El cuadro ourensano cayó ante el Valladolid (68-70), después de un partido en el que mostró un nivel de juego demasiado irregular para poder aspirar a la victoria
El prometedor arranque del COB se diluye. Después de dos estupendas victorias, el cuadro cobista encadena ya tres derrotas que empiezan a cambiar el esperanzador ánimo del aficionado ourensano. La última, ante el Valladolid, ha sido también la más preocupante. Por juego y por sensaciones.
El arranque de partido mostró la mejor versión de los de García de Vitoria. Agresivos, acertados en el exterior con Arco y Edu Martínez y poderosos dentro con Fieler, la superioridad se plasmó en el marcador desde el inicio (16-8, min. 7). El cuadro cobista, mucho más intenso en las marcas que el Valladolid, volvió a mostrar su mejor cara, la que lleva la sonrisa a los aficionados, con la defensa como mejor baza. Pero en el momento que se destensó un poco, volvieron a aparecer lo mismos fantasmas que en los peores minutos de los dos últimos partidos. Como si se le apagasen las luces, llegaron los errores de concentración, un par de pérdidas tontas, la ausencia de Rivero en la dirección y el primer cuarto se terminó cerrando igualado (20-14).
Con estas sensaciones llegó el segundo cuarto. El Valladolid, más entonado, supo entender las debilidades del COB (20-18, min. 12). En el peor momento, un triple de Brown cortó el flujo ascendente de los visitantes, y permitió a los ourensanos reordenarse y recuperar sensaciones, ya manejándose en rentas cortas (28-24, min. 17). Era ya otro partido diferente. El Valladolid exhibiendo el poderio interior que prometía en la previa y el COB respondiendo a su manera, manteniendo l nivel en la intensidad defensiva, que maquilllaba un pobre juego ofensivo (con muchas dificultades de circulación). Esta igualdad quedó perfectamente plasmada en el marcador al descanso (31-30).
Tres triples del Valladolid al inicio del tercer cuarto permitieron a los visitantes ponerse por primera vez por delante del marcador y a la vez abrir una interesante brecha de +8 (35-43, min. 24). Rejón y Rivero exhibían galones, pero era insuficiente ante un Valladolid que, sin hacer demasiado, comenzaba a amenazar con romper el partido (40-49, min. 27). Una situación que atajó un Suka-Umu que vigorizó al COB para llegar al final del tercer cuarto con mejor cara (49-54).
El poderío físico del alero madrileño protagonizaba los mejores minutos del COB desde el primer cuarto (55-56, min. 32). Pero el acierto exterior vallisoletano les permitió reorganizarse y volver a poner las cosas cuesta arriba (55-63, min. 34). En este momento el partido entró en una fase extraña. Los porcentajes de acierto de ambos bajaron hasta niveles paupérrimos, los rebotes defensivos quedaban sin asegurar y el marcador apenas reflejaba movimientos (58-63, min. 37). Esta dinámica se mantendría ya hasta el final de un partido que desembocó en unos últimos segundos en los que el COB, penalizado por su escaso acierto de cara al aro, no pudo discutirle la victoria a un Valladolid que se mantiene invicto después de visita a Ourense. Tercera derrota para el equipo cobista, de nuevo muy irregular y en el que las sombras ganan, ya esta vez sí, a las luces en el balance final.
