“Nunca imaginé la desaparición del CDO”

Raúl Rois García es historia viva de los últimos años del Club Deportivo Ourense, una entidad en la que hizo absolutamente de todo 

La primera impresión que uno se lleva al conversar con Raúl Rois García es que pese a que solo tiene 39 años -aclara que recién cumplidos-, es que se está hablando con una persona que ya ha llevado muchas cornadas en la vida. Y es que doce años en 'Casa Couto' como delegado del primer equipo de Club Deportivo Ourense y como administrativo dan para eso y para mucho más.

Sin embargo, pocas veces pierde la sonrisa, sigue fiel a sus ideas y mantiene un prudencial silencio cuando considera o no le interesa contar algo. Una de sus frases favoritas a día de hoy sigue siendo la de "no estoy autorizado a dar esa información". Pero si el hablara...

Sus primeros contactos con el mundo del fútbol fueron casi por casualidad, porque tampoco era el típico niño al que le apasionaba el deporte del balón. Y lo revive: "La primera vez que pisé el campo de O Couto tenía ocho años y recuerdo que llevaba puesto un traje inglés que me había comprado mi abuelo. Por aquel entonces mi padre era delegado con Jorge Bermello y me llevó. Claro, al ir con el delegado, pasé un montón de horas en el campo".

Y paradojas de la vida. Años después acabó trabajando en el club y además todos los fines de semana, durante diez años, siendo el delegado del equipo."Al principio empecé colaborando en el club pero con la marcha de José Ricardo Fernández al Leganés me quedé en su puesto. Recuerdo que el equipo estaba en Segunda B y que Antonio Teixidó era el entrenador, pero no tenía ninguna vinculación con el primer equipo".

Es empezar a recordar, y los recuerdos se le agolpan en su memoria. "Fueron muchos años, muchas vivencias, muchas situaciones". En lo deportivo se queda "con los dos títulos de Copa Federación y el último ascenso a Segunda B. En lo extradeportivo, con la cantidad de amigos que vas haciendo, muchos de ellos van a serlo ya para toda la vida".

Y todos los años, el club con problemas: cortes de luz, de agua, teléfono, sin cobrar... "Sí, para mí eso fue lo más denigrante que puede vivir un empleado dentro de su empresa, no se lo deseo a nadie".

Y añade "¿Acostumbrarse? No lo sé, es verdad que el CDO siempre anduvo dando tumbos pero yo llegue en la peor época. Antes, aunque económicamente se andaba mal, se iba pagando y además se jugaban fases de ascenso a Segunda A y se ganaban".

Y la desaparición del club, lo peor: "Fue un poema. Realmente nunca creí que fuera a desaparecer, no se me pasaba por la cabeza aunque cuando se consumó el descenso administrativo comprendí que se había acabado todo".

¿Y no piensa que se hizo muy poco para salvarlo? "No sé si poco, lo que sí sé es que no se quiso hacer lo suficiente para salvarlo por parte de todos. Yo siempre dije, y lo mantengo, que CDOU era viable, eso sí, con los pies en el suelo, no puedes ganar 5 y gastar 6".

Fueron muchos días y muchas horas en un campo al que no ha vuelto: "No, desde que entregué las llaves no he vuelto por allí. No sé lo que sentiré el día que vuelva por allí".

Respecto al ajetreo del día a día, los partidos, los viajes..., señala que "con el paso del tiempo lo vas asumiendo aunque he de reconocer que en mi cabeza todavía hace unos días que pasé página y poco a poco intento hacer otras cosas".

Y termina hablando de la Unión Deportiva Ourense: "Me parece bien aunque para los románticos como yo el CDO ha desaparecido".

"¿Si lloré alguna vez. No soy una persona que llore fácilmente pero el día del descenso en O Couto contra el Alcorcón sí, y este año ya no, llegué al final sin lagrimas".

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