CREANDO MARCA

Las empresas familiares sacrificaron beneficios para mantener el empleo

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photo_camera A la izquierda, Magín Froiz y su mujer, fundador del Grupo Froiz de supermercados, junto al presidente de la Xunta de Galicia, en los últimos premios de la empresa familiar.

El 61% de estas compañías “heredadas” tienen un nivel de empleo de entre 100 y 150 trabajadores, a los que ante una época de crisis prefieren mantener a costa de reducir el margen de beneficios

En plena vorágine de la crisis económica se perdieron en Galicia más de 160.000 puestos de trabajo. Aunque la situación continúa siendo delicada, con los expertos debatiendo sobre hasta que punto hay recuperación en el tejido local, surgen estudios en las universidades que analizan qué sucedió desde el año 2008 en Galicia.


La cátedra de la empresa familiar del campus de Ourense de la Universidad de Vigo estudió el comportamiento del empleo al dividir las empresas en familiares y convencionales. Los resultados sorprendieron a los investigadores. “Hay mucha literatura económica que señala que las empresas familiares, por diversos motivos, ante épocas de crisis protegen a los empleados frente a los beneficios”, señala Alejandro Domínguez, miembro de la cátedra que elaboró la nota “el impacto de la crisis en el empleo, la facturación y los beneficios”.

El investigador argumenta que antes de empezar el informe “se sabía que las empresas familiares iban a ser mayoría”.


En este informe, tras analizar los datos de las 550 empresas con más facturación de Galicia que forman parte del informe Ardán, elaborado por la Zona Franca de Vigo, Domínguez indica que “ante un comportamiento casi idéntico en la cifra de ventas, las empresas no familiares sacrifican empleo para mantener unos buenos resultados mientras que las empresas familiares mantienen el número de empleados, aún a costa de obtener unos peores resultados económicos”.


“El efecto de la crisis sobre el empleo es claramente menor en el caso de las empresas familiares, que solo obtienen tasas de variación negativas (y muy cercanas a 0) en 3 de los 8 años analizados, mientras que las variaciones obtenidas por las empresas no familiares son negativas en todos los años a partir de 2008. De hecho, mientras que la variación acumulada de las ENF es de -12.77% entre 2008 y 2014, las EF siguen creando empleo (+1.67%)”, concluye Domínguez a partir de los datos del informe Ardán.


Respecto al análisis de la facturación, se puede “observar cómo la evolución de esta variable ha sido prácticamente la misma para ambos grupos durante la crisis, con dos picos negativos en 2009 y 2012, epicentros de las dos recesiones consecutivas experimentadas por la economía gallega y la española”.


El investigador de la Universidad de Vigo señala en conversación que están trabajando en un segundo estudio que profundizaría en la relación entre empleo y empresa familiar, y señala que en los dos últimos años “se nota la recuperación, hay un crecimiento mayor tanto de facturación como de beneficios, y el crecimiento de las empresas familiares es superior a la media”.


La pregunta es obvia, por qué las empresas familiares tienen este comportamiento ante una época de crisis. “Las compañías convencionales tienen que rendir cuentas ante unos accionistas o un consejo de administración, mientras que en las familiares los resultados no son importantes”.


Así, estas empresas tienden a tener una mayor concienciación y ejercen una función social mayor, y lo que prima “es superar el socavón, y que no se contemplan los despidos como medida, existe un concepto de plantilla intocable, por lo que los empleados están más vinculados a la empresa”.


Esto motiva que los empleados valoren positivamente la acción de la empresa y acepten de mejor grado “una reducción salarial, porque hay una preocupación por ambos lados”. Como efecto colateral, el estudio demuestra que los empleados rinden mejor en estas empresas.
Alejandro Domínguez señala que las empresas familiares tienen un mayor peso en Galicia, Cataluña y Asturias, comunidades en las que se puede equiparar el peso que tienen este tipo de compañías en la economía y el empleo.


Según datos de la Asociación Gallega de la Empresa Familiar, el 92,4% de las empresas asentadas en Galicia son empresas familiares, aportan el 85% do VAB empresarial de la comunidad (17.852 millones de euros de empresas familiares) y el 83,3% del empleo privado en Galicia (394.083 empleados en empresas familiares), según el último informe de la asociación y el Instituto de Empresa Familiar, realizado en marzo del 2016.


La asociación también destaca que el 72% de las principales compañías por facturación que presentan sus cuentas en Galicia son empresas familiares, según la clasificación recogida por el último directorio Ardán. Entre las 72 mayores firmas familiares se incluyen sociedades de 1ª, 2ª, 3ª y hasta 4ª generación. Entre las 28 firmas que no son de carácter familiar se incluyen multinacionales con filiales en Galicia, sociedades pertenecientes a grupos bancarios y eléctricas y otras 9 empresas de origen familiar que fueron adquiridas por otros propietarios.
El 93% de las firmas pertenecientes a la asociación están internacionalizadas, en la mayoría de los casos con implantaciones propias en otros países. El dato global de internacionalización de las empresas familiares españolas es del 66%.


La Asociación Gallega de la Empresa Familiar, muy activa para promover las acciones de estas compañías, entregará la próxima semana su premio a la empresa familiar del año, que en esta ocasión recae sobre Babé y Cía, que con 128 años de historia se dedica a distribuir combustibles en el noroeste peninsular.

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