Estos dos árbitros ourensanos fortalecen su progresión en el mundo arbitral con un sobresaliente conjunto en el Molinón ante 5.000 personas
Suena el móvil. Los ojos de José Antonio Rodríguez Fernández "Josiño" (20/10/1990) se iluminan. Zulema González (8/4/1992) sonríe al recibir el mismo aviso. Con una semana y media de antelación, estos dos árbitros ourensanos del comité gallego serían los primeros en salir del túnel de vestuarios del Molinón en el partido destacado del Grupo II de Segunda división B la semana pasada.
Enfrente de ellos,el Sporting de Gijón B que jugaba como local y el Mirandés. Segundo contra primero. Un examen donde cada jugada se miró con lupa; cada decisión arbitral, con el reglamento en la mano; la seriedad, una marca diferencial para los delegados arbitrales y todo ello ante más de 5.000 aficionados. Lo fácil, hubiera sido ser "los malos" del partido. Lo difícil, que aprobaron con nota.
"Cuando recibí el mensaje de que nos había tocado el Sporting B-Mirandés fue una ilusión muy grande. Al Molinón,...", explica Josiño. Su línea asistente Zulema resopla antes de recordarlo: "¡Buf! Fue muy emocionante".
Reconstruyendo la previa del partido, Josiño admite que "ya había estado en el Molinón", pero para Zulema era la primera vez. Lejos de los campos de fútbol amateur, el protocolo para cambiarse en campos profesionales es distinto: "En algunos campos es la mujer, la que se cambia primero, o al revés. Pero siempre manteniendo la intimidad de todos. Sin embargo, en un campo de esta envergadura, nos podemos cambiar al mismo tiempo, en el mismo vestuario, pero en salas distintas", cuenta Josiño. Zulema es más exacta: "Cuando entras al vestuario tiene una pequeña salita y dos pasillos. Así que yo me cambié en uno y ellos (Cristian y Josiño) en otro. La ourensana "se sorprendió" al ver un mural llenó de fotografías de los árbitros que habían pitado en el Molinón. Buscó a Bernardino González, pero "no estaba".
Precisamente, la última vez que Bernardino González pisó el Molinón fue en enero de 2010 con el equipo gijonés en Primera división. Ocho años después y en el mismo punto, dos árbitros ourensanos invierten la historia. La de Bernardino era el ocaso de su carrera deportiva, la de Josiño y Zulema, no es más que el prólogo.
Y eso que el primer peligro llegó pronto. "El partido tuvo un condicionante y es que en el empate del Mirandés (1-1) en el minuto 25, un jugador de ellos propina un cabezazo a uno del Sporting al ir a coger la pelota al fondo de la portería y le muestro la roja", analiza Josiño. Zulema también lo vio claro: "Cristian estaba mirando para los banquillos por si pasaba algo, Josiño estaba apuntando el gol y yo observaba la jugada, cuando de repente digo por el pinganillo 'cabezazo, cabezazo' y ahí ya le muestra la roja". Lejos de ser reprobabados por los jugadores visitantes, el trío arbitral conoció en el descanso de primera mano que había sido justa la expulsión.
Ese cabezazo de un tahúr, marcó el partido. El filial sportinguista se aprovechó de un Mirandés exangüe y salió reforzado del partido siendo líder (3-1) de la categoría. Ni las crónicas, ni en las gradas se hablaba de los árbitros. "Es el mejor síntoma de que lo has hecho bien. Ya sabemos que el acierto es efímero y el error pendenciero", aclaraba sonriendo Josiño. Y Zulema refuerza su argumento: "Somos los únicos que estamos juzgados por el error, no por el acierto".
Sobre Tony Chapron
La actualidad manda y el árbitro francés Tony Chapron fue suspendido intemporalmente. El colegiado tropezó con un jugador del Nantes, en el partido contra el PSG, y le propinó una patada en un acto reflejo para después mostrarle la roja.
Los dos ourensanos son conscientes de "la presión que hay. Siempre se dice esa frase de 'Estamos a mil revoluciones en un partido', pero tenemos que tener la cabeza fría". Zulema y Josiño bromean entre risas por la extrañeza de la jugada: "Tendría que haber sido el jugador el que lo hubiera expulsado. Eso es agresión".
Amenazas a una compañera suya
Josiño y Zulema confiesan que "alguna vez" han tenido que lidiar con este tipo de actitudes. Los dos muestran su apoyo a la compañera, condenan los hechos y mandan un mensaje a los padres: "Deberían ser un ejemplo para sus hijos. Los niños son esponjas y absorven todo lo bueno y lo malo".
El arbitraje está clasificado en el cajón de los desastres, donde se guardan los peores estereotipos. Josiño, Zulema y Manuel Casanova Cudeiro, otro ourensano en Segunda B, recuperan el inconformismo de un colegio con "chispa". Guardan el silbato amateur para lucir la escarapela arbitral. Son de carne y hueso, con sus virtudes y sus defectos. Tienen sentimientos y unas madres maravillosas, que para nada merecen ser insultadas.
