ECONOMÍA CIUDADANA

El consumo colaborativo aumenta gracias a la crisis y las redes sociales

Estamos ante una organización con vida propia que crece y se ramifica. Existen páginas de intercambio de objetos, libros o ropa.

Se expande día a día  en España y ha tomado vuelo con los vientos de crisis. Su despegue fulminante se debe a dos factores: el auge de  las redes sociales y la caída económica. Se pone en duda el hiperconsumo, porque  cada vez son más numerosas las personas que necesitan ahorrar y acceder a bienes más económicos y su base es la filosofía del acceso y no de la propiedad.  Se trata de préstamo, alquiler o intercambio, y la Red es su trampolín. 

Estamos ante una organización con vida propia que crece y se ramifica. Existen páginas de intercambio de objetos, libros o ropa, que tiene un territorio de actuación limitado como Trastus; y existen  servicios más potentes como el líder en alojamiento Airbnb, o plataformas que conectan a pasajeros con vehículos con asientos libres como Blablacar. Despuntan los espacios compartidos de trabajo y la financiación colectiva,y destacan plataformas virtuales como Goteo o Verkami.

La primera es una red de colaboraciones y formación  en modelos de innovación social, que ha recaudado 450.000 euros, con 120 proyectos en marcha. La segunda, como modo de  apoyo a artistas innovadores. Lánzanos.com, es la tercera, y ya ha rebasado el millón de euros recaudados, con 100.000 usuarios registrados. Todas se basan en el “crowdfunding”, o el micromecenazgo. 

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), aunque se ha manifestado a favor de estos nuevos modelos de negocio, señala la necesidad de una regulación que aporte cierta seguridad jurídica, porque por ahora el consumo colaborativo, se encuentra en un limbo legal. La Unión Europea también se ha posicionado y el Comité de las Regiones, organismo consultivo de la UE, ha dado una visión clarificadora sobre este nuevo modelo económico, aportando en un informe una serie de pinceladas de luz que presentan una composición de lugar de las tipologías de servicios que puede abarcar la economía colaborativa, refiriéndose en concreto a cuatro modalidades. 

La primera, la economía de acceso, basada en un modelo de negocio que implica comercializar el acceso a bienes y servicios y  no a su posesión. 

La segunda, es la denominada economía de los trabajos ocasionales, que promueve la realización de trabajos esporádicos cuya transacción se hace a través del mercado digital. A la tercera le da el nombre de economía inter pares, ya que implica a los usuarios de ésta en el diseño del proceso de producción o convierte a los clientes en una comunidad con propia vida. 

Y por último, la economía de puesta en común, que se enfoca a  iniciativas de propiedad o de gestión colectiva. Las cuatro tienen un común denominador que es compartir, colaborar y cooperar. El informe del Comité, prevé cuestiones estratégicas como la portabilidad de los datos por parte de los usuarios, considerados como la materia prima de  este modo de hacer las cosas . Por eso en el informe  considera que se debe pedir a las plataformas que incluyan mecanismos para facilitar datos públicos, algo que sería positivo para conseguir mayor transparencia.  Son los primeros pasos para lograr una regulación legislativa de este modelo complementario y alternativ a la economía “oficial” que está aquí para quedarse. 

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