Cruz Roja: 'El ébola es una catástrofe silenciosa y muy cara de combatir'

Una de las dificultades para luchar contra el ébola en África radica en que es "una catástrofe silenciosa", cuyos riesgos la población local no percibe, además del elevado coste de los medios necesarios para combatirla, ha indicado el delegado de Cruz Roja Enrique Suárez

Recién llegado a Gran Canaria desde Sierra Leona, el responsable de logística del Centro de Cooperación de Cruz de Roja con África Occidental destaca que, a diferencia de otras catástrofes, como un huracán o un terremoto, con el ébola "no ves la tragedia, no ves el peligro, y el riesgo es más difícil de percibir".

"Si llegas a una zona de terremoto, por ejemplo, ves destrucción y gente desplazada, pero el ébola no se percibe y tiene un riesgo mayor, porque desconoces dónde está el peligro", añade Suárez, que cuenta con una amplia experiencia en asistencia humanitaria, en crisis como la epidemia de chiguelosis en Guinea Ecuatorial, inundaciones en Paraguay o huracanes en varios países de América.

Suárez se desplazó el pasado 1 de agosto a Sierra Leona junto a otros once delegados españoles de la organización humanitaria para montar una unidad de aislamiento en la frontera con Liberia con el fin de ayudar a frenar la enfermedad.

La intención es montar un hospital en la localidad de Kenema, que comenzará a funcionar lo antes posible, con el fin de colaborar en la lucha del ébola, ya que muchos médicos de Sierra Leona han muerto como consecuencia del virus y otros han dejado de acudir a los centros hospitalarios, al igual que gran parte de la población, por temor al contagio.

Enrique Suárez ha destacado que "los medios nunca son suficientes" y, en este caso, se precisan más recursos: "Cualquier ayuda es muy cara, todo el material fungible, los 'equipos de astronauta', como les llaman -los trajes de protección para los sanitarios-, todo se destruye cada vez que se interviene".

"El material especializado es muy caro y hay que importarlo" y tanto el hospital que actualmente funciona en Sierra Leona como el que Cruz Roja prepara requiere unas 200 o 300 personas trabajando para 60 camas de aislamiento.

La prevención además es fundamental -subraya Suárez-, porque, en un principio, la gente no era consciente del riesgo del ébola y la confundían con otras enfermedades habituales como cólera o malaria. Sin embargo, con las campañas de sensibilización, la situación ha variado.

Ahora, "en todos los sitios hay depósitos para lavarse las manos y asearse con agua clorada antes de entrar a los supermercados o a los centros públicos" y ya se conocen los síntomas.

"Es una epidemia muy difícil de controlar", a lo que se une que la población africana "se mueve mucho, cruzan fronteras y el país con suma facilidad, llevan productos, viven un poco de recolección y venta y se mueven muchísimo", explica este trabajador de Cruz Roja.

En Sierra Leona se han establecido controles en las vías principales, donde "te paran, te toman la temperatura y te obligan a lavarte con agua clorada" para intentar frenar la enfermedad.

Con motivo del Día Internacional de la Asistencia Humanitaria, que se celebra hoy, Suárez destaca la importante labor que desarrollan los voluntarios en la lucha contra el ébola.

"El peso real lo llevan los voluntarios y la Cruz Roja de Sierra Leona, que se encarga de trasladar a las personas sospechosas de sufrir la enfermedad y a los cadáveres. Es un trabajo ingente, nosotros aportamos técnicos y materiales en colaboración con ellos", indica, al tiempo que destaca la importancia de que toda la sociedad colabore en la medida de lo posible para frenar esta tragedia.

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