque su figura y su obra no depende de lo que digan las autoridades de aquí. Lo que me da pena es que esto (el rural) se muere. Aquí viene gente de diferentes países del mundo y solo los recibo yo. No hay donde hospedarse, ni un negocio cerca, ni una promoción para poder utilizar a este señor como motor económico de esta desgraciada Celanova. Si este hombre hubiera nacido en otro lugar, la situación sería bien diferente.

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