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Rajoy en el estrado: dos horas de alta tensión en la Gürtel

La impresión mayoritaria es que Mariano Rajoy ha salvado uno de los exámenes más difíciles de su carrera

Tenía mucho que perder y poco que ganar con su declaración, habida cuenta del detalle con que se iba a calibrar cada palabra del jefe del Ejecutivo ante el tribunal, pero la impresión mayoritaria es que Mariano Rajoy ha salvado uno de los exámenes más difíciles de su carrera.

Pese a que la Audiencia Nacional es un escenario judicial, la comparecencia de Rajoy tenía una innegable carga política y mediática, porque todo lo que dijera (y lo que no dijera) podría ser utilizado en su contra -como marca el argot jurídico- en la arena parlamentaria, ya que en la judicial poco tenía que aportar, como así han reconocido al final varios presentes en la Sala.

Y eso que el guión no ha evitado los temas más espinosos. La financiación del PP, las campañas electorales, su relación con Correa, los papeles de Bárcenas e, incluso, los sms del extesorero, quien por cierto no se ha dejado ver en la sala, como tampoco el resto de los acusados en la trama. Tan sólo un cabizbajo Guillermo Ortega, exalcalde de Majadahonda, `ha seguido la sesión`.

Otro frente para Rajoy era la enorme presencia de periodistas apostados en la puerta desde el alba, que ha conllevado una vasta presencia policial, o los dos centenares de personas que protestaban a doscientos metros de la sede con el polivalente "sí, se puede".

Pero nada se escuchaba en una Sala abarrotada de público que esperaba con tanta expectación como silencio a Rajoy, quien había entrado en la sede a las 09.47 por el garaje y acompañado en su vehículo por su ayudante. Ni rastro de Génova ni de Moncloa en la Audiencia, donde le ha recibido su presidente, Jose Ramón Navarro.

"Que pase el testigo", ha dicho a las 10.07 el presidente del tribunal, Ángel Hurtado, dando paso a Rajoy, quien ha entrado en la sala de vistas junto a la secretaria judicial. Ésta le ha dirigido al mismo estrado desde el que han declarado todos los acusados y testigos de la causa, aunque esta vez se ha ubicado en un lateral entre el tribunal y las defensas, y no delante de los magistrados.

Vestido con traje negro, con las manos cruzadas y sin agua en la mesa, Rajoy ha respondido a unas 160 preguntas que le han planteado tres acusaciones, tres defensas y la fiscal del caso, que tenía a su derecha `in vigilando` al flamante nuevo jefe de Anticorrupción, Alejandro Luzón, durante los 110 minutos de tensión que ha durado la sesión (salvo ocho minutos de un receso por un fallo de sonido).

Los nervios parecían palparse en todos menos en Rajoy, que ha respondido con un "sí, juro" a decir la verdad. Hurtado, nervioso y participativo, se ha bregado con todos en la sala, hasta el punto de parecer por momentos una pelea de gallos.

Primero con el abogado de Bárcenas que protestaba a cada pregunta hasta que le ha mandado callar a la cuarta ocasión, después con los letrados de las acusaciones por decenas de preguntas cortadas o impertinentes, pero también con el mismo Rajoy.

Lo ha hecho tras un comentario del presidente del Gobierno. "No sé si se ha confundido de testigo", le ha dicho Rajoy al letrado de una acusación popular a lo que este ha respondido "¿en qué me he confundido?". Justo cuando el presidente iba a contestar, Hurtado le ha pedido que no hiciera observaciones, lo que ha desatado risas en el público, aunque no eran las primeras de la mañana.

Porque Rajoy ha estado locuaz e irónico por momentos. "¿Conoce obras de Génova?". Sí, había operarios haciendo obras"; "Oiga, yo lo siento mucho, pero las cosas son como son y a veces no son como a uno le gustaría que fueran".

Aunque la anécdota de la mañana ha sido cuando le han preguntado por un viaje a Canarias en 2004 cuyo pago Rajoy ha justificado así: "Lo pagó mi partido hasta donde yo sepa", una respuesta que el letrado ha calificado de "contestación gallega".

"La contestación tenía que ser gallega porque no podría ser riojana", ha manifestado entre risas el presidente, quien no ha rehusado ninguna pregunta, ni ha mirado para otro lado ni ha hecho gala de los recurrentes "no sé, no recuerdo, no me consta".

Todo lo contrario. En algunas ocasiones ha mencionado "lo desconozco", pero siempre acompañado de una explicación. Incluso ha levantado la mano para pedir permiso y responder a una pregunta sobre si piensa que este proceso es una trama contra el PP, justo cuando Hurtado lo ha impedido.

Siempre daba la sensación de que tenía muy clara la respuesta porque se esperaba las preguntas. Por eso, ha tratado de zanjarlas a la primera, sin dar pie a ser repreguntado.

Y así a las 11.58, Rajoy se ha despedido con un lacónico adiós al tribunal y ha enfilado hacia la sala de testigos, ante la perplejidad de dos mujeres sentadas entre el público. "¿Y no le podemos saludar?. Vinimos para eso". Pero esta vez el presidente vino a otra cosa. 

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