ECONOMÍA

¿Ante una Europa de varias velocidades?

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photo_camera Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.

Tres dirigentes políticos instalados en la provisionalidad, junto a Mariano Rajoy, que tampoco está muy fuerte, se presentan como la alternativa para sacar adelante la Unión Europea.

El núcleo duro de la Unión Europea (UE) –Alemania y Francia, con el apoyo de Italia y España– apuesta por una Europa a varias velocidades, lo cual es una respuesta muy europea –disgregadora– pero no es la respuesta propia un poder fuerte, que en el fondo no existe. Solo en ese sentido parece coherente.

Europa, al menos la Europa de la UE, está amenazada actualmente por diez factores de gran importancia: 1) el Brexit –léase la salida del Reino Unido–, 2) las inesperadas amenazas de Donald Trump, 3) las tensiones con Rusia, 4) el populismo interno, 5) el reto de una nueva defensa –hasta ahora en manos de la OTAN–, 6) la inmigración, 7) los refugiados, 8) el futuro del euro, 9) la viabilidad de países como Grecia, y 10) el desempleo, derivado de una crisis económica y financiera no finiquitada. Menudo escenario para celebrar este mes el 60 aniversario del Tratado de Roma, la carta fundacional de la Comunidad Económica Europea (CEE), de la que nació la UE.

Frente a todos esos problemas –algunos realmente graves–, Europa tiene un Libro Blanco, elaborado por la Comisión Europea, pero a la hora de concretar soluciones no se recurre a Bruselas sino a los mencionados cuatro países. Otra curiosa manera de tomar medidas para una UE con 27 miembros, más sorprendente aun debido a la provisionalidad de tres de los cuatro dirigentes: el socialista François Hollande, de salida en la presidencia de Francia; la democristiana Angela Merkel, que aspira a revalidar su puesto de canciller de Alemania en las elecciones de septiembre, y el demócrata italiano Paolo Gentiloni Silveri, a quien se le acaba la legislatura en febrero de 2018, si es que llega a esa fecha. Por no incluir a Mariano Rajoy, cuya precariedad política es bien conocida en España.

La Europa de varias velocidades –un poco a la carta– estaría, pues, entre una federación de Estados Unidos de Europa y un mero mercado único. "España está dispuesta a ir más allá en la integración con todos aquellos que quieran seguir con la integración", dijo el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, en una declaración que supone aceptar que no habrá café para todos; solo para aquellos que quieran seguir con la integración de políticas como las de inmigración, defensa o terrorismo, pero también en materia de unión económica y monetaria.

Entre tanto, llega el impacto del Brexit sobre la economía europea. En España, por ejemplo, su economía perderá entre 2 y 4 décimas en crecimiento, las exportaciones caerán anualmente en unos 500 millones de euros y el Estado deberá aportar a Europa unos 900 millones de euros más, debido al abandono del Reino Unido, que era un contribuyente neto; es decir, un país que aportaba a las arcas de Bruselas más de lo que recibía.

Pero estas y otras cuantificaciones de la Representación Permanente de España ante la UE para la Comisión sobre el Brexit no resumen toda la situación, que empeorará cuando se conozca la menor capacidad de viajar a España de unos 15 millones de turistas británicos, afectados por una libra más débil frente al euro. Y, por si fuese poco, quedan por concretarse otro tipo de problemas en la automoción, la banca, el sector farmacéutico y la agroindustria, así como las derivadas personales de los 300.000 españoles afincados en el Reino Unido y de los 800.000 británicos que residen en España.

@J_L_Gomez

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