Competitividad en el porcino

Los franceses tuvieron que recurrir a la destrucción de camiones de carne española para luchar contra su ineficiencia productiva

Durante los último años, ya se había convertido en habitual la imagen de cargamentos españoles de frutas destruidos por los agricultores franceses en el primes semestre del año cuando algunas producciones españolas coincidían con la salida al mercado de sus cosechas, todo ello en medio de las protestas españolas ante las autoridades francesas y comunitarias y la indiferencia de ambas ante tales acciones. En las últimas fechas, esas acciones se han extendido a otros sectores como en porcino, con la destrucción de varios cargamentos de carne. En este caso, no es por la entrada en los mercados de una nueva cosecha, sino simplemente ante la existencia de una cabaña ganadera menos eficiente en ese país, que no abordó su reconversión y, en consecuencia, menos competitiva que la española en unos mercados globalizados.

En los años ochenta, antes del ingreso de España en la Unión Europea, nadie daba un duro por el sector español del porcino marcado por la existencia de la peste porcina. Sector y Administraciones trabajaron muy duro, tanto para superar ese problema sanitario, como para proceder progresivamente a un proceso de ajuste y reestructuración de las explotaciones para lograr una mayor competitividad en unos mercados que ya apuntaban a una mayor globalización. Ese proceso supuso el paso de cerca de 200.000 explotaciones, en su mayor parte familiares, a las 80.000 que se estiman en la actualidad, con un claro predominio de las grandes granjas y los grandes grupos. El sector ha duplicado en este periodo su producción para situarse en la actualidad en un censo de 26 millones de animales, el sacrificio anual de 43 millones de unidades y una producción de casi 3,7 millones de toneladas.

La exportación ha sido y se consolida como uno de los grandes logros del sector de porcino con la apertura y consolidación de nuevos mercados, tanto en la Unión Europea como en terceros países, compitiendo con los dos grandes productores mundiales, como son China y los Estados Unidos y ocupando el cuarto lugar en el mundo por detrás de Alemania. La exportación, animales vivos, carne, productos derivados y elaborados de calidad y precio y hasta los subproductos, suponen aproximadamente el 43% de la producción con más de 1,5 millones de toneladas. De ese volumen , el resto de la Unión Europea, como sucede con la mayor parte de los productos alimentarios, por cercanía y consumidores con recursos económicos, se mantiene como el principal mercado, con un volumen de 1,1 millones de toneladas, mientras fuera de la UE destacan los aumentos de ventas en terceros países en Asia con incrementos anuales que llegan a superar el 30%.El cierre de fronteras ruso para España, mucho antes del veto últimos a toda la Unión Europea, obligó al sector a un esfuerzo para la apertura de nuevos mercados que hoy son clave para mantener los niveles de producción y como apoyo a los precios.

Entre los países comunitarios, España es el principal proveedor de carne de porcino a Francia, con un volumen de unas 350.000 toneladas que suponen la mitad de todas las importaciones de porcino que lleva a cabo ese país y donde, en las últimas semanas, los ganaderos han acudido a las agresiones de cargamentos de camiones con carne de porcino por considerar que estaban perjudicando sus intereses en ese mercado. Francia, con una producción de carne de porcino de 1,9 millones de toneladas, no acometió en su tiempo el proceso de reconversión llevado a cabo en España, razón por la cual, en este momento se halla en una situación de menor competitividad ante los ganaderos españoles. La caí da de los precios del porcino en los últimos tiempos ha sido general para todos los países miembros. Pero, en medio de esas dificultades, tienen más capacidad para soportar la crisis quienes hicieron sus deberes.

En lo que afecta a los mercados, el veto ruso que se aplicó a todos los países comunitario, ha supuesto un handicap para el buen comportamiento de las cotizaciones con caídas de precios derivadas de los excedentes, a pesar de algunas medidas adoptadas en su día por las autoridades comunitarias.

En el caso del mercado español, en materia de cotizaciones, no ha sido el mejor año para el porcino con precios que llegaron a situarse a un euro kilo y que en las últimas semanas se situaban en el entorno de 1,25 euros kilo, aunque a su favor jugó el descenso de las cotizaciones de los cereales en la última campaña. Con esos precios, el sector del porcino española ha podido ir capeando los problemas y manteniendo su capacidad de exportación, situación que no han podido hacer frente los ganaderos franceses por la mayor competitividad de la carne española.

Además de los efectos del veto ruso, excedentes o la falta de reestructuración la cabaña ganadera francesa, ambos sectores tienen en común que, en uno y en otro país, sufren igualmente los efectos de las estrategias de los grandes grupos de distribución franceses ajustando los precios; en Francia bajo una vigilancia estricta de las de Administraciones, mientras en España campan a sus anchas en medio de la indiferencia oficial de Economía, mientras Agricultura trata de buscar una salida via pactos de buena voluntad.

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