ÁGORA ECONÓMICA

¿Cuál es el modelo de turismo que queremos?

Traveler with a suitcase on the speedwalk

Los últimos acontecimientos en materia turística han vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de plantearse adecuadamente el modelo turístico más idóneo para los próximos años en nuestro entorno no es cercano. Sin embargo, esta cuestión no es nueva y ya la he señalado en repetidas ocasiones en este mismo medio, al tener que apostar por introducir mejoras de calado en nuestra actual oferta.

En el campo turístico, como en otras muchas actividades, sobra improvisación y falta planificación. De ahí que, además de la necesaria actividad privada, sea imprescindible que, desde las diferentes administraciones públicas con competencia en este campo, se diseñe adecuadamente un modelo de turismo rentable y que, al mismo tiempo, sea sostenible en el tiempo.

Hace pocas semanas los hosteleros de Santiago de Compostela se quejaban que, aunque cada vez había más turistas, el gasto que realizaban se venía reduciendo notablemente. Se indicaba que muchos de los turistas que van a Santiago en vez, por ejemplo, de comer en un restaurante o en un bar, acuden al supermercado más cercano y se compran allí los productos para comer en la calle, o se traen el bocadillo de casa. Lo mismo parece suceder con las pernoctas, ya que muchos de los visitantes se alojan en casas de amigos o familiares, o simplemente hacen una excursión de un día sin quedarse a dormir para reducir gastos. Nos guste o no, esto es una realidad y ante esta situación hay que actuar. La masificación turística del modelo del “sol y playa”, parece que ya no solo se aplica en las zonas de costas. A la par que aumenta el número de turistas, abunda el turismo low-cost. Por lo tanto hay que mejorar la calidad del producto, para ser competitivo.

CANTIDAD O CALIDAD
Si analizamos el sur de Galicia, algo parecido sucede, sobre todo, en el interior de Pontevedra y en la provincia ourensana. Disponemos de importantes recursos naturales que no se saben explotar para la actividad turística y, al mismo tiempo, muchos de los visitantes que tenemos pernoctan a lo sumo una noche, y luego se marchan a otras ciudades, donde suelen pasar, de media, 2 o 3 noches. Otras veces vienen en autobús a pasar parte del día y pernoctan en otro municipio. Además, una buena parte de estos viajeros realizan un gasto mínimo, que realmente poco aporta a nuestra economía. 
Lo anterior resulta complicado de entender si tenemos en cuenta la extraordinaria situación geográfica de la ciudad de Ourense, comunicada a algo más de media hora por un tren de alta velocidad de la capital de Galicia, a poco más de sesenta minutos con A Coruña también por tren,y a una hora con Vigo por una autovía. Algo mal debemos estar haciendo, ya que no somos capaces de atraer a más turismo de calidad.

Estamos cometiendo el error de centrarnos en la cantidad en vez de la calidad. De poco vale que tengamos un mayor número de visitantes, como sí parece que se está produciendo, si estos apenas realizan gasto en nuestra provincia. Desde luego, la culpa, al menos en parte, creo que es nuestra, ya que no hemos sabido adaptarnos a la nueva realidad económica, ni aprovechar todos los recursos turísticos con los que contamos. Tenemos que ser capaces de atraer a un turista diferente.

En un trabajo que elaboré junto al profesor Santiago Lago hace unos años señalábamos la necesidad de apostar por una mejora integral del turismo en  nuestro entorno más cercano si realmente queríamos cambiar de modelo. Para ello recomendábamos en nuestro informe potenciar la calidad y la capacidad de los hoteles, que es el punto de partida para conseguir una oferta más asequible y competitiva, que permita un menor precio de alojamiento, pero sin perder calidad. Si bien en los últimos años en la ciudad de Ourense se han construido varios hoteles de cuatro estrellas, lo anterior no ha permitido fidelizar a los turistas con nuestra ciudad y provincia, ya que muchos de nuestros visitantes son de un solo día. 

Una segunda recomendación que hacíamos era la necesaria, muy necesaria, renovación de la actual oferta de infraestructuras hoteleras de la provincia, muchas de las cuales se han quedado estancadas en la década de los 80 o 90 y esto, se nota. Habría que renovar y mejorar buena parte de las instalaciones hoteleras si se pretende ser competitivo y no tener plazas vacías la mayor parte del año. Solo así se puede entender la baja rentabilidad de numerosas infraestructuras turísticas de nuestro entorno más cercano.

En tercer lugar y muy en consonancia con lo anterior, es necesario un verdadero aprovechamiento de la oferta termal de la provincia con infraestructura de alto nivel y, especialmente de la ciudad de Ourense. Resulta complicado entender el eslogan “Ourense, capital termal”, cuando no se cuenta con ninguna instalación hotelera cerca de algunas de las fuentes termales y con unos accesos, cuanto menos mejorables, a estas instalaciones.  La provincia de Ourense es posiblemente la segunda o tercera región termal de toda Europa, pero no hemos sabido aprovechar estos recursos.

Una cuarta recomendación que hacíamos era evitar el minifundismo turístico y el ¿qué hay de lo mío? Es necesario integrar la oferta hostelera y hotelera de calidad en una red con marca e imagen común y, también, con publicidad común. Desde luego, esto solo sería posible agrupando iniciativas y evitando que cada uno solo piense en lo que oferta. Esta actuación en buena medida necesita de la debida planificación y apoyo institucional, puesto que a nivel privado las pocas experiencias llevada a cabo no han tenido éxito.

En la provincia de Ourense, afortunadamente, tenemos una importante oferta cultural, pero desgraciadamente poco aprovechada. Algunos ejemplos son los festivales de jazz, de cine, de teatro o acontecimientos deportivos como el Rally de Ourense. Sería necesario aprovechar esta ventaja competitiva que tenemos, centrarla en los fines de semanas y publicitarla en el conjunto de Galicia, puesto que ya es de sobra conocida en la provincia de Ourense y lo que interesa es atraer turistas de fuera, que además pernocten y se queden varios días.

También sería altamente recomendable buscar una imagen de marca que capte visitantes y que permita un “pack integrado” de comercio, gastronomía, cultura y termalismo, que son los cuatro pilares que puede ofertar nuestra provincia al turista. Por lo tanto, no se debe ofertar un solo producto, sino un conjunto de ellos, debidamente integrados, que posibilite una sinergia adecuada. De esta forma ganaríamos todos.

Una quinta recomendación que establecimos era realizar un trabajo conjunto con la Universidad de Vigo, especialmente la Vicerrectoría del Campus de Ourense, sobre todo dentro del programa de especialización del Campus del Agua, que permita la celebración de congresos académicos y reuniones científicas que movilicen a cientos de personas y, aprovechar la celebración de estos eventos, para dar a conocer la provincia. No hay que olvidar que además de la actividad científica, hay también un aspecto lúdico y de conocimiento de la provincia que conviene potenciar. De esta forma, además de desarrollar el ámbito científico, también se lograría un polo de atracción para el turismo. En el campus ourensano contamos con grupos de investigación potentes y de calidad, que han traído congresos nacionales e internacionales, como el XXIII Encuentro de Economía Pública.

TURISMO DE COMPRAS E INFRAESTRUCTURAS
Una sexta recomendación que señalábamos era la de combinar de forma inteligente el turismo “de compras”, especialmente en el pequeño comercio, que es el que genera más empleo y valor añadido para la comarca. Para ello es necesario que la provincia y, especialmente, la capital, cuente con productos diferenciados y de calidad que hagan atractiva la experiencia para este tipo de turismo. Para ello es imprescindible que los clientes se puedan desplazar andando cómodamente entre las diferentes tiendas y que estén bien comunicadas por transporte público desde los medios de transporte de larga distancia.

En séptimo lugar establecimos la necesidad de mejorar la accesibilidad e intermodalidad de los medios de transporte. Se necesita potenciar el transporte metropolitano de la capital, tal y como se viene haciendo en Santiago de Compostela y que deje de ser una asignatura pendiente. Solo así se logrará una verdadera integración entre autobuses intermunicipales con las líneas urbanas. Paralelamente, habría que contar con una verdadera estación intermodal, que garantice que la mejora de la conectividad del tren de alta velocidad se expanda no solo a la comarca de Ourense, sino a toda a la provincia.

En octavo lugar apostábamos por una peatonalización y humanización de las calles; solo de esta forma se conseguiría crear un entorno amigable para el disfrute de los visitantes y que estos se encuentren cómodos, aprovechando la tranquilidad que se respira en Ourense. Además, sería imprescindible conectar la estación de la alta velocidad con el centro de la ciudad. 

Paralelamente sería necesario coordinar los horarios del AVE con las de los aeropuertos de Santiago de Compostela y Vigo. No obstante, debe tenerse en cuenta que la llegada de la alta velocidad a Ourense no va a garantizar una mejora de la calidad de los indicadores turísticos. Por supuesto la alta velocidad permitirá incrementar el potencial de atracción de toda la comarca, pero hay que tener recursos que sean aprovechables por el turismo. Como he señalado en más de una ocasión, la llegada del AVE no debe entenderse como la panacea para resolver todos los problemas económicos que todavía persisten en la provincia. 

Debemos de evitar que ocurra lo mismo que en la película “Bienvenido, Míster Marshall” de Berlanga, cuando casi al final del film, la comitiva atraviesa el pueblo,que llevaba semanas preparándose para la llegada de “los americanos”,sin pararse. 

La llegada de la alta velocidad solo tendrá repercusión en materia turística si realmente el viajero se para en Ourense y se decide a conocer los múltiples recursos con los que cuenta nuestra provincia. Esta de nuestra mano alcanzar este objetivo. Para ello es necesario, tal y como señalé a principio, de una verdadera planificación y dejarse de localismos.

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