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Cristina Alcalá: "El Ribeiro tiene muchas realidades"

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photo_camera Cristina Alcalá.

Cristina Alcalá llegó hace un año a la gerencia del Consello Regulador de O Ribeiro. Acaba de presentar un nuevo diseño de etiquetado después de 40 años usando el mismo. Las bodegas de la zona están haciendo un gran esfuerzo por la calidad y la profesionalización. La exportación es uno de los grandes retos, pero no es menor el intentar detener el abandono de las explotaciones y la falta de relevo generacional. Es un problema de rentabilidad y profesionalidad.

La exportación es uno de los grandes retos, pero no es menor el intentar detener el abandono de las explotaciones y la falta de relevo generacional. Es un problema de rentabilidad y profesionalidad.

Cuarenta años ya son años para pensarse un cambio.

Sí, parece que todo se desarrolla rápidamente pero con esto llevamos ya desde marzo o abril del año pasado porque además había que hacer coincidir el nuevo precinto con una nueva añada, esa era mi idea inicial. A partir de febrero los vinos que se embotellen nuevos llevarán el nuevo precinto aunque habrá dos o tres años que convivirán dos o tres años el precinto antiguo con el nuevo.

Con el reto de embotellar una nueva cosecha, ¿en qué momento organizativo está el Consello de O Ribeiro?

Iniciamos un año con muchos cambios, pero también con ilusión. Yo llevo solo un año en la gerencia y en un año te da tiempo a conocer las bodegas y a sus profesionales. Pasado este tiempo tengo que decir que las bodegas están haciendo un trabajo estupendo con los vinos, la calidad es maravillosa. Lo digo como gerente, lo digo como profesional, como consumidora y creo que también lo dice mucha gente. Tenemos algo seguro y muy firme, que es la base, porque no se puede aspirar a grandísimas cosas cuando la calidad es regular y en el caso de O Ribeiro está claro que tiene unos vinos muy buenos.

De todos modos esta será una cosecha corta. 

Sí, este año por problemas de mildiu el ciclo vegetativo ha sufrido bastante y tenemos menos producción. No hemos llegado a los once millones de kilos, pero es uva de muy buena calidad. El Ribeiro es lo que es, sigue luchando por mantener el número de hectáreas actual, incluso estamos perdiendo por culpa del abandono de los viñedos, que es uno de los problemas más acuciantes que tenemos junto con la falta de relevo generacional, un tema que trasciende al Consello Regulador, pero por el que habrá que tomar medidas en algún momento. Tenemos que trabajar muy bien el producto, afinando muy bien la promoción, que tiene que ser cada vez más dirigida. Está bien tocar muchos palos pero cuando la cosecha es escasa, como es el caso, hay que focalizar muy bien dónde uno quiere estar e invertir.

Por qué el abandono de tierras y falta de relevo generacional. ¿Es un problema de rentabilidad o de mentalidad? 

Creo que es un compendio de lo que has dicho. Es un problema de mentalidad, de coste de producción, que es altísimo, pero también la atomización, la diversidad, el minifundismo, etcétera. En fin, es un compendio de muchas cosas y aunque se avanza en la profesionalización en los últimos años, queda mucho por recorrer. Al final, aunque vas sumando el coste, la rentabilidad, lo que te pagan por la botella, los mercados que son muy duros, que la competencia es más alta… Eso tiene un coste y el bodeguero tiene que plantearse qué parte del tanto por ciento que en una botella el coste debería ir para su propia promoción. Eso es algo complejo. Aquí hay una diversidad de bodegas, 109 concretamente, con 2.400 hectáreas, con más de 5.000 viticultores y con muchísimas realidades. Ribeiro tiene planos de realidad muy diferentes, desde una gran bodega a una pequeñita. Es difícil gestionar esto.

Alguien que quiera producir en el Ribeiro, ¿con qué cantidad de tierra obtiene rentabilidad? 

Es complejo porque aquí conseguir hectáreas en una sola unidad y que ya estén plantadas y con cepas autóctonas es complejo. Hay mucho territorio abandonado que se puede replantar pero el coste es muy elevado. Yo no sé exactamente con cuánto se puede rentabilizar una explotación, pero yo me he encontrado con bodegueros de fuera de Galicia que buscaban entre cuatro y cinco hectáreas aquí para hacer una nueva producción, pero hay dificultades para conseguirlas. Lo bueno de O Ribeiro, precisamente como hay explotaciones pequeñas, es la apuesta por vinos de alta calidad, muy diferenciados y eso es bueno para la zona.

Qué fortalezas tiene el mercado de O Ribeiro en estos momentos?  

Es tan potente por su nivel de marca. De eso sí que estoy segura porque durante este año hemos hecho diferentes acciones y estamos teniendo un retorno muy interesante. Hemos potenciado marca y territorio y nos está dando muy buenos resultados. Eso nos da la percepción de lo que hacemos. Creo que Ribeiro está en un punto en el que la gente quiere venir, quiere conocer la comarca y lo que se hace aquí.

El Ribeiro tiene muchas esperanzas puestas en la exportación. ¿Qué aceptación está encontrando? 

Queda mucho por hacer. Otra de las asignaturas es el mercado internacional y estamos intentando dar el salto a otros países dando en la diana. Este mes tenemos una misión inversa de prescriptores, importadores y distribuidores de Estados Unidos, que es uno de los países objetivo, que empezamos este año, y también en México. En este país estuvimos en octubre y seguiremos apostando por este mercado. En Europa seguiremos apostando por Alemania y puntualmente otros países. Los ritmos son distintos y la exportación siempre es más lenta.

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