La víctima de Murcia fue encontrada por una compañera de trabajo, mientras que el estrangulamiento de Madrid fue el hombre el que alertó a los servicios sanitarios
Un trabajador de un centro para la atención a personas con autismo ha matado presuntamente esta madrugada a una compañera de ese centro en Molina de Segura y se ha suicidado, han informadofuentes de la investigación, que apuntan a un crimen machista.
El Juzgado de Violencia contra la Mujer molinense ha activado el protocolo para estos casos tras conocerse el asesinato a las 7:25 horas, cuando una empleada entraba a su trabajo para darle el relevo a la mujer que ha hallado muerta sobre el suelo, boca abajo y acuchillada sobre un charco de sangre en una habitación, mientras que el hombre estaba ahorcado en el espacio de entrada al centro.
La mujer, natural de Molina de Segura, había nacido en 1986, estaba separada y tenía un hijo, según las mismas fuentes, mientras que el hombre, de la localidad murciana de Beniel, nació en 1969 y estaba casado.
Los dos trabajaban en el centro de la Asociación para la Atención de Personas con Trastornos Generalizados del Desarrollo (Astrade), fundada en 1996 para la atención de personas con autismo, una de cuyas residencias y centro de día está ubicada en la avenida del Chorrico, donde la presidenta de la organización, María Soledad Guerrero, ha leído en un comunicado que hablaba de que el centro ha sido "el escenario de una tragedia".
En Madrid
La penúltima víctima de un crimen machista, una mujer de 55 años estrangulada presuntamente a manos de su marido en el distrito madrileño de Ciudad Lineal, no había presentado ninguna denuncia por malos tratos, como tampoco el agresor cuenta con antecedentes por delitos similares.
Así lo han indicado fuentes policiales, que han señalado que el hombre, de 61 años y de nacionalidad española como la víctima, continúa ingresado en el hospital Gregorio Marañón de Madrid custodiado por la Policía al ser detenido.
Fue el hombre quien en torno a las 22:00 horas del sábado avisó al 112 de que acudieran a la calle Vicente Espinel, donde su mujer yacía muerta boca arriba en la cama del dormitorio con signos de estrangulamiento y él sangraba abundantemente al haberse herido con un arma blanca en el abdomen y en el tórax a la altura del corazón.
Los servicios sanitarios no pudieron siquiera aplicar maniobras de reanimación, pues la mujer ya había fallecido, mientras que atendieron al marido, que fue trasladado al hospital Gregorio Marañón con pronóstico menos grave.
