MURCIA

Localizan los cadáveres de dos perros a los que su dueño dejó morir tras atarlos con una cadena

Tras atarlos a una cadena de hierro, no le proporcionó ni agua ni comida

A tenor de los hechos, se le imputa a este vecino de Águilas, de 41 años y nacionalidad española, la presunta autoría de dos delitos relativos a la protección de animales domésticos.

En el marco de la operación 'Cedena', las actuaciones se iniciaron a comienzos de julio cuando un ciudadano comunicó a la Benemérita que mientras realizaba una ruta de senderismo por una zona aislada y de difícil acceso de Águilas descubrió el cadáver de un perro en avanzado estado de descomposición.

Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) se hicieron cargo de la investigación y llevaron a cabo las primeras pesquisas en el lugar de los hechos, donde, además del cadáver del perro denunciado por el senderista, localizaron los restos óseos de otro animal, que se encontraba oculto y dentro de una pequeña zona vallada.

Los dos animales fueron abandonados intencionadamente por su dueño, lo que ocasionó su irremediable muerte por inanición (estado de extrema debilidad y desnutrición por falta de alimento) y deshidratación. Los cadáveres de los perros se encontraban atados con cadenas de hierro, lo que impidió su libertad de movimientos y originó el fatal desenlace.

La falta de comederos y bebederos en la zona evidenció que el propietario de los canes no les prestaba los cuidados necesarios para proporcionarles unas condiciones mínimas de supervivencia.

Ambos animales se encontraban desprovistos del preceptivo microchip identificador, lo que dificultó a los investigadores la identificación de su propietario.

No obstante, las pesquisas practicadas por la Benemérita permitieron finalmente a los investigadores identificar y localizar al propietario de los canes, al que se le ha imputado la presunta autoría de dos delitos relativos a la protección de animales domésticos.

El delito de maltrato animal se encuentra recogido en el Código Penal, que lo define como el hecho de maltratar injustificadamente a los animales domésticos o amansados, mediante cualquier medio o procedimiento, causándoles la muerte o provocándoles lesiones que menoscaben gravemente su salud, y es castigado con penas de tres meses a un año de prisión e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales.

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