ECONOMÍA

Cuba es una gran oportunidad para España

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photo_camera Raúl Castro saluda a García Margallo y a la ministra de Fomento Ana Pastor.

En Cuba sólo cabe que mejore su economía. También que se modernice y se dote de un mercado interno potente, que está por construirse. España no estuvo ágil últimamente pero puede recuperar el tiempo perdido

En un momento de apertura al exterior del régimen de La Habana, España logró desplazar a la deteriorada Venezuela como segundo socio comercial de Cuba, país que está diversificando sus relaciones económicas, sobre todo con China –socio privilegiado-, Brasil, Australia y, por supuesto, Estados Unidos, que empieza a pisar fuerte. No es casual, por tanto, la visita del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación en funciones, José Manuel García-Margallo a Cuba, donde declaró que la relación que mantiene España con Cuba es “tan especial que haríamos muy mal si nos mantenemos al margen”, una vez que el presidente Raúl Castro formalizase el deshielo de las relaciones diplomáticas de La Habana con Washington.

Cuba es un país donde sólo cabe que mejore su economía. También que se modernice y se dote de un mercado interno potente, que está por construirse, lo que exigirá el concurso de muchas empresas. España no estuvo ágil últimamente a la hora de relacionarse con el Gobierno de Raúl Castro pero puede recuperar el tiempo perdido. Las palabras de adulación de José Manuel García-Margallo van en esa dirección. En realidad, no hay otra, tras los planes impulsados por el presidente de EE UU, Barack Obama.

España no sólo tiene que recuperar el tiempo perdido para sus intereses nacionales, sino que también debe recuperar su misión como interlocutor de la Unión Europea ante la isla, un papel que pareció discutirle Francia a raíz del reciente encuentro entre los presidentes François Hollande y Raúl Castro.

El cambio en Cuba está en marcha, es evidente, pero tampoco debe confundirse esa idea con que ese cambio sea total y rápido. De fondo, está el cambio político y ahí las cosas de palacio van despacio.

Los próximos años, tal vez incluso meses, podrían ser decisivos para la llamada actualización económica emprendida por Raúl Castro. No faltan los observadores que consideran que cualquier cambio de fondo en el modelo cubano será mucho más difícil de realizar por los sucesores de los hermanos Castro que por ellos mismos. Los históricos no sólo son los padres fundadores de la Revolución: son además los creadores del modelo y ambas cosas les dan la autoridad política para cambiarlo. Pero una autoridad así no se extiende a ninguno de los posibles candidatos a asumir sus cargos en el futuro, ya sea en la secretaría del Partido Comunista o en la presidencia conjunta de los consejos de Estado y Gobierno.

En la misma corriente de análisis se sitúan quienes son especialmente cautelosos ante la complejidad interna del traspaso de poderes y la difícil coyuntura internacional, sobre todo en Venezuela, su primer gran aliado político. En contra de lo que a veces se dice fuera de Cuba, expertos cubanos aprecian que el Gobierno de La Habana ha ralentizado su proceso de apertura económica, sobre todo en cuanto a la pequeña y mediana propiedad privada, y a la repatriación de capitales por parte de ciudadanos cubanos residentes en el exterior. En contraposición, apuesta por atraer a grandes consorcios paragubernamentales de países afines, como China, Rusia y Vietnam, que mantienen posiciones de liderazgo en campos como la producción industrial, la prospección y explotación minera, y los cultivos a gran escala. España debe aprender a moverse en este nuevo escenario; máxime si quiere ir más allá de su privilegiada posición en el sector turístico.

@J_L_Gomez

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