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¿Crisis de escasez o de abundancia?

CS (1)
photo_camera El profesor Albino Prada, autor de "El despilfarro de las naciones".

Un libro del profesor Albino Prada suscita un debate provocador. Al despilfarro keynesiano, de no usar o no utilizar, se añade el derivado de usar mal o ineficientemente los recursos que sí se emplean.

La investigación económica convencional suele basarse en analizar las crisis como un problema de escasez pero también hay académicos que lo ven de otro modo, casi podría decirse que justo al contrario. Albino Prada, profesor de la Universidade de Vigo, interpreta las crisis como consecuencia de un problema de gestión de la abundancia. Lo hace en su nuevo libro, titulado de manera evocadora "El despilfarro de las naciones" y editado por Clave intelectual. El catedrático Antón Costas, autor del prólogo, deduce que la preocupación de Albino Prada por la mala transformación del crecimiento en progreso social es el alimento básico que subyace en esta peculiar obra.

¿Es posible entonces el progreso sin crecimiento? De entrada vamos a quedarnos con que –por sorprendente que parezca– la tasa de crecimiento económico del último siglo ha sido muy superior a la del crecimiento de la población, sin que los problemas de pobreza y exclusión hayan disminuido, sino todo lo contrario. Es más, lo que antes solo se veía en economías poco desarrolladas ahora resulta que también se ve en países que, como España, pertenecen a la Unión Europea, seguramente el área económica de mayor bie-nestar del mundo. La desigualdad campa a sus anchas.

El prestigioso economista John Kenneth Galbraith sostenía que una producción creciente no era prueba última de éxito económico, un punto de vista que desarrolla el autor de "El despilfarro de las naciones" para concluir, no sin audacia, que el problema económico central de nuestros días –en buena parte del mundo– debiera considerarse no tanto gestionar la escasez , sino cómo organizar la abundancia.

Esta motivación de Albino Prada, según explicó en una entrevista concedida a Mundiario, le viene muy de atrás, pues empezó a trabajar de forma intermitente en este ensayo hace no menos de treinta años. Pero quizás la última crisis que castigó a los países del mundo rico le animó a poner de manifiesto que los colapsos son de sobrecapacidad (de créditos, de edificación, de stocks sin vender) y que a ellos se responde con un despilfarro masivo de personas (parados).

Tampoco puede olvidarse, al menos en el caso español, que el primer problema de la crisis –siguiendo el discurso de Antón Costas– fue el elevado endeudamiento, más enraizado en el sector privado que en el sector público, de lo cual se deriva que hubo en efecto sobrecapacidad de créditos, como subraya Albino Prada, pero también otras debilidades de la economía productiva, corregidas con una devaluación salarial que hizo el país más competitivo pero a mucha gente más pobre.

Dicho en pocas palabras, el autor de "El despilfarro de las naciones" se centra en dos vectores: está acelerándose un cambio climático de consecuencias desconocidas para la vida en el planeta y se condena a miles de millones de personas a una vida muy alejada de superar la mera condición animal. Y ante semejante estado de cosas –una cruda realidad–, los Estados son responsables en la medida en que o son fallidos, o son sobornados o son abducidos para someterse a la lógica de los mercados globales.

¿Hay salida? Para los países ricos, Albino Prada propone mejorar el desarrollo social sin necesariamente aumentar el PIB y en los países del sur, o menos ricos, le parece imperioso paralizar la bomba demográfica: evitar pasar de 4.700 millones en 2000, a 8.200 millones en 2050.

 @J_L_Gómez

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