El eterno debate sobre cómo incentivar el nacimiento de empresas industriales en Galicia

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El reto es imposible para el nuevo emprendedor, que solo tiene capacidad para invertir 25.000 euros

Las huellas de la crisis de la economía gallega han dejado constancia en las cifras de la industria. Descenso de la importancia del sector y pérdida de su contribución al PIB son las manifestaciones más ostensibles. A ellas hay que añadir los efectos de la relocalización y deslocalización de empresas y una disminución del posicionamiento internacional. 

A ello debemos sumar que Galicia ya mostraba un valor inferior promedio frente a la media de Europa (7,4 % por el 30 % del PIB, respectivamente). Convendría llevar a cabo algún plan o alguna recomendación de cara a incrementar la participación y contribución, tales como políticas de inversión en I+D y en innovación. Esta actuación se ha convertido en un caballo de batalla político. La apuesta gallega es el plan Industria 4.0 con el fin de mejorar el peso de la economía gallega hasta superar el 20% del PIB. 

El problema está en que montar una industria exige un nivel de inversión muy superior a la media del actual emprendedor gallego. Un emprendedor no supera una inversión de unos 25.000 euros. Por tanto, incentivar la creación de emprendedores industriales exige actuaciones propias y adecuadas a este perfil. Otras de las actuaciones es atraer capital inversor extranjero, que se lance a nuevos proyectos creadores de inversión y empleo. En este sentido nuestros vecinos portugueses nos están ganando la partida en atracción de inversión nuevas y en creación de empleo en el textil y automoción. 

La pregunta es dónde fallamos en el supuesto de que fallemos. Ya que la industria de Galicia ha realizado muchos deberes, ya que vende más por el mundo, y cada vez vende más productos diferentes y en más países. A la vez es un sector que ha resistido más la crisis que otros tanto en número de empleos como de empresas. 

Pero aún así no somos territorio suficientemente atrayente para la inversión industrial. La respuesta puede ser geográfica, por nuestra posición periférica ante el centro de Europa. Pero esta condición, aunque limitante, no se muestra suficiente a la luz de las cifras de nuestro vecino portugués.  

Quizá la respuesta se encuentre en Alemania, motor industrial de Europa y con una tasa de paro cercana al 5% pero que sigue centrando sus inversiones en su propio país y no busca nuevos nichos de ubicación en países del resto de Europa como el caso de España o de Galicia donde se ha contenido con mayor nivel el gasto de personal y donde encontrar mano de obra a priori es más fácil. 

La respuesta se encuentra en un doble fenómeno, de una parte la capacitación del personal profesional en Alemania. El éxito de la FP y de la FP dual aporta personal capacitado. A ello debemos sumar que aunque el coste de la mano de obra es más elevado su nivel de productividad también lo que lo compensa con creces. Un nivel de productividad que se mide por eficiencia global de la planta no por el coste unitario del producto basado en el recorte de costes incluido la mano de obra que es la apuesta española. 

Una lección de la que podemos aprender es la puja de la nueva planta de Tesla en Europa. Inversión por la que suspira Galicia o Portugal. Una versión de bienvenido míster Marshall del siglo XXI. Ya que la Gigafactory2 que se pretende ubicar en Europa pretende ser creadora de coches y de baterías. Tesla cuenta con una fábrica en Fremont (California), que da empleo ya a más de 6.000 personas y que fue adquirida a Toyota en 2010. Asimismo, está invirtiendo 5.000 millones de dólares en una superfactoría de baterías en Reno (Nevada), que servirá para abastecer la producción de coches. Se espera que esté a pleno rendimiento en 2020 y que genere otros 6.000 empleos directos y al menos 10.000 indirectos. Cuando esté en funcionamiento supondrá un 4% del PIB del estado de Nevada. El gobernador esperaba un retorno de 80 USD por cada USD invertido por el estado de Nevada en los incentivos a la Gigafábrica.

La principal lección de los proyectos de Elon Musk es que se centran en el conocimiento. Un ejemplo es la inversión de compra de la empresa alemana Grohmann Engineering, especializada en automatizar sistemas de producción. Esta empresa con un alto nivel de innovación y de conocimiento científico es el perfil a buscar con Musk en Europa. Por tanto la lección aprendida para que la industria en Galicia se desarrolle y el territorio sea atrayente para el resto de inversores industriales internacionales debe ser cuidar nuestra mano de obra. El conocimiento adquirido en universidades y centros de FP y la capacidad intelectual de actuar debe ser nuestra gran capacidad competitiva a nivel mundial.

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