El ourensano Diego González López y doce amigos vivieron el debut de España ante Portugal en Sochi en "una experiencia única"
España juega hoy su último partido de grupos en el Mundial ante Marruecos. El préstamo del "Teléfono Rojo" de Xabier R. Blanco sirve como confesionario. Al otro lado defendiéndose de las preguntas y celebrando los goles de España está Diego González López. Un ourensano que viajó a Socchi para vivir en primer persona el debut de la selección en la cita deportiva.
"Organizamos el viaje mediante una agencia. Se trataba de un viaje de Trece Amigos Reunidos (TAR), y así fue, todos nosotros invitados al Mundial de Rusia", explica el ourensano. En la maleta todo lo imprescindible para pasar el trámite. Pasaporte, la camiseta de España, pantalones cortos y toda la documentación necesaria para lograr el pase a los estadios. "No voy a decir cuánto nos costó, pero no es barato". Esboza una leve sonrisa tras la experiencia. Y quiere justificarse: "El evento merecía la pena. Se trata de un partido de Mundial, y en este caso, un Portugal-España es un gran duelo para tratarse de una fase de grupos".
A media tarde del viernes 15 de junio, la Fan Zone ya estaba llena. "Nos encontramos a aficionados de todas las selecciones y se vivió un gran ambiente". Sonó el himno español y luso antes del partido en el Estadio Olímpico de Sochi. Hasta el momento, sin noticias de los ultras rusos en la conversación. La violencia sobra. Ni nombrarla. "Nosotros no vimos ultras. Nada, ni rastro de ellos. Ni tan siquiera algunos radicales que desestabilizasen el ambiente. Nada de nada. Todo muy cordial y tranquilo". El mayor miedo del fútbol mundial respondido con una ofensiva de Putin y sus cuerpos de seguridad. Chapeau.
El partido
"El ambiente en el estadio era espectacular. Vibras cada segundo, cada jugada y cualquier momento lo vives como si fuera una final. Además, según como transcurrió el partido... Las emociones fueron una montaña rusa", analiza Diego el empate (3-3) entre Portugal y España. Se abrocharon el cinturón de seguridad cuando marcó Cristiano Ronaldo de penalti. Soltaron adrenalina con el gol de Costa, se volvieron a proteger con el doblete del luso y levantaron los brazos y gritaron como si estuvieran en la atracción con el gol de Nacho de la presumible remontada. ¿Y después? "Un sabor agridulce, la verdad. Que nos empataran cerca del final del partido, nos afectó, pero nos marchamos contentos por el ambiente y las sensaciones del equipo que se supo reponer por dos veces a los resultados adversos". Antes de abandonar el estadio, unas fotografías para la familia. Los trece amigos se bajaron de "la montaña rusa" en la que se convirtió el primer partido de Hierro al frente de España.
La palabra con la que resume el partido es "fiesta". Aunque la polémica en la portería estaba servida. No había bromas en el vestuario español con el tema De Gea: "Teniendo en cuenta que jugué al fútbol durante muchos años, y sé que estas cosas pasan, es un error muy grave. Es una cantada. Pero puede pasarle a cualquiera. Hay que confiar en él. Sabemos que es buen portero". De las dudas y la cabeza mirando al suelo del primer partido de De Gea a la inseguridad en sus acciones ante Irán. El ourensano defiende la continuidad del portero del Manchester United.
Ducha y a la calle. Durante los tres días en los que estuvieron, la agenda estaba apretada. "Teníamos que aprovechar el tiempo. Hicimos una excursión a la montaña para ver a gente autóctona de la zona y probar su té negro. Muy famoso en Krasnodar". La maleta de Diego volvió llena de recuerdos de una experiencia única. Vivir un Mundial en primera persona. Confiesa que "hemos tenido mil anécdotas", pero no profundiza ninguna.
La vuelta
Tres días y más de 10.000 kilómetros en avión. La pasión con la que los trece vivieron el Mundial es algo que se llevarán en sus memorias y en sus maletas. La llamada llega a su fin con la noticia de un argentino ue sancionado por ultrajar a una aficionada rusa haciéndole decir cosas obscenas mientras la grababa. "Esas cosas hay que erradicarlas", confesaba el ourensano.
Las fotografías agradecen una charla que genera envidia. Demasiada. Sobre todo si solamente estás en el sofá viéndolo por la televisión. Toca colgar y bajarse de la "montaña rusa". Vuelta a la realidad. Juega España.
