TERCER CAPÍTULO

La temperatura se dispara en As Burgas

"Ourense es más grande de lo que piensas y más pequeño de lo que deseas, cielo. Detrás de una barra nada se escucha pero todo se oye."

 

Xabier Blanco es periodista, colaborador de La Región, ha sido adjunto a la dirección de Xornal de Galicia y ha trabajado en La Voz de Galicia, Interviú, La Razón y El País. 

“Hay que ser gilipollas. Vive colgado de Twitter en vez de hacerlo de un árbol”, lamentó Jorge mientras sacudía la botella por el gollete como si se tratase del causante de sus problemas. “Con lo fácil que es tirarse al río como hacen los imbéciles desde hace tres meses y no joder la vida a un amigo...”. 

El 'tinto del olvido' es siempre puñetero. Acaba afinando recuerdos en vez de remansar el ánimo y las horas caen pegajosas como una pesadilla. Cuando resulta imposible cerrar las pestañas lo mejor es jugárselas en el tablero de la noche, se animó tras comprobar que en su frigorífico no quedaba ni la mala compañía de una cerveza. Los vecinos también agradecerían que Los Planetas dejasen de martillear su descanso. Nunca lo han denunciado porque, a pesar de la bisoñez, el molesto inquilino de la buhardilla es un concienzudo letrado que regresó de Madrid cuando tenía el cielo al alcance de las puñetas porque un tipo nada de fiar al que defendía puso precio a su corbata cuando el juicio tomó un camino impredecible. Como el que ahora Jorge se dispone a embocar. La vida, al menos la suya, no vale gran cosa, según la incómoda tasación que desde la distancia lastra sus pasos. Quizá ahora mismo no estaría respirando si no fuese el hijo de un juez de gran reputación y contados amigos, pero no es ésta ahora su gran preocupación y sigue en pie. 

Una llamada más, pero Pablo no contesta. Sin noticias de Marta, decidió acercarse hasta A Chavasqueira como el que tira una moneda al río para hacerse el encontradizo, pero al llegar a la Praza do Ferro la brújula de los desamparados lo dejó a las puertas de su 'desnucadero' favorito, un garito al que siempre va solo o sólo va él de la pandilla. 

–Nunca te enrolles con un tipo más bajo que tú –saludó a Dolores. La camarera interrumpió la conversación con un guiñapo que le taladraba la oreja con la sana intención de llenar las nasas.

–¿Por qué?
–Por la espalda. Este mundo ya es demasiado jodido como para vivir agachado.

Dolo, como pide que la llamen, soltó una risotada mientras servía dos pelotazos. El guiñapo comprendió que se le habían agotado las fichas para continuar de palique con la moza aunque puso la oreja por si tocaba bola extra.

–Me he enterado de que tu novia te ha mandado a paseo –interrogó Dolo. 

–Me extraña que en este antro en el que no entra aire fresco lleguen tan pronto las noticias –se incomodó Jorge. 

–Ourense es más grande de lo que piensas y más pequeño de lo que deseas, cielo. Detrás de una barra nada se escucha pero todo se oye.

–Coño, Dolo, hoy te ha dado por filosofar a la manera de Lola Flores y no ando yo con cuerpo de copla.

–¿Es cierto lo que se dice? –prosiguió  mientras rellenaba los vasos para crear un clima de confesionario.

–No sé qué se dice. 

–A nadie le gusta ver el pene de su novio colgado en las redes sociales. Bonito pene, por cierto. Reconforta refrescar los buenos recuerdos –añadió la camarera con un guiño de ojos que invitaba a deshacer inmediatamente una cama. 

–Ya te he dicho que no tengo la gaita para ruidos, pero tú también sigues teniendo unas tetas cojonudas. Si no lo arreglo con Marta, habrá que zambullirse otra vez en A Chavasqueira, aunque me pone más follar a medianoche en la terma de As Burgas, con el riesgo de que nos pueda ver alguien –. Los lingotazos hacían su trabajo, Marta empezaba a ser bruma del pasado.

Jorge, Jorge. El alcohol nunca es culpable pero siempre está de testigo. Mal consejero cuando te apuntan dos tetas como las de Dolo y el bulto del pantalón emite una señal indisimulable.

–¿No está grabado en As Burgas el vídeo en el que se te ve trajinando a una muchacha? –insistió la camarera fulminando la incipiente erección. La pregunta tuvo el efecto del bromuro. A nadie le gusta que le recuerden sus cagadas. 

–Fue una estupidez sin importancia. Me encontré con Pacho después de un tiempo, nos emborrachamos y acabamos en As Burgas con unas tipas que estaban de despedida de soltera. El muy capullo me juró que no se me veía la cara antes de darle a la tecla para subir el vídeo al Twitter y como yo iba cocido y él está enganchado a las redes sociales en ese momento no le di importancia hasta...

–Hasta que todos te pudimos ver la polla. Te he dicho que esta ciudad es más grande de lo que piensas y más pequeña de lo que deseas. Con tus antecedentes es lógico que tu novia te haya mandado al carajo. Como para no ver el vídeo, si hasta lo colgó la web de La Región con la cara pixelada pero, incluso así, eres inconfundible.

En el garito empezó a sonar Coque Malla. Jorge sacó a bailar a Dolo en un rincón apartado para disgusto del guiñapo que seguía atento a la escena: Llevas años enredada en mis manos, / en mi pelo, en mi cabeza. / Y no puedo más. No puedo más. / Debería estar cansado de tus manos, / de tu pelo, de tus rarezas, pero quiero más / No puedo vivir sin ti no hay manera / no puedo estar sin ti no hay manera. / Me dijiste que te irías pero llevas / en mi casa toda la vida, /se que no te irás, no te irás. / Has colgado tu bandera / traspasado la frontera, eres la reina / siempre reinarás.

–Creo que ya no echo tanto de menos a Marta –susurró Jorge mientras besaba la oreja de Dolo. 

–Eso es bueno, quiere decir que no se ha equivocado. 

–O que hemos vivido equivocados mucho tiempo, pero Pacho ha sido un auténtico cabrón. 

 

Historia de una novela ourensana y experimental

 

Cada una de las entregas de esta novela, "El tragaluz de A Chavasqueira", está firmada por un autor diferente y desarrollada a partir de lo que han ido escribiendo los precedentes, sin permitirse a los escritores concertar el destino de su prosa y de sus historias. 

Más de una veintena de escritores, periodistas y personalidades del mundo de la cultura participan en esta iniciativa veraniega de La Región, que acoge tanto a firmas locales, como a autores del panorama nacional y puntuales colaboraciones internacionales, para solaz y disfrute de los lectores, evocando las antiguas novelas por entregas de los periódicos de ayer, y añadiendo el enigmático componente de una experiencia literaria imaginativa y artísticamente abierta. Un ejercicio libre y gratificante tanto para los autores que se están sumando a este sorprendente reto, como para los lectores, que a lo largo del verano irán descubriendo la evolución de personajes como Marta, Jorge, o Pablo, en una acción que transcurre con la ciudad de Ourense como escenario. 

Los capítulos de "El tragaluz de A Chavasqueira" podrán seguirse con La Región durante los meses de julio y agosto en las páginas veraniegas del diario.

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