LITERATURA

Víctor del Árbol, el autor que encontró en la Costa da Morte su Premio Nadal

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photo_camera Víctor del Árbol, reciente Premio Nadal por "La víspera de casi todo", durante su visita a Muxía. (EFE)

"Llevo años luchando contra el estigma de ser el policía que escribe y ahora el Nadal me ha dado la ocasión de demostrar que soy el escritor, y no el policía"

Bajo el cielo plomizo de su última novela, "La víspera de casi todo", y respirando la misma atmósfera en la que sus personajes huyen del dolor, el reciente Premio Nadal, Víctor del Árbol, confiesa que ya ha conseguido ser "el escritor que fue policía" y no el "policía que escribe".

Y lo afirma en Muxía, en plena Costa da Morte, esta zona que lo embaucó hace diez años y que ahora, libro bajo el brazo, lo vuelve a envolver en el ambiente en el que Germinal, Paola o Daniel (personajes de la obra) luchan contra su pasado para encontrar una salida para su presente, porque el futuro, en esta novela editada por Destino, parece quedarles demasiado lejos.

"Llevo años luchando contra el estigma de ser el policía que escribe y ahora el Nadal me ha dado la ocasión de demostrar que soy el escritor, y no el policía", afirma con rotundidad este catalán (Barcelona, 1968) que fue Mosso de Escuadra hasta 2012 y que ahora saca pecho y se siente "escritor" gracias al galardón que recibió en enero.

En esta historia de "exilios interiores y de personas que quieren borrar su pasado", Del Árbol hace bajar a los infiernos a sus personajes para luego, cuando el dolor es casi asfixiante, mostrarles que otra vida es posible. Aunque no sólo sus personajes sufren, sino que él también parece haberlo hecho a juzgar por los ocho kilos que ha perdido escribiéndola, según afirma.

Pero también le ha supuesto enfrentarse a sus "fantasmas", una confesión que hace casi a hurtadillas porque pese a ser una novela donde hay "mucho" de su vida, y donde el dolor ha sido un "condicionante", él prefiere pensar que esto no es "importante para la percepción del lector".

Y también prefiere decir que su estilo es "mestizo" y no que encasillen sus obras (tiene cuatro publicadas) en el género "policíaco" o "negro".

En cambio, y haciendo un símil con el "cine de Tarantino", considera que en "La víspera de casi todo" (que sale con una tirada en español y catalán de 25.000 ejemplares) él empieza a contar donde "los demás escritores acaban".

"El prólogo de mi novela -matiza- sería el final de una novela policíaca, y a mí me interesa la onda expansiva. A partir de donde acabaría una novela clásica es donde yo empiezo".

En esta obra coral, que viene precedida por otros éxitos como "El peso de los Muertos" (Premio Tiflos 2006) o "La tristeza del samurái" (éxito de ventas en Francia), Del Árbol ahonda también en la memoria histórica y sus consecuencias con dos personajes argentinos que buscan su pasado para saldar cuentas con el presente.

"No soy un escritor reivindicativo, pero lo he metido por muchas razones. Soy de la generación del 68 -cuenta- y en casa jamás se habló de política hasta el 23-F. Cuando el dolor se convierte en relato deja de importar, y eso me da dolor, por eso he creado estos personajes que pese al dolor tenían derecho a vivir".

Defensor del "derecho a ir despacio y profundizar" en su trabajo, Del Árbol también expresa que en la realidad que le ha "tocado" vivir "no todo se resuelve", por eso considera que "no tiene la arrogancia de tener respuestas para todo", sino "preguntas".

"Por eso -agrega- en mis novelas no hay certezas absolutas, hay preguntas" y con esto lo que busca es que el lector acabe "identificando" sus obras por "su voz", ese hilo narrativo que lo ha convertido en uno de los prestidigitadores de las letras con los sentimientos humanos.

Este "poeta frustrado", como así se califica, busca también en sus textos la "trascendencia de la palabra" y a modo de deseo apunta que su "vocación" como escritor es "tirar hacia la sencillez" cada vez más porque "ahí es donde está la verdad".

De cara al futuro, y aún con una larga promoción por delante con "La Víspera de casi todo", en librerías desde el 9 de febrero, Del Árbol está ya inmerso en la creación de una nueva novela con la que cambiará de registro.

En este sentido, y como adelanta bajo un cielo amenazante de lluvia, será una especie de "road movie" sobre "dos abuelos".

"Quiero demostrar que en la vejez también hay futuro", concluye este catalán al que el ser policía en otra vida le enseñó a "conocer" más de sí mismo.

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