EDUCACIÓN

¿Cómo aprobar los exámenes de septiembre?

Respetar las horas de sueño, no estudiar todo al final y no ir con mucha presión, son algunas de las claves para pasar con nota los exámenes

Faltan pocos días para que los alumnos que suspendieron asignaturas en junio tengan una segunda oportunidad en septiembre, y los nervios de los alumnos empiezan a aflorar, especialmente entre aquellos que no se han organizado bien el tiempo de estudio en verano.

"No es bueno darse atracones de última hora y es necesario respetar las horas de sueño y descanso, de otro modo, los estudiantes llegan bajo demasiada presión y con los conceptos muy mezclados", afirma a Efe el escritor, dramaturgo y también docente Fernando J. López.

Lo mejor para encarar esta segunda oportunidad es "revisar lo hecho en clase a lo largo del curso" y fijarse en exámenes ya realizados pues "en septiembre se pregunta aquello que se considera esencial para superar la materia" y, a veces, la prueba es idéntica a la de final de junio "para tratar de ayudar aún más" al estudiante, asegura López.

Por su lado, el director del IES Vega del Jarama de Madrid, Miguel Recio, recuerda que "al examen de septiembre cada vez le quedan menos lugares en donde se lleve a cabo".

Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid serán los últimos y el próximo curso las recuperaciones serán en junio.

En todo caso, Recio, que es responsable del gabinete de Estudios de CCOO, resalta que "lo lógico es que el profesor haya dado al alumno unas indicaciones sobre lo que debe hacer para recuperar la asignatura".

Anima a los alumnos a centrase en los temas específicos de la evaluación que suspendió o los aspectos en los que debe mejorar.

Recalca que es importante tener en cuenta el número de suspensos que un alumno lleva para septiembre y saber que aunque tenga cuatro o cinco asignaturas suspensas, si aprueba tres en septiembre y las suspensas no son, a la vez, Lengua y Matemáticas, puede promocionar de curso.

Para Fernando J. López -autor, entre otros, del libro "Dilo en voz alta y nos reímos todos" sobre el papel de los docentes- los exámenes de septiembre también son momento de vuelta al trabajo de los profesores, quienes "se esfuerzan por sacar el mayor número de alumnos adelante".

"Nadie se imagina -cuando no lo ha vivido- lo ingrato que es empezar el curso corrigiendo, evaluando y atendiendo reclamaciones, tres de las actividades menos edificantes de este trabajo", dice este profesor, que recomienda a sus colegas "generosidad y paciencia".

En este sentido, López comenta que en septiembre el profesor "intenta valorar el esfuerzo de aquellos que demuestran que han intentado aprovechar el verano y las pruebas se circunscriben a los contenidos más esenciales del curso".

"Los buenos profesores no disfrutan nada suspendiendo, al revés. No hay nada más satisfactorio para un buen docente que poder dar buenas calificaciones a sus alumnos, porque eso supone que todos -docente, alumnado y familia- han trabajado a la par y conseguido un éxito compartido", destaca.

Asimismo, opina que "nunca hay que presentar el suspenso como algo trágico"; "es sólo un bache, un obstáculo que pueden vencer".

"No se puede educar subrayando el fracaso, pero tampoco sin alentar el esfuerzo y el afán de superación", añade López.

Por su parte, el psicopedagogo y profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura Carlos Pajuelo recuerda cómo "sufren" los padres por los suspensos de sus hijos.

Especialmente si creen que los suspensos son "un indicador de que algo no funciona, que no están sabiendo educar, que el hijo se les `escapa`, que con los suspensos viene las repeticiones, las malas compañías".

"En realidad, en la mayoría de los casos, los hijos suspenden porque no estudian, así de sencillo", sostiene.

A quince días para los exámenes, Pajuelo diría a los padres que "no sean agoreros presentando a sus hijos un futuro siniestro si suspenden", sino hacerles ver que "si se esfuerzan podrán o tener buenos resultados" y, en el caso de que no, pues "tendrán que repetir, otra oportunidad más para poder aprobar".

"Lo que hay que dejar claro es que estudiar es innegociable mientras son pequeños o adolescentes", asevera este experto, que recuerda asimismo que los padres tienen que hacer ver a sus hijos que "confían en ellos". 

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