Ya hace mucho que, para nuestro beneplácito, la cultura salió de las élites. Sus diferentes manifestaciones en la música, por ejemplo, pasaron de ser disfrutadas por solo unos cuantos hasta llegar a todas las capas poblacionales, de forma independiente al nivel cultural, social y económico.
Buena cuenta de ello daba el jazz, ese estilo musical que encontraba a la música africana o al blues entre sus orígenes, que nació en Estados Unidos estando aún en el siglo XIX y que, ya en el XX se había expandido por todo el mundo.
Otros de los grandes exponentes de la cultura popular, o cultura pop, es el cómic. Si lo pensamos bien, las historietas gráficas de hoy encuentran su precedente en la mismísima Antigüedad, en las pinturas murales de las que se tiene constancia y que están datadas en tiempos del Antiguo Egipto. Fue ya con la expansión de la prensa, en el siglo XIX, cuando estas historietas comenzaron a vivir su esplendor, a evolucionar poco a poco hasta convertirse en lo que son hoy. Entre los destacados ejemplos, nos encontramos con el célebre Tintín.
En contra de los reaccionarios de la época, el cómic o el jazz, entre otros destacados ejemplos, trascendieron de aquello que estaba circunscrito a lo académico, a los supuestos letrados culturales que se sentían adalides de la cultura, los únicos capaces de crear algo que mereciera ser consumido, y no por cualquier persona. La cultura pop comenzó su expansión.
Los medios de comunicación
En la expansión de la cultura pop, precisamente, ha sido y es fundamental el papel de los medios de comunicación. En su momento fue la prensa escrita, el primer gran medio de comunicación de masas. Hoy, lógicamente, también hablamos del cine y la televisión, además de la radio. Todos, de una forma u otra, nos hacen llegar los patrones imperantes del momento.
El cine y la televisión, particularmente, muestran una evolución de esos patrones que es particularmente clara, visual, y que guarda relación no solo con la creatividad de los autores sino con el avance de la tecnología.
Por detenernos en un género concreto, habría que hacer un repaso de las mejores películas de terror de la historia (puedes echar un vistazo a este listado de películas). Desde el expresionismo de Nosferatu, el vampiro (1922) hasta falsos documentales como El proyecto de la bruja de Blair (1999) y hasta los remakes de otras películas como Pesadilla en Elm Street (2010), pasaron las famosas películas de serie B de los años 60, junto al suspense de Hichcock o la actividad y poderes paranormales en El exorcista o Carrie en los 70. Ver una película de terror de cada época es muy tentador para los amantes de este género en particular y del cine en general.
La fotografía
La cultura pop comenzó a vivir una segunda era con lo que podríamos considerar el medio de comunicación del momento: Internet. Más concretamente, con su uso generalizado. La Red, de hecho, revolución el concepto de comunicación de masas, y poco a poco se fue llenando de tanta información compartida a través de tan diferentes vías, que hoy en día el usuario está sometido a cientos de mensajes en el día a día.
Cobra sentido aquí la famosa frase “Una imagen vale más que mil palabras”. Y sí, medios de comunicación tradicionales que operan en Internet, así como los nuevos, tratan de llegar a los usuarios presentando un contenido muy visual, que llame la atención en los titulares y se haga muy amena en el contenido. Hasta el punto incluso de caer en la banalización, aunque eso da para otro debate.
Cuando algo debe llamar la atención debe ser creativo, original. Así pues, la fotografía artística ha llegado a alcanzado también nuevos límites de la mano de jóvenes profesionales como Alba Vera, que consigue realizar fotografías de boda originales. Las parejas que contraen matrimonio buscan precisamente eso, fotos que sean verdaderas obras de arte, que sean sumamente estéticas pero que, además, recojan la anécdota.
Los estilos de vida
La creatividad de los jóvenes autores ha supuesto para la cultura pop un hito a la altura de la propia generalización del uso de Internet. Éstos tardan cada vez más en incorporarse el mercado laboral, lo que facilita que dediquen mucho tiempo a crear productos culturales, además de consumirlos. Algunos, por otra parte, crean o se adscriben subculturas propias que tienden a alejarse de lo que gusta a la mayoría, de lo que se conoce como mainstream (corriente principal).
Así pues, por ejemplo, los tatuajes son símbolo de moda en el hombre y cada vez están más presentes en el cine y la televisión, cuando antes también formaba parte de lo underground. De hecho, los tatuajes en las estrellas de cine como símbolo de moda hacen que cada día sean muchos los que se sumergen en páginas como tatuajesparahombres.es.
Toda esa información, toda esa nueva tendencia cultural que tanto influye en los estilos de vida, tiene que circular a través de los medios, sí, pero a estos se tiene acceso a través de soportes concretos, como el omnipresente smartphone. Hoy en día forman parte del paisaje urbano individuos que portan no solo sus teléfonos móviles inteligentes, sino también los diferentes accesorios que, lógicamente, también siguen la tendencia. Es evidente que la tecnología también forma parte de la cultura pop, y que ésta cambia cada día.
Una marca de referencia en este aspecto es, sin duda, Apple. Entre sus últimas innovaciones el Iphone saca el conector de auriculares convencionales, por lo que ahora los auriculares iPhone (o cascos iPhone) van a través de bluetooth. Es una opción ideal para disfrutar de la música y de los contenidos audiovisuales en todas partes y de forma cómoda, incluso cuando se está corriendo en la calle o ejercitándose en el gimnasio. Por suerte, el usuario lo tiene ahora muy fácil para comparar las diferentes opciones y elegir el ideal, no solo en lo que respecta a la calidad-precio sino también, por supuesto, en cuanto a estilo.
