ENTREVISTA

Toda una vida dedicada a correr detrás de una pelota

OLI
photo_camera Marcos Oliveira.

Marcos Oliveira va camino de batir récords ya que lleva 34 años jugando al fútbol y amenaza con seguir todavía algunos más

Podría decirse que en su futuro estaba predestinado que tendría que ser futbolista. Su abuelo Antonio, en la actualidad con 98 años, que fue el primero de la saga, su padre Antonio jugó en diferentes equipos del fútbol provincial, conocido como el Negrito Oliveira, así que el protagonista de la entrevista no podía romper con la tradición familiar. Y no lo hizo. Además sus dos hijas, Nahir y Aroa siguen sus pasos. La mayor juega en el filial del Cidade das Burgas y entrena un equipo de niñas de la base. La pequeña lo hace en el equipo infantil además de ser la imagen de la parte trasera del autocar en el que viaja el primer equipo. Se trata de Marcos Oliveira, uno de los rostros más conocidos del fútbol provincial, un jugador que en pocos campos pasa desapercibido.

Con 5 años comenzó a correr detrás de una pelota Oli, como le llaman la amplía legión de compañeros con los que jugó. Fue en el desaparecido Asunción y desde entonces hasta hoy han pasado 34 años..."La verdad es que no me parece que sean tantos años, casi parece que fue ayer".

En la actualidad juega en el Nogueira de Preferente, pero ni se plantea la retirada: "De momento no. Siempre dije que cuando no tuviera ilusión lo dejaría, por el momento me respeta el físico que también es importante y mantengo la ilusión intacta como el primer día, aunque tengo claro que la despedida cada día esta más cerca".

Pasó por todas las categorías de CDOU hasta su filial pero no llegó a debutar en el primer equipo, aunque debió ser el jugador que más cerca estuvo en la historia del club. Estaba el Ourense en Segunda A y jugaba con el Lleida. Oli recuerda el resto de la historia. "Llevaba 15 días entrenando con el primer equipo, jugaban un miércoles a la noche en O Couto y esa semana me dijeron que iba a jugar (Rodríguez Vaz era el técnico), incluso me hicieron las dos camisetas con mi nombre, y el número 29 que guardo de recuerdo. Fui concentrado pero dos horas antes apareció Quique Estebaranz que estaba enfermo y jugó, y yo me fui para la grada". Algo difícil de entender: "fue el palo más grande que me llevé en el mundo del fútbol, me robaron mi sueño. Me ilusionaron y me lo quitaron de un plumazo, pero bueno al menos me valió para entender lo que es el mundo del fútbol y sobre todo a nivel profesional".

Pasó 20 años de su vida en el seno de CDOU y todavía a día de hoy le cuesta entender que no exista: "Para los que pasamos tanto tiempo en esa casa es algo muy triste. Además nunca entenderé como una ciudad como Ourense deja morir a su equipo más representativo, no lo entiendo por mucho que pretendan justificarlo".

También desgrana como ve el nacimiento de la Unión Deportiva Ourensana, "esta bien, por lo menos empezaron algo nuevo, pero ya no es lo mismo. Por mucho que se quiera asociar al antiguo club nunca será igual, la historia que tenía el Club Deportivo Ourense se murió para siempre".

En los más de 30 años que lleva jugando al fútbol, ¿habrá cambiado mucho?. "Ha mejorado los campos, las instalaciones, material, pero creo que ha empeorado en las ganas y la ilusión de la gente. Yo veo a los chavales que empiezan, muchos con unas condiciones enormes y tengo yo más ilusión que ellos".

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