La segunda etapa de la Clío Raid obligó a los equipos a superar 300 kilómetros en zonas de tierra dura y otras de arena que castigaron a pilotos y coches
La segunda etapa de la Clío Raid obligó a los equipos a superar 300 kilómetros en zonas de tierra dura y otras de arena que castigaron a pilotos y coches. "Fue una jornada dura. Subimos hasta una zona de 2.000 metros de altura, la temperatura es muy alta y las trampas de arena nos hicieron quedar empezados a todos los equipos", explica David Ferrer. "Más duro para el coche que para nosotros", añade Luis Aragonés.
Además del aliciente deportivo, la Clío Raid permite a los equipos conocer zonas inolvidables. "Estuvimos en el oasis más grande que he visto en mi vida", dice Ferrer. Pero lo que más está marcando al equipo ourensano son las personas con las que se encuentran. "La gente es en general muy amable. A un chico le dimos una gorra y puso la cara de felicidad más emotiva que haya visto nunca", explica Aragonés. Ferrer añade otro detalle: "Este debe ser el país con más niños del mundo. Haces una parada en medio de la nada y te ves rodeado por 300 niños".
La tercera etapa del desafío organizado por Chus Puras será más corta. "Nos toca ahora una etapa de 170 kilómetros entre pistas y arenales. El coche está respondiendo muy bien y solo tiene unas pequeñas pérdidas de agua en el limpiaparabrisas. Lo hemos revisado a fondo", comenta Luis Aragonés desde el campamento en el durmieron ayer.
