Paul Dorochenko habla con la seguridad que le da la experiencia. Su sorprendente mensaje llegará mañana (20,15 horas) al Foro La Región. Serán en el Centro Cultural Marcos Valcárcel
Este fisioterapeuta deportivo, con nacionalidad francesa aunque nacido en Argelia, es la cara visible de un método de entrenamiento que trabaja un órgano: el cerebro. Utilizado sobre todo en tenistas, pero válido para otros deportes, 'Allyane' es un sistema de reprogramación cerebral que usa sonidos de baja frecuencia para influir en la parte emocional. Con ello se busca mejorar la técnica, corregir defectos y que ambas cosas se hagan de forma automática. Y permanente.
¿El método ‘Allyane' funciona?
Totalmente. Colocamos una imagen, un sonido y una vía en el cerebro del deportista. Esta asociación inédita de la imagen mental y de la estimulación permiten al cerebro memorizar el movimiento y transformarlo instantáneamente.
Y en la práctica, ¿da resultados?
Es el entrenamiento del futuro. ¿Por qué un deportista puede jugar bien el lunes y mal el martes? Esa parte del rendimiento se puede mejorar. El cerebro marca la diferencia para ganar torneos. Para nuestro cerebro, no hay diferencia entre imaginar y hacer.
Habla de la importancia neuronal. ¿Qué es el ojo director?
De los dos ojos que tenemos, solo uno es el fuerte, el predominante. Si eres diestro pero tu ojo director es el izquierdo, eres cruzado. Si coinciden ambas cosas, eres homogéneo. Para el tenis es mejor ser cruzado porque tienes mejor derecha. Federer o Nadal lo son. Ser homogéneo es más complicado porque tienes el golpe natural en el revés.
¿Afecta al comportamiento en otros deportes?
Por supuesto. Te pongo un ejemplo. En el fútbol, los delanteros y los porteros es mejor que sean cruzados, como Messi o Cristiano. No piensan tanto, son más emocionales. Por contra, los centrocampistas como Xavi o Iniesta son homogéneos. Juegan de forma más racional y analizando con mayor detalle el juego.
Por sus manos pasó Roger Féderer. Ni más ni menos.
Trabajé con él de los 17 a los 20 años. Federer tiene una motricidad inm
ejorable. Podría jugar a baloncesto, boxear, correr... y hacerlo todo bien. Pero era un chico emocionalmente inestable. Se enfadaba y rompía raquetas. Un psicólogo deportivo, un contrato millonario con Nike y su mujer, le cambiaron.
Usted tiene muy claro cuales son los parámetros fundamentales para destacar en el tenis.
Son seis claves. La primera es ser cruzado. Después ser el segundo hijo, porque el primero siempre está sobreprotegido. Y eso mata el talento. La tercera clave es que uno de los padres juegue al tenis. Sin olvidar la posición socioeconómica, que debe ser alta. Por último, influye el vivir cerca de un club de tenis.
¿Cuál es el futuro de su método de entrenamiento?
Continuamos trabajando con deportistas. Profesionales y amateurs. Pero además, estamos ampliando el campo de acción a enfermedades como el párkinson o los ictus, y a la fisioterapia, con la recuperación de los músculos de los deportistas.
