Aquel Entroido monárquico

photo_camera Casiano con su corona y manto de armiño con Balbino Álvarez, entonces edil de Cultura.

La figura del rey o reina del Entroido ourensano no se remonta a tiempos inmemoriales. Su reinado comenzó a finales de los 80 con el Trangallán como iniciador de una dinastía con mucha "sorna". 

Ourense no tenía ninguna figura emblemática que representara su Entroido urbano. No había pantallas, ni cigarróns, ni peliqueiros. Pero era finales de los 80 y había ganas de fiesta, de romper con lo establecido y de innovar y sobre todo, de provocar. Y en ese revoltijo de ideas e iniciativas, surge la figura del Rei o Raíña do Entroido, con el fallecido socialista Balbino Álvarez como concejal de Cultura. Hasta ese momento, el Entroido ourensán era más una fiesta de la calle, sin programación muy estable y con pocos actos programados. "De alguna manera hasta ese momento no había una programación tan estable. Fue en la etapa de Balbino cuando comenzó el desfile y la figura del rey del Entroido", recuerda quien fuera su sucesor al frente de la concejalía, Aurelio Gómez Villar.

La figura del Rei o Raíña do Entroido surge entonces, eran finales de los 80, como un reconocimiento a aquellas personas que durante años llevaban siendo un referente en el Entroido ourensano y cuyos disfraces eran uno de los secretos más esperados por los fiesteros.

El primero, el Trangallán

Como no podía ser de otra manera el cetro y la corona fueron inaugurados por el Trangallán, cuyas empanadillas eran todo un manjar en la calle Lepanto, y sus disfraces femeninos conseguían hasta enamorar. Le sucedió Casiano, el segundo rey, a quien no se le resistía ni la mismísima Madonna, cuyos trajes lucía como nadie. Eso sí, las mujeres elegidas por este símbolo del Entroido siempre iban poco abrigadas y con mucho tacón.

También fueron reyes, los ya fallecidos Manuel Zapata, pintor, y el periodista Huete, quienes vivían el carnaval de una manera intensa y con una alegría contagiosa. La única mujer de esa época reina fue "Pepi" y Paco Gallego fue el último en ceñirse la corona de Rei, elegido sin el pueblo.

A mediados de los 90, y con el popular Aurelio Gómez Villar al frente de la concejalía de Cultura, el rey del Entroido desaparecería. "Dejamos de un lado la elección del rey y lo que hicimos fue iniciar la tradición del pregón, para el cual siempre elegíamos a gente conocida y que estuviera vinculada con Ourense. La primera pregonera fue Francisca Castro. Optamos en aquel momento por estabilizar el Entroido y definir más la programación. También fue en mi época cuando se decidió que el desfile fuese en domingo".

Resurgir en 2003

En 2003, cuando la concejalía de Cultura es asumida por el también popular José Araújo, vuelve a renacer el rey o reina del Entroido, pero en esta ocasión con algún cambio. "Para no hacer una elección a dedo, y que fuera desde el Concello desde donde se decidiera esta figura, optamos hacerlo por concurso. Así, se elegían durante el desfile por un jurado que iba observando todos los detalles. Después se organizaba una fiesta y en ella se entregaban los premios", recuerda José Araújo, quien estuvo como edil de Cultura hasta el año 2007.

Entre los reyes elegidos por votación de esa época se encuentra Fernando Llamas, quien recibió corona y cetro en el escenario de la Praza Maior.

Ahora, el rey y la reina del Entroido también se elige por concurso. El domingo, día 15, a partir de las 19,30 horas, en la Praza Maior se procederá a la elección de este embajador o embajadora, quien recibirá la corona del ganador del año anterior.

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