DERBI EN ESPIÑEDO

Y al final... ¿Suerte?

CARBALLIÑO, OURENSE 17/2/2018 Futbol Arenteiro. Ourense CF, foto Gonzalo Belay
photo_camera El árbitro enseña una tarjeta al lateral pontino Murilo en el derbi de Espiñedo.

El derbi se resume en los lamentos del Arenteiro y la efectividad del Ourense CF

El fútbol es así. Puto, vengativo e injusto. Es el único deporte en el que el mejor a veces no gana, que se lo digan al Arenteiro. El equipo carballiñés dominó el balón durante todo el partido, con llegadas al área rival (algunas clarísimas) y con acciones combinativas de verdadero fútbol, pero se  fue de vacío. 

Al otro lado, un Ourense CF con una organización milimétrica y con tres delanteros que son fantasmas. Aparecen y desaparecen cuando quieren. Ahora sí, ahora no. No están, pero su sola presencia intimida. Edu Otero, Renan o Monti atrapaban la pelota para darle dosis de fútbol al equipo de Fran Justo. Los pontinos tienen algo que los carballiñeses no poseen, al menos en estos momentos. Un muro en la portería y un póquer de jugadores que tienen la portería entre ceja y ceja. Saben perfectamente donde está y tienen un radar que salta al acercarse al área.

 El mejor ejemplo fue Monti. En la primera mitad, se le esperaba, pero no se prodigó mucho en ataque porque Rubén Arce estaba haciendo un estropicio. ¡Qué día de Murilo! Sin embargo, el delantero pontino aprovechó un mal control de Portela para disparar. Y fue al palo. Ya avisaba el Ourense CF.


Las ocasiones falladas del Arenteiro son la mejor radiografía para describir la mala racha del equipo


 

El sol se escondía y aparecía el frío en Espiñedo. La afición local se ilusionó cuando un impulsivo Renan 'calzó' de forma agresiva a Pana en el lateral izquierdo. Expulsión. Clara. Sin duda. Todos lo atestiguan. Una falta que dejó al lateral verde lesionado y con mal cuerpo. No hay repeticiones, pero fue escalofriante.

La balanza oscilaba del lado carballiñés. Uno más, la afición volcada y una racha negativa que romper. Nada. No pasó nada de eso. La inferioridad benefició a un Ourense CF defendiendo cómodo su territorio y encontrando en Lamelas el as para completar el póquer de jugadores "gol".

El delantero pontino sacó provecho de un rebote, lanzó, con suspense, repelió el palo y Víctor Gallego empujó sin más. Así fue el gol. Cuatro líneas que describirían el partido si no fuese por las ocasiones del Arenteiro. 

Íker Hurtado tuvo la primera. Paró Michi. Rubén Arce decantaba el ataque carballiñés y ponía el balón en la escuadra. Paraba Michi. Mismo protagonista, distinto escenario. Arce se encontró con el portero pontino regatea, se acomoda el balón, piensa, dispara y salva Geno bajo los palos. Esta es la radiografía de un Arenteiro sumido en una racha negativa. Un equipo con fútbol al que le falta gol. Tal vez sea por miedo, por dudas o por la simple razón de "mala suerte". Pero lo cierto, es que el Ourense CF es todo lo contrario. Poco fútbol combinativo y chispazos en un ataque que es demoledor. Son fantasmas, pero cuando aparecen lo hacen para inquietar y asustar al rival. 

Y al final, lo que importa en el fútbol es meterla. Es la esencia del éxito y sino, no disfrutas.

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