Tras 12 años de ausencia, Antón Pulido regresa a las exposiciones ourensanas, a través de una muestra en el Centro Cultural de la Diputación, donde exhibirá una veintena de cuadros.
El artista ourensano Antón Pulido Novoa demostró desde pequeño grandes dotes con el lienzo y el pincel. Su destacada trayectoria profesional lo llevó a convertirse en el primer director del Centro Galego de Arte Contemporáneo y director xeral de Cultura de la Xunta. Durante los últimos 12 años, se ha dedicado a la labor docente. Hoy el Centro Cultural de la Diputación será testigo del retorno del pintor al terreno expositivo ouresano con una muestra, que reúne 20 obras en técnica mixta y acrílicos.
Doce años sin exponer se dicen pronto, ¿cómo se siente? Estoy contento, pues tras 12 años me prejubilé como profesor. Puedo decir que actualmente dedico todo el día y parte de la noche a pintar. De hecho, vengo de exponer en una galería de arte de Taiwan y ahora toca el turno a Ourense.
¿Qué incluye esta muestra? Son alrededor de 20 cuadros creados con técnica mixta y acrílico en los que trabajé desde mediados del año pasado en mi taller en Vigo.
¿Qué busca con esta obra? Reflejar situaciones de la vida cotidiana, haciendo referencia al cosmos, como una de las pinturas en la que se ve a un clarinetista que no toca a un público, sino al universo, o un caminante que no camina para nadie más que para él mismo. Un hombre puede ir rodeado de mucha gente en el autobús pero siempre en su fuero interno va solo.
¿Cómo nace su inspiración? Supongo que es igual que para un escritor, poeta o escultor. Se me ocurre una idea en cualquier momento inesperado, luego nacen los bocetos que siempre son muchos. Experimentó con las formas y colores para llegar al resultado final.
¿Cómo recuerda sus inicios? Desde que era pequeño me interesé por el arte, recuerdo que mi padre me invitaba a pintar y me presentó a varios concursos y certámenes de pintura. Mi primera exposición fue en 1965, organizada por Xesús Ferro Couselo y con un prólogo de Ramón Otero Pedrayo, en el Museo Municipal de Ourense. ¿Qué importancia tiene la música en su obra? Generalmente sale a relucir a través del ritmo y el color. Una obra pictórica siempre tiene un ritmo musical, y la música refleja un ritmo de colores.
¿Cómo fue su etapa en el CGAC? Fui el primer director del CGAC y tuve en mi equipo a Gloria Moure y a Antón Castro. Me siento satisfecho ya que puse unas bases para hacer de este centro una ventana abierta al arte internacional y una plataforma del arte gallego.
¿Cómo van las cosas para la pintura ourensana? La plástica está pujante en toda Galicia, el problema sigue siendo la difusión. El ourensano es creador por naturaleza en todo lo que toca, en la música, en literatura, en la escultura y en las artesanías. Creo que se debe a que un meigallo nos está ayudando.
Doce años sin exponer se dicen pronto, ¿cómo se siente? Estoy contento, pues tras 12 años me prejubilé como profesor. Puedo decir que actualmente dedico todo el día y parte de la noche a pintar. De hecho, vengo de exponer en una galería de arte de Taiwan y ahora toca el turno a Ourense.
¿Qué incluye esta muestra? Son alrededor de 20 cuadros creados con técnica mixta y acrílico en los que trabajé desde mediados del año pasado en mi taller en Vigo.
¿Qué busca con esta obra? Reflejar situaciones de la vida cotidiana, haciendo referencia al cosmos, como una de las pinturas en la que se ve a un clarinetista que no toca a un público, sino al universo, o un caminante que no camina para nadie más que para él mismo. Un hombre puede ir rodeado de mucha gente en el autobús pero siempre en su fuero interno va solo.
¿Cómo nace su inspiración? Supongo que es igual que para un escritor, poeta o escultor. Se me ocurre una idea en cualquier momento inesperado, luego nacen los bocetos que siempre son muchos. Experimentó con las formas y colores para llegar al resultado final.
¿Cómo recuerda sus inicios? Desde que era pequeño me interesé por el arte, recuerdo que mi padre me invitaba a pintar y me presentó a varios concursos y certámenes de pintura. Mi primera exposición fue en 1965, organizada por Xesús Ferro Couselo y con un prólogo de Ramón Otero Pedrayo, en el Museo Municipal de Ourense. ¿Qué importancia tiene la música en su obra? Generalmente sale a relucir a través del ritmo y el color. Una obra pictórica siempre tiene un ritmo musical, y la música refleja un ritmo de colores.
¿Cómo fue su etapa en el CGAC? Fui el primer director del CGAC y tuve en mi equipo a Gloria Moure y a Antón Castro. Me siento satisfecho ya que puse unas bases para hacer de este centro una ventana abierta al arte internacional y una plataforma del arte gallego.
¿Cómo van las cosas para la pintura ourensana? La plástica está pujante en toda Galicia, el problema sigue siendo la difusión. El ourensano es creador por naturaleza en todo lo que toca, en la música, en literatura, en la escultura y en las artesanías. Creo que se debe a que un meigallo nos está ayudando.
