El formidable éxito de "La gente feliz lee y bebe café" también habla español

Agnès Martin-Lugand se "pellizca" cada día para asegurarse de que "no es un sueño", y no es para menos, pues su debut literario con la novela "La gente feliz lee y bebe café" es la primera en saltar en Francia desde la autoedición digital al formato libro gracias a su formidable éxito.

Un éxito que continúa con la venta de los derechos de su novela a 20 países y a una productora de cine.

A Martin-Lugand la vida le dio un vuelco cuando el 25 de diciembre de 2012 colgó en internet su primera creación literaria, a medio camino entre "El diario de Bridget Jones" y "Love Story".

Esa ventana al mundo digital fue para ella un "trampolín formidable", dice en una entrevista telefónica con Efe desde Rouen (Normandía), donde nació en 1979 y reside con su marido y sus dos hijos.

Era el último cartucho que le quedaba por quemar a esta psicóloga clínica especialista en la protección de la infancia para dar una oportunidad a su sueño de ser escritora, tras las negativas que había acumulado de varias editoriales a las que envió su manuscrito.

"La gente feliz lee y toma café" no llega a las 200 páginas, pero nada más lanzarlo a la red empezó a crecer como "una bola de nieve".

Lo primero que hizo fue ponerlo a un precio de lanzamiento muy competitivo, a 0,89 euros, y luego pedirle a su familia, amigos y conocidos que lo compraran en esa primera semana, con el fin de darle visibilidad en la lista de los más vendidos.

Una lista de la que ya no salió y que llegó a encabezar durante semanas, lo que le facilitó firmar dos meses después, en febrero de 2013, con la editorial Michel Lafon, convertirse en la autora revelación y su novela en el fenómeno del pasado verano en Francia.

Y 2014 es el año de la internacionalización: primero salió en Holanda, después en Estados Unidos y ahora en España, donde con Alfaguara viajará también a toda América Latina.

"No me esperaba el día que puse mi libro en Amazon que se generase esta bola de nieve, me pellizco aún todas las mañanas para asegurarme de que es a mí a quien le está pasando todo esto", afirma, "estupefacta" ante esta "aventura extraordinaria".

La aventura literaria de Agnès Martin-Lugand, a quien comparan con Anna Galvalda -algo que a ella lejos de molestarle le "halaga", pues ha "devorado" todos sus libros-, comenzó con su maternidad.

Fue al dejar de trabajar para ocuparse de su primogénito cuando se dio la oportunidad de plasmar su "sueño artístico".

Lo primero fue encontrar una idea, y en su caso surgió viendo un reportaje en la televisión sobre un pequeño pueblo en la costa inglesa. Se preguntó: "¿qué llevaría a alguien como yo a enterrarse en un sitio como ese?". Y la respuesta le vino inmediatamente al mirar a su marido y su hijo: "solo si los perdiese a ellos".

Lo segundo fue encontrar a la protagonista, Diane, una mujer joven cuya vida parisina, en pleno barrio de Le Marais, donde gestiona con un amigo un café literario, da un giro radical al morir su marido y su hija en un accidente de tráfico.

A través de Diane, a quien enclaustra en una minúscula localidad de la costa irlandesa, con la molesta presencia de un irascible vecino, la autora recorre el doloroso proceso del duelo y el desconcertante renacimiento del amor.

Aunque a Diane, Martin-Lugand prestó mucho de sí misma, puntualiza que no es su "gemela", pero sí que podría ser "una gran amiga", hasta el punto de que confiesa "echarla de menos" y baraja escribir la continuación de "La gente feliz lee y bebe café".

Ahora espera la publicación, en apenas un mes y medio en Francia, de su segundo libro, "Entre mes mains le bonheur se faufile", otra historia de amor porque está convencida de que "es lo que nos hace vivir" y porque no concibe una novela "sin un corazón que late".

Consciente de su "suerte", trata de disfrutar esta "oportunidad" día a día, sin proyectarse en el futuro, abordando "cada proyecto, uno detrás de otro" e intentando "no defraudar" a sus lectores.

Siente "vértigo" y su forma de calmarlo es ante el folio en blanco. Ahora se lanza a la escritura de su tercer libro, pero "sin pretensiones". "Me digo que mañana todo puede terminar", concluye. 

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