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Eficiencia en el gasto público y compras agregadas

the computing strips have a calculator calculates the costs and profits.
photo_camera Tickets de compra.

Tanto la administración pública central como los gobiernos territoriales han aplicado sobre sus presupuestos fuertes recortes en los últimos años

Tanto la administración pública central como los gobiernos territoriales han aplicado sobre sus presupuestos fuertes recortes en los últimos años. Paralelamente se ha comenzado a aplicar, tímidamente, técnicas de gestión del gasto que tratan de racionalizar las compras del sector público. Una de las herramientas que puede suponer un importante ahorro de costes es la compra agregada.
La compra agregada es un mecanismo que posibilita la coordinación entre varias entidades para la adquisición de un elevado nivel de producto y/o garantizar que se pueda prestar determinado servicio en grandes cantidades, con la consiguiente repercusión en la disminución del precio. O dicho de otra forma, se trata de maximizar el volumen de compras (o de servicios), al mismo tiempo que se persigue minimizar el coste asociado.
Las ventajas de las compras agregadas son evidentes. Con ellas se consigue reducir costes, potenciar economías a escala en la demanda de proveedores, simplificar los trámites administrativos, lograr una mayor competencia y transparencias en las licitaciones públicas, además de conseguir criterios homogéneos en las dotaciones.


Esta cuestión no es baladí. Las compras que realiza anualmente el sector público generan riqueza y empleo. En 2005, las compras públicas supusieron 1,7 billones de euros en la UE-15, lo que representó el 16,6% de todo el PIB comunitario. En 2011 los países que forman parte de la OCDE destinaron, por término medio, el 12% de su PIB a adjudicaciones públicas, cantidad que ascendería al 15% si se consideran aquellas compras cuyo fin es la prestación de servicios públicos. En 2012, España destinó 140.000 millones de euros a la contratación pública.
Dentro del mecanismo de las compras agregadas se pueden contemplar, sobre todo, dos posibilidades: centrales de contratación y centrales de compra. Las primeras presentan una mayor flexibilidad, ya que su objetivo es adjudicar un acuerdo marco previamente coordinado con las entidades participantes, consistente en elaborar una relación de productos similares y el establecimiento del precio máximo que se va a pagar. En este caso, son los agentes que participan en la central de contratación los que determinan a quién se compra y la cantidad a comprar.
Por su parte, las centrales de compra consisten en que una determina institución pública decide qué, cuánto y a qué precio se va a comprar, por medio de una adjudicación que ella controla. Luego, en una segunda etapa, esta entidad revende los productos adquiridos a los interesados.
A diferencia de las centrales de contratación, las centrales de compra presentan una menor autonomía para los adquirentes de los productos y, al mismo tiempo, un mayor riesgo para la entidad que la promueve, ya que no hay seguridad de que se venda lo comprado.


Para que funcione correctamente el mecanismo de las compras agregadas es necesario que las unidades adheridas al sistema compren sus productos por esta vía (evitando los “reinos de taifas” en las compras públicas), que se logre una coordinación de las necesidades de las unidades que forman parte de la compra agregada, que se busque y seleccione a los proveedores y que se pidan ofertas y se negocie con las empresas.
Además, es necesario que se tenga en cuenta el potencial impacto de las compras agregadas sobre el mercado, puesto que con un sistema de compras centralizadas, las grandes empresas podrán competir mejor que las PYMEs en precios y cantidades. Asimismo, es necesario apostar decididamente por las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) para poder desarrollar correctamente este mecanismo, ya que sin un aplicativo adecuado, que soporte estas operaciones, su funcionamiento es inviable.


No hay que irse muy lejos para detallar experiencias de compras centralizadas. Desde 2011 la Universidad de Vigo viene apostando por esta herramienta por medio de un catálogo de compras, que intenta reducir el coste del material de oficina. La institución olívica de enseñanza superior también ha redimensionado la prestación de servicios externos (limpieza y vigilancia y seguridad, entre otros) para tratar de reducir el coste asociado a estas actividades, que suponen un parte significativa del capítulo II de sus presupuestos. Lo mismo se ha hecho con los contratos y seguros.
No obstante, y a pesar de las ventajas, y como no, de sus limitaciones, hasta el momento las compras agregadas no ha tenido el desarrollo que precisan en las instituciones públicas. Quizás y teniendo en cuenta que para los próximos años la contención del gasto seguirá siendo una realidad, es el momento de apostar por este tipo de instrumentos para lograr incrementar la eficiencia. Esto sí que ayudaría a racionalizar el gasto y mitigaría los recortes de fondos a los organismos públicos.
Por su parte, las instituciones públicas tienen la obligación de gestionar de la forma más eficiente sus presupuestos. Solo de esa forma lograrán que nadie cuestione su utilidad, evitando, de esta forma,  argumentos tan poco fundamentados como que no son viables económicamente. En consecuencia, las compras agregadas pueden ayudar a conseguir una mayor eficiencia en la gestión de los fondos públicos.

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