EMPRESA

Los autónomos individuales crecen más en número que en negocio

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El sector de los autónomos, sobre todo aquellos con las rentas más bajas, demanda desde hace tiempo una base de cotización flexible en función de los ingresos efectivos. El elevado número de autónomos individuales y la proliferación de figuras asimilables a contratos laborales, orienta el foco hacia un tratamiento específico en función de la distinta naturaleza de los distintos grupos que aglutina este colectivo tan importante para la economía española

Según los datos que acaba de publicar el INE, España es un país de micropymes. Más de la mitad de las empresas españolas, en concreto el 55%, no tiene ningún asalariado, porcentaje  al que hay que sumar otro 27% que no supera los dos empleados. Desde el punto culminante de la crisis en 2014, cuando se detuvo la destrucción de empleo y el cierre de empresas, la creación de nuevas unidades productivas no ha dejado de crecer hasta cerrar 2017 con 3,3 millones, un 7% más que tres años antes. El problema es que un 86% del total no supera los 2 empleados y el número de aquellas que se corresponde con un autónomo individual ha batido el récord histórico, con un fuerte componente de nueva creación, en muchos casos forzada por la crisis.


MADURACIÓN LENTA


Además, muchas de las iniciativas de empleo autónomo son de autoempleo y no tienen previsto el crecimiento rápido para dar el paso a medianos empresarios. De hecho, incluso en aquellas nuevas empresas en la que el negocio tiene éxito de forma más o menos rápida, el periodo de maduración es lento, de tal forma que casi la mitad de las empresas con más de 20 empleados tienen más de dos décadas de vida, con la paradoja de que con esta antigüedad solo resiste en la actualidad el 17% del total. Visto de otra forma, el 50% de los autónomos individuales desempeña este estatus desde hace poco tiempo, sin superar los 8 años de antigüedad, y el 20% se encuentra en los 2 primeros años de vida.  

La iniciativa del autónomo es una buena noticia que sin embargo se empaña con el pequeño volumen de negocio por empresa y la consiguiente dificultad para competir y generar una demografía empresarial sólida en línea con la media europea.  Por lo tanto, en el caso de España, es indispensable velar por los intereses del pequeño autónomo pero, sobre todo,  incentivar el crecimiento del tamaño empresarial para dar un salto cuantitativo y cualitativo de la estructura productiva nacional.


COTIZACIONES MÁS ALTAS


Otro de los fenómenos que se observa tras la crisis es la tendencia a incrementar la base de cotización. Un 20% de los autónomos lo ha hecho en la última década por una mayor provisión de cara al futuro, dada la creciente media de edad del colectivo y la mayor percepción de riesgo sobre el futuro de las pensiones. Pero en todo caso, dos tercios de los trabajadores por cuenta propia todavía cotizan en la base mínima.

Así, en 2008 más de un 80% de los autónomos cotizaba a la Seguridad Social por la base mínima. Este porcentaje se sitúa este año en un 65%. Sin embargo, esta tendencia es muy desigual y casi 2,2 millones permanecen todavía en el tramo inferior con una cuota mensual en torno a los 279 euros, que se corresponde con una cotización por la base mínima de 932,7 euros, en la mayoría porque sus ingresos no le permiten una opción superior. De esta forma, aunque la pensión media del autónomo ha crecido en estos años más de un 23%, es todavía un 38% inferior a la media que cobran aquellos que fueron trabajadores asalariados.        


NÚMEROS SIMILARES EN GALICIA


En lo que respecta a Galicia el panorama es muy similar, si en España el porcentaje de autónomos individuales es del 55%, en Galicia es un calco: 108 mil frente a los 200 mil totales y también con un crecimiento notable. Desde 2014 el número de empresas que no tienen ningún empleado aumentó en 10 mil (casi un 10 %), el doble que la creación total de empresas en la comunidad gallega.

Una de las medidas que más animó a nuevos autónomos fue la tarifa plana de 50 euros, la cual según el nuevo Ministerio de Trabajo se mantendrá pero se reformará para mejorar su eficacia e impulsar el autoempleo perdurable, ya que hasta el pasado mes de junio, de todos los nuevos afiliados al Régimen Especial de Autónomos (RETA) a nivel nacional, solo un 15,54% se benefició de la medida implantada en 2013. En el caso de Galicia el porcentaje es incluso muy inferior y el número de beneficiarios se situaría en la mitad del total. Esto supone, una desproporción entre los beneficiarios de la tarifa plana y la evolución de los afiliados al RETA.

También desde el gobierno se ha aprobado recientemente un real decreto para combatir el uso de la figura del autónomo que realiza una labor equiparable a una relación por cuenta ajena.

La Asociación de Trabajadores Autónomos de Galicia (ATA Galicia) ha calculado que en la comunidad autónoma hay sobre 7 mil empleados por cuenta propia que, en realidad, cabría calificar de falsos autónomos, a los que se cabría sumar otros 14 mil trabajadores autónomos económicamente dependientes, los cuales perciben tres cuartas partes de sus ingresos de una misma empresa. 

El trabajo autónomo, como se ve, tiene cada vez más importancia en la estructura laboral de nuestro país, pero también una casuística compleja. Es necesario apoyar a las microempresas para ganar tamaño y favorecer un desempeño digno de esta figura. De ello depende en gran medida una salida real de la crisis.  

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