ECONOMÍA

Baja la presión sobre las multinacionales

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photo_camera Sede central de Google, en Santa Clara, California.

Mientras que las multinacionales se enfrentan a tipos impositivos nominales del 10% o el 12,5% en países como Bulgaria e Irlanda, los mismos ingresos se gravan al 35% en Malta y al 33% en Francia.

E l Instituto de Economía de Barcelona (IEB) ha analizado la evolución de los impuestos de sociedades en Europa, lo cual le permite constatar criterios dispares en el impuesto, con países que gravan los tipos impositivos nominales al 10% y otros que lo hacen al 35%. Según una de sus conclusiones, las pérdidas en recaudación por estrategias de elusión fiscal se calculan entre los 100 y los 240 mil millones de dólares al año.

El documento del IEB, titulado Tributación, multinacionales e inversión extranjera directa, analiza la política de los países de la Unión Europea en materia de tributación de las multinacionales. Un panorama que, como advierte su investigador Jofre-Monseny, “suscita inquietudes entre la opinión pública”, a raíz de casos como los de Apple, Google o Amazon, que “pagan una factura fiscal sorprendentemente baja en España”.

Pero no sólo cabe mirar con lupa a las multinacionales extranjeras. Si bien el IEB no es tan explícito cuando habla de las empresas de casa, no es menos cierto que el que más y el que menos hace lo que puede. El resultado es que la tributación por Sociedades se ha venido abajo en España, primero con el pretexto de la crisis y ahora no se sabe bien por qué. Tanto es así, que no es exagerado afirmar que el déficit público se disparó al hundirse la recaudación del impuesto de Sociedades. Durante varios años se recaudó la mitad que en 2007, el último año de bonanza.

Visto con perspectiva europea, la economista Valeria Merlo observa que la tendencia común es la de reducir la presión fiscal sobre las empresas, al margen de la ausencia de un impuesto único. De hecho, la media del tipo impositivo nominal para el impuesto de Sociedades se ha reducido desde el 30% en 1996 hasta el 19% en 2014.

Supuestamente, los gobiernos actúan así para que sus países sean más competitivos en un contexto de mayor movilidad del capital y de globalización de las multinacionales pero lo cierto es que las consecuencias en los ingresos públicos se traducen en más austeridad presupuestaria y mayor desigualdad social. Algo lógico, si se tiene en cuenta que las políticas gubernamentales han propiciado una rebaja de 11 puntos en el tipo impositivo en los últimos 20 años, lejos de armonizar criterios.

¿Qué pasa en EE UU? Según Daniel J. Wilson, investigador del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, la presión fiscal presenta “importantes diferencias” según el estado. “Algunos estados exigen que cada filial presente sus declaraciones por separado y tribute según sus beneficios en la zona; otros exigen que la compañía presente una única declaración, y, finalmente, otros dan a elegir a la empresa”, explica. Cada compañía acaba aportando impuestos a los estados en los que tiene presencia a través de una fórmula de reparto, que tiene en cuenta tres variables: personal, activos fijos y ventas de la empresa en cada estado.

En Europa, según Simon Loretz, investigador del Institute for Advanced Studies, los países de la UE ya no pueden ofrecer condiciones especiales en materia tributaria a las empresas extranjeras, pero sí pueden introducir cambios en la definición de las bases imponibles para que la carga tributaria de las empresas con mucha movilidad sea más baja. Estas medidas, sin embargo, no repercutirían sobre las empresas nacionales sin opción de abrir mercado en otros países, que seguirían con tipos impositivos elevados.

@J_L_Gomez

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