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20.000 euros por un vaso de agua medio vacío

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photo_camera Vaso de agua.

Prieto (1978, La Habana) dice, en una entrevista telefónica, que no le "afecta" el revuelo en la redes por su vaso, que se vende por 20.000 euros (unos 22.400 dólares).

Un vaso de agua medio lleno, un mándala de bragas rojas y una instalación de botes de pintura volcada en el suelo son tres de las más de dos mil creaciones exhibidas en ARCOmadrid 2015 y que vuelven a abrir el debate de qué es el arte.

Wilfredo Prieto, autor del vaso medio lleno, no vino a Madrid. Está inmerso en la preparación de una muestra sobre su obra que se inaugura en mayo en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) de la capital cubana en el marco de la Bienal de La Habana.

Prieto (1978, La Habana) dice, en una entrevista telefónica, que no le "afecta" el revuelo en la redes por su vaso, que se vende por 20.000 euros (unos 22.400 dólares). El "valor de la obra no tiene nada que ver con lo que cuesta, la especulación -afirma- no tiene relación con la calidad, aunque a veces se entrecrucen".

Explica que en su proceso creativo usa elementos "cotidianos", que están al alcance de cualquiera para generar una imagen "precisa" que traduzca la realidad en la que vive o una idea.

Alcanzar esa síntesis es "muy difícil", asegura, y a partir de ahí se puede generar el debate sobre el significado de la obra y su posible componente político, social o incluso filosófico.

Su obra, que está en el Pompidou de París y el Gugemheim de Nueva York, la sitúa en esta "época contestataria", de "rebeldía pasiva".

Y piensa que tener que aclarar ahora qué es el arte conceptual casi cien años después de que Marcel Duchamp revolucionase la escena artística al crear "La fontaine" ("La fuente") con un urinario equivale "a contar que la tierra no es plana sino redonda".

Pero esa educación artística es muchas veces necesaria. Lo constata Tiago de Abreu Pinto en ARCO, donde se ha visto obligado a contar el por qué de la obra a aquellos que han querido tocarla o beber su agua, expuesta en la galería española Nogueras Blanchard.

Y si de la obra de Wilfredo Prieto importa más el fondo que la forma, en la del colombiano Jorge Magyaroff es todo lo contrario.

En su instalación de la serie "No hay que llorar sobre la pintura derramada", hecha "in situ" para ARCO, "no hay mensaje", lo que importa es el "evento estético" que en este caso puede generar el "accidente" de que se vuelque un bote, señala Magyaroff (1979) a Efe en una entrevista en ARCO, en su primer viaje al extranjero.

Su proceso de creación nació hace cuatro años, cuando en un momento de falta de inspiración creativa cuando hacía pintura figurativa, lanzó caballete, lienzo y demás materiales a un rincón de su cuarto y al despertarse al día siguiente se sorprendió al descubrir la belleza y "la poética del accidente".

A partir de ahí, continúa, empezó a indagar en la extensión de la pintura hacia la escultura, por el brillo y la textura de la misma.

La obra se vende por unos 8.000 dólares (unos 7.100 euros) en la galería colombiana El Museo, y según Camila de Urbaneta la gente la encuentra "alegre", "diferente" y "divertida".

"Jocosos" e "irónicos" son los comentarios que escucha Fer Frances, de la galería española Javier López, sobre una de las obras de la serie "El origen del mundo", de la española Pilar Albarracín.

Es un gran lienzo de 3 x 3 metros en el que Albarracín (1968) compuso un mándala de bragas rojas sobre un fondo blanco. La serie se completa con otros con ropa interior blanca sobre fondo negro, negra sobre fondo blanco, pastel sobre pastel y otro multicolor, enumera Albarracín a Efe por teléfono desde su Sevilla natal.

El título de la serie alude al famosísimo cuadro "L'origine du monde" (1866), de Gustave Courbet, pero también al "origen de la vida" y a la "conexión con el cosmos" de los mándalas.

Y conecta, añade, con los fluidos del cuerpo: rojo para la sangre, blanco para la leche y el semen, negro para las heces, pastel para la piel y multicolor para celebrar la diversidad.

Como diversas son las más de dos mil bragas usadas que fue recogiendo de las mujeres de su entorno, y muchas aún guarda.

En su trabajo, que refleja su "visión positiva de las cosas", hay "humor" e "ironía", asegura, y precisa que para ella es importante "que la obra sea lúdica y que haga reflexionar".

Muchos de esos cuadros de arte contemporáneo con mensaje han estado cinco días en las paredes de ARCO, que se clausura hoy. Se codean con autores como Picasso, Miró Kndinsky y Basquiat.

También llamaron la atención la "Barbiburguer" de Mel Ramos, una "Marilyn crucificada" de Saskia de Boer, el perro de ganchillo "Vandoleiro" de Joana Vasconcelos, un abrigo de fibra de vidrio apoyado en la pared de Jaime de la Jara, un libro de Karl Marrk en un bolso de Louis Vuitton de Carlos Garaicoa y un inodoro de policarbonato multicolor de Matthew Darbyshire.

Obras para todos los gustos, pero no para todos los bolsillos.

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