CRIMEN GUADALAJARA

La entrega del asesino de Pioz, una "huida" de las cárceles brasileñas

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photo_camera El asesino de la familia brasileña.

"Si estuviese en la cárcel allí (en Brasil), estaría muerto", es la frase de un brasileño a las puertas de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara.

"Si estuviese en la cárcel allí (en Brasil), estaría muerto". Esta frase de un brasileño a las puertas de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara a la llegada del presunto asesino de Pioz resume quizá las razones por las que el supuesto autor del cuádruple crimen se ha entregado.

Una entrega que podría ser también el primer paso de la confesión del crimen ante el juez que lleva el caso: François Patrick Nogueira Gouveia será mañana mismo puesto a su disposición en torno a las cuatro de la tarde, según ha informado hoy el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla-La Mancha.

Como insinuó ayer el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el presunto asesino de una familia brasileña -el matrimonio (tíos del detenido) y sus dos hijos de 4 y 1 años- en la localidad de Pioz (Guadalajara) ha podido entregarse voluntariamente para cumplir condena en España. "A lo mejor, el tema está más vinculado con el ámbito penitenciario que con el penal", apostilló.

Y es que la situación en las prisiones brasileñas nada tiene que ver con la de las españolas. Solo hace cuatro días, al menos 25 presos murieron en una pelea entre bandas rivales en una cárcel de la Amazonía brasileña, de los que siete fueron decapitados y seis murieron carbonizados.

"Hay leyes dentro de las cárceles" del país latinoamericano y, si has matado niños, se tiene en cuenta", insistía el mismo brasileño en la puerta de la Comandancia de Guadalajara, donde Nogueira Gouveia, de 20 años, ha sido increpado y tachado de "asesino" y de "vergüenza para Brasil".

En su entrega voluntaria han tenido mucho que ver los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y de la Policía Judicial de este cuerpo en Guadalajara, que durante varios días mantuvieron conversaciones telefónicas con la familia de Patrick en Brasil.

Los familiares, han añadido las fuentes, se convencieron de que el sospechoso tenía que presentarse a la Justicia en España, porque, además, la Guardia Civil tiene muy bien contrastados los indicios que apuntan al joven.

Pruebas tan contundentes, según han indicado a Efe fuentes de la investigación, que terminaron por decidir a la familia y al propio Patrick, que ayer llegó voluntariamente a Madrid en un vuelo procedente de Sao Paulo.

El joven viajó solo en el avión comercial de la compañía Latam y, cuando ya estaba dentro de la aeronave, y antes de despegar, avisó a la Guardia Civil de que venía de camino.

Ya en el aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas, el único sospechoso del crimen, vestido con un pantalón vaquero, zapatillas deportivas blancas y cazadora marrón del cuero, fue esposado en la misma puerta del avión y bajó la escalerilla acompañado de varios agentes.

En las instalaciones de la Guardia Civil en Barajas ha pasado la noche y allí se han llevado a cabo diversas diligencias, como la reseña policial, la recogida de muestras de ADN y la toma de su declaración en presencia de un abogado de oficio. Según puede observarse en las imágenes distribuidas por el instituto armado, el joven se mostró tranquilo.

Al producirse el arresto en Madrid, ha tenido que ser un juzgado de esta comunidad, en concreto el de Instrucción número 3 en función de guardia de diligencias, el que haya autorizado el traslado de Patrick desde la demarcación del partido judicial de Madrid a las dependencias de la Guardia Civil de Guadalajara.

Desde Barajas, el detenido ha sido trasladado a esa Comandancia, donde ha llegado pasadas las cinco de la tarde y a cuyas puertas ha sido increpado por un pequeño grupo de brasileños.

Ha llegado en un convoy integrado por dos coches con los emblemas de la Guardia Civil y otro vehículo camuflado, que han entrado al garaje del edificio desde la calle, cortada a su llegada por otros agentes para facilitar el acceso.

Unos minutos más tarde ha salido del garaje escoltado por media docena de agentes y ha atravesado el patio exterior en dirección a las dependencias de la Comandancia, esposado, mirando hacia el suelo y cubriéndose parte del rostro con un jersey negro.

En el trayecto entre el garaje y el edificio, de unos 50 metros, ha sido increpado por tres brasileños que esperaban su llegada en las inmediaciones del edificio junto a numerosos cámaras, fotógrafos y periodistas.

Uno de los brasileños, Carlos Ruiz, que lleva viviendo en España 16 años y tiene la doble nacionalidad, ha explicado que ninguno de ellos tenía relación con el presunto asesino, pero que se han desplazado a Guadalajara para mostrar su indignación con lo sucedido.

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