Este fin de semana la noticia fue los improperios y amenazas de un padre a una colegiada en formación
Lejos de la calidad individual de cada jugador de fútbol, hay otro baremo que es el que hay que medir y, no es otro, que la educación deportiva que se le da a los jugadores de base.
De nada vale, que enjuiciemos al entrenador en determinadas circunstancias, si el comportamiento de los padres no es el correcto. Desde la grada, algunos pierden los papeles con facilidad. Con demasiada facilidad. Los jugadores de base no son más que niños que se empapan de todos los aspectos y las acciones que realizan los adultos.
Este fin de semana, la noticia deportiva fue los insultos y las amenazas de un padre de un futbolista del Pabellón. Ni el niño, ni la madre, ni el entrenador, ni el club tienen culpa de los improperios que lanzó el susodicho. La educación deportiva no es algo que se aprenda solo. Necesitas estar en un vestuario para vivirla colectivamente y, sobre todo y lo más importante, tener respeto. Está visto que algunos no lo tienen.
Esa joven árbitra tiene 20 años y el padre de la chica no se le ocurre insultar a jugadores de sus partidos. Prediquemos con el ejemplo, por favor.
