ECONOMÍA

El 155 también es para reflotar la economía

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photo_camera Artículos a la venta en una tienda de souvenirs de Barcelona.

Uno de sus objetivos es “parar una serie de efectos económicos de impacto y magnitudes gravísimas para Cataluña y para el interés general de España”. Todo un reto para la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. 

Si bien pasa inadvertido ante otras medidas políticas, la aplicación del artículo 155 en Cataluña se fundamenta sobre la necesidad de “parar una serie de efectos económicos de impacto y magnitudes gravísimas para Cataluña y para el interés general de España”. Tiene su lógica, tanto por el impacto directo del procès en la economía catalana -comercio, turismo, hostelería, venta de automóviles, transportes e inmobiliarias ya acusan problemas importantes- como por el aplazamiento de las inversiones y la incidencia que tiene la economía catalana en el conjunto de España, ya que aporta un 20% de su PIB.

Todo lo que sea negativo para Cataluña lo es para España. El Gobierno de Mariano Rajoy calcula que el frenazo será de ocho décimas respecto al año actual, con lo que la economía española solo crecerá un 2,3% en 2018. A su vez, el BBVA ya anticipó que la crisis catalana podría obligar a recortar al menos tres décimas su previsión de crecimiento económico para España en 2018, lo que supondría la pérdida de unos 3.400 millones de euros.

El traslado de unas 1.700 sedes sociales y fiscales, siendo importante, no es lo que surte más efectos económicos y laborales a corto plazo. Pero otros factores de inestabilidad sí, de ahí la importancia de una buena gestión económica de esta crisis política.

Parece prioritario actuar sobre el comercio y el turismo -según la patronal catalana Fomento del Trabajo, las reservas hoteleras han caído cerca de un 30% el último mes-, lo cual va a exigir recuperar la confianza en Cataluña, dentro y fuera de España.

Ironías de la vida, una vez que la patronal RetailCat, que agrupa a comerciantes, restauradores, hoteleros y gerentes de apartamentos turísticos de Barcelona, informó de que los ingresos de sus negocios han caído entre un 20% y un 30% en lo que va de mes, las grandes organizaciones independentistas llamaron a sus millares de asociados a llenar “bares y discotecas” para “cargar pilas”, ya que consideran que en los próximos días habrá que salir a la calle a defender la república catalana. “Guardemos energías”, dicen.

Las elecciones catalanas, el 21 de diciembre, llegarán justo con las Navidades, por lo que para entonces empresas como Freixenet o Codorniú ya sabrán cómo respondió el mercado español ante el cava, objeto de una fuerte controversia.

Tal vez un buen indicador de cómo se endereza el rumbo económico de Cataluña sean las ventas de vehículos, que también han caído este mes un 30%, según la patronal de los concesionarios, Faconauto. Ahí se verá no solo cómo está la confianza de los catalanes sino cómo fluye el crédito.

Fuera de España habrá que estar atentos a la lectura que hagan las grandes multinacionales y los fondos de inversión. Solo Alemania tiene operativas en Cataluña unas 1.300 multinacionales, algo más de la mitad de todas las que posee en el conjunto de España. Sus inversiones, paralizadas o ralentizadas, serán también importantes para la recuperación económica.

También trabajan a fondo en este frente desde la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiRef), sin conclusiones definitivas, según ha sabido este periódico. La hipótesis de una recesión en Cataluña debería despejarse si el equipo que coordina Soraya Sáenz de Santamaría acierta en la aplicación del artículo 155 pero no está descartada por los expertos, al menos con carácter transitorio.

@J_L_Gómez

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