PAPELES DEL ROCK

Morrison: la masturbación que no existió

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photo_camera Jim Morrison antes de un concierto.

Las instancias judiciales de Florida procesaron a Jim Morrison y pidieron una pena de cinco años de cárcel por un suceso que nunca tuvo lugar

Jim Morrison y su pareja, Pamela, habían regresado a Los Ángeles al mediodía del lunes 10 de marzo de 1969, hace hoy exactamente 50 años, tras pasar ocho días de vacaciones en Jamaica. Según se cuenta, ambos tenían idea de dejar el equipaje en casa e irse a almorzar una hamburguesa a un café cercano, pero… justo mientras estaban deshaciendo las maletas, llamó a la puerta una pareja de policías y un agente federal que le traían por segunda vez la notificación oficial de un tribunal de Florida que le había procesado por el delito de exhibición pornográfica y escándalo público. En opinión de toda la gente que vivía en aquellos días en el entorno más próximo de los Doors, así como de los miembros del grupo, en aquel preciso instante se inició la cuenta atrás del final de la historia de The Doors.   

El procesamiento de Jim Morrison por los delitos que le imputaba el ministerio fiscal del estado de Florida se habían supuestamente producido en la noche del sábado 1 de marzo de 1969, en el transcurso de una desastrosa y desafortunadísima actuación de los Doors en el Dinner Key Auditorium de Coconut Grove, Miami. La tristemente célebre actuación de la masturbación que nunca existió, en un escenario cargado de calor, tensión, alucinógenos, una banda sometida a una presión insoportable y un líder, Jim Morrison, en el escenario, inconsciente por los efectos de una borrachera espectacular. En ese momento, comienzos de 1969, The Doors son estrellas totales y absolutas del olimpo del rock en Estados Unidos. Sus discos alcanzan cifras de ventas absolutamente estratosféricas, cada concierto que hacen agota todo el papel nada más ponerse a la venta y nadie duda de que The Doors son en ese momento la banda más grande del rock americano. 

Nube etílica

Sin embargo, de puertas para adentro, la situación es mucho más difícil de lo que nadie podría imaginar. Jim vive en una suerte de nube etílica y narcótica de la que nadie, ni siquiera su pareja, Pamela, parece poder sacarle en ese periodo. De hecho, es justamente durante una violenta discusión entre Pamela y Jim el mismo día 1 de marzo, el día del infame episodio de Miami, cuando se empieza a originar el incidente. La noche anterior, 28 de febrero, The Doors habían hecho un concierto en el Bovard Auditorium de Los Angeles. A la mañana siguiente, todos se dirigían hacia el aeropuerto para tomar a las 12:00 de la mañana un avión que les llevaría a Miami, donde actuarían esa noche. Durante el trayecto, la pareja empezó a discutir acaloradamente y entonces Jim ordenó al chófer de la limusina que diera vuelta atrás y dejara a Pamela en casa. Jim volvió solo al aeropuerto, pero perdió el vuelo. Solicitó plaza en el que salía a las 17:45 de la tarde, con lo que llegaría a tiempo para la actuación. Para matar el tiempo, Jim se fue al bar de la terminal y empezó  a beber… hasta emborracharse completamente. Si a eso se le suma que durante las tres horas y media de vuelo siguió bebiendo, cuando aterrizó en Miami se encontraba en un estado en el que era imposible que pudiera hacer una actuación en condiciones mínimamente dignas. 

The Doors salieron y Jim Morrison, apenas consciente, ya que había seguido bebiendo en el backstage, destrozó las dos primeras canciones del show, “Break On Through” y “Back Door Man”, ante una multitud empapada en sudor, que se aplastaba casi hasta la asfixia hacia las primeras filas, -los promotores del show, gente relacionada con el hampa del narcotráfico, habían vendido 2000 entradas más de las permitidas - de las que había que sacar a cada minuto a chicas mareadas e inconscientes. 

Según se narra en la excelente biografía "Jim Morrison & The Doors: De aquí nadie sale vivo", de Jerry Hopkins y Danny Saugerman (Ed.Celeste, 1996), uno de los mejores libros que he leído en mi vida de cronista del rock, Jim empezó a hacer sus habituales monólogos, muchas veces parte de esa suerte de interpretación autodestructiva que enloquecía a sus fans y que culminaba desplomándose sobre el suelo como si hubiera recibido un disparo en la cabeza. Aquella noche, los speechs de Jim tomaron un tono mucho más radical, incluso agresivo contra el público. “¡Dejáis que la gente os pise! ¿Cuánto tiempo vais a dejar que os pisen? ¿O es que quizá os gusta? ¿Os gusta que os llenen la cara de mierda, sucios bastardos?” y prosiguió diciendo, mientras el grupo empezaba trabajosamente a tocar “Touch Me”: “No estoy hablando de ninguna revolución. Estoy hablando de divertirse, de bailar, estoy hablando de un poco de amor…. ¡Abraza a tu jodido amigo y ámale!”. 

Pero en mitad de la canción, Jim hizo un gesto al grupo de que parasen y empezó a decir, “No, mierda, no… ¡la habéis cagado! Mierda, voy a quitarme esto..” mientras se desabrochaba el cinturón y empezó a bajarse los pantalones. Vince, uno de los roadies de confianza del grupo, saltó desde el backstage, se abalanzó sobre él y le dijo: “Jim, por Dios, esto es Florida, podemos ir todos a la cárcel, no lo hagas” y le detuvo y le tapó con una camiseta cuando tenía ya los pantalones por las rodillas, aunque como llevaba ropa interior, fue imposible que se viera ni su pene ni sus genitales. El resto de la actuación,  se desarrolló entre varios enfrentamientos del público con la policía, lipotimias por el calor, intoxicaciones por drogas en mal estado y una atmósfera de, como se decía en aquella época, de “malas vibraciones” realmente irrespirable. 

A pesar de que eso nunca ocurrió, mucha gente, probablemente bajo el efecto de drogas alucinógenas, aseguró a la salida del concierto que Jim Morrison se había masturbado delante de ellos. Alguien se ocupó de que estos testimonios, por supuesto nunca contrastados y sin una sola prueba concluyente, llegasen a las más altas instancias judiciales del Estado de Florida, quienes procesaron a Jim Morrison y solicitaron para él una pena de cinco años de cárcel y diversas multas.

Juicios

Desde ese momento, todo se transformó en una pesadilla. Juicios, apelaciones, nuevos juicios, detenciones en aeropuertos, pago de fianzas, salidas de la cárcel, cancelaciones de conciertos… Tras meses y meses de problemas legales, en febrero de 1971 Jim Morrison decidió escapar de todo aquello y marcharse a Francia, conocedor de que no existía tratado de extradición en el país galo con los USA, y allí trató de recomponer su vida, escribiendo poesía, aislándose del mundo del rock, hasta que en la madrugada del 3 de julio de 1971… murió en circunstancias nunca aclaradas. 

Quizá la muerte hubiera aparecido ese momento con independencia de todo el affaire Miami dada su situación de drogadicción y potencial alcoholismo, pero… es opinión común de todos los que vivieron cerca de Jim Morrison en aquellos meses, que todo lo que se derivó del incidente de Miami afectó muchísimo a su ya de por sí inestable equilibrio psicológico y emocional, y que conscientemente o no, le hundió más todavía en la espiral de drogas y alcohol que muy probablemente, estuvo íntimamente relacionada con su trágico final en París. 
Y todo por una masturbación que nunca existió…

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