CUENTA DE RESULTADOS

Tiempos de turbulencias financieras

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photo_camera Caras de sorpresa entre los agentes de la Bolsa de Nueva York.

La situación ahora es más compleja que en el pasado, ya que además de EE UU y Europa también influyen China, Japón y Rusia. Las expectativas de subidas de tipos siempre son una amenaza para las bolsas.

Los inversores están en alerta tras las fuertes oscilaciones que sufrieron los mercados esta semana, influidos por Wall Street. El revés supuso para el Ibex una caída semanal del 5,6%, a pesar de que Wall Street contuvo el varapalo. En lo que va de febrero la caída es ya del 7,8%. A la situación no es ajeno el repunte de la deuda a diez años de EE UU, que ronda el 3%. ¿Ha entrado Wall Street en un ciclo bajista tras años de bonanza? ¿Puede repercutir su situación en el Ibex y, en general, en los mercados bursátiles de la eurozona? Por sentido común, no hay que descartarlo.

En plena burbuja, el Ibex llegó a los 15.000 puntos, cuando el Dow Jones estaba en 14.000. Ahora el Ibex no llega a los 10.000 –cerró a 9.639,6 este viernes– y el Dow Jones anda cerca de los 25.000 puntos. Son datos que no encajan por muy especiales que sean los estadounidenses, que lo son.

Es verdad que en EEUU han ido bastante bien las cosas de la macroeconomía en los últimos años, con buenos resultados empresariales –matizados por subidas salariales–, pero no lo es menos que la Bolsa suele descontar todo eso y más, ya que suele ir siempre por delante. Europa, por el contrario, no está tan cara y sobre el papel debería tener, en consecuencia, más recorrido. Pero las incertidumbres son mayores desde este lado del Atlántico y la competitividad es inferior a la de EE UU. Por tanto, la torta que pueda llegarle desde Wall Street solo se verá amortiguada por partir ya de unos precios más bajos.

Los tipos de interés, con tendencia al alza, son el otro punto al que hay que mirar ahora; máxime si las subidas van en paralelo a los repuntes inflacionistas. No hay que descartar una sobreactuación de los alemanes por el pánico que le tienen a la inflación, lo cual puede derivar en buenas oportunidades de compra en Bolsa para quienes tienen liquidez. La situación ahora es más compleja que en el pasado, ya que además de EE UU y Europa –léase Alemania y Francia– también influyen China, Japón y Rusia, con la ventaja para ellos de que el nuevo escenario financiero puede beneficiarles.

La corrección de esta semana en Wall Street fue la quinta de cierta consideración desde 2009, año en el que inició una carrera alcista que parecía no tener fin. Las posiciones récord se alcanzaron el 26 de enero, hace apenas unos días, pero desde entonces –dos semanas– se produjeron caídas del entorno del 10%, que se dice pronto, tanto en el Dow Jones como en el Standard & Poor's 500.

“La razón de que la Bolsa vaya tan bien soy yo”, afirmó el presidente Donald Trump en noviembre. Pero esta semana se calló, a pesar de arrojar una caída de las que hacen historia. Trump, multimillonario, presume de estar haciendo “América grande otra vez”, pero la realidad financiera es mucho más compleja como para responder a sus mensajes simplistas.

Incluso gurús financieros tan reputados como el alemán Klaus Kaldemorgen, que llevaba dos años en la gloria, se han columpiado en los recortes de estos días, al pillarle con muchos dólares, tanto en renta variable como en divisas. Por tanto, la cautela debe ser máxima a la hora de extraer conclusiones. Lo sabe bien Pimco, que ha resistido mucho mejor, a pesar de estar también expuesto a la renta variable de EE UU. De hecho, lo suyo no es la Bolsa. Con sede en Newport Beach, California, Pimco es uno de los mayores gestores de activos de inversión globales de renta fija del mundo.

@J_L_Gómez

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