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Galicia concentra el 10% de las aguas minerales de España y el 8% del empleo

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El embasado y la comercialización de las aguas minerales es una actividad floreciente en Galicia, sobre todo en el sur. Según datos oficiales en la comunidad se concentra el 10% de la actividad empresarial y el 8% de los empleos que se mantienen en toda España. Las condiciones geológicas permiten la extracción y comercialización de agua mineral con gran calidad y múltiples condiciones terapéuticas. La gráfica para los próximos años se antoja positiva en consumo y facturación.

Según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) no existe una definición exacta y globalmente aceptada de lo que son las aguas minerales. A pesar de esto hay una característica general de las aguas minerales que las diferencian de la mayoría de las demás aguas subterráneas: el elevado tiempo de residencia en el acuífero que puede oscilar desde décadas hasta miles de años. Esta característica, a su vez, es la responsable de la elevada mineralización que con frecuencia presentan estas aguas, ya que un elevado tiempo de residencia permite un mayor tiempo de disolución de la roca madre y por lo tanto una mayor mineralización (IGME, 2017).

El sector de la industria del agua nace en el corazón de Europa entre el siglo XVIII y XIX. Esta surge por el éxito del sector termal y el prestigio alcanzado por las aguas como medio de cura y mejora de la salud. Es precisamente la popularización de los balnearios y el deseo de sus visitantes de seguir disfrutando de estas aguas tan singulares en sus hogares la razón fundamental de que el agua mineral comience, a principios del siglo XX, a envasarse y a comercializarse en farmacias bajo la denominación de “mineromedicinal”. 

Con posterioridad a la II Guerra Mundial es cuando deja de venderse el producto en las farmacias como un elemento de prevención de salud para empezar a venderse en supermercados, restaurantes o en cafeterías. Y ahí se produce un salto en el sector industrial, al convertirse en un sector de masa que alcanza un nivel de embotellado de más de 30.000 millones de litros por año. El sector centra su potencial actual en Europa, continente del nacimiento del sector pero cada vez más tanto en el continente americano como especialmente en el continente asiático con China a la cabeza (con un potencial de consumo de 7.000 millones de litros/año) muestran un mayor potencial. La expansión del sector vinculado al desarrollo de hábitos de vida saludables y como sustituto de las bebidas carbonatadas más caras, son las poleas de desarrollo del sector. 

La industria española de aguas envasadas está compuesta por cerca de un centenar de empresas que se hayan distribuidas por todo el territorio nacional. En conjunto dan empleo directo a 3.735 personas e indirecto a decenas de miles (795 empleos femeninos, para el año 2015). En conjunto el sector ha embotellado 6.907.890.053 litros de agua en el año 2015. Una particularidad de esta industria es la creación de riqueza que genera en zonas económicamente deprimidas ya que, por sus características, debe instalarse en los mismos lugares de captación del acuífero, que suelen coincidir con zonas rurales sin tejido industrial.

Se trata de un sector dinámico que arroja una facturación anual cercana a los 900 millones de euros. Según la Federación Europea de Aguas Envasadas (EFBW), España se sitúa como cuarto país de la UE en términos de producción de agua mineral, por detrás de Alemania, Italia y Francia, y tercero en consumo, tras Italia y Alemania.

Por tipos de aguas envasadas, más del 96% de la producción corresponde a las aguas minerales naturales; casi un 2%, a las de manantial y el resto a las potables preparadas. Las aguas sin gas representan el 96% de la producción, mientras que las aguas con gas acaparan el 4% restante.

En cuanto al consumo per cápita, en 2014 se situó en 106 litros. Esto representa, aproximadamente, un consumo de un vaso de agua mineral al día frente a los 150 litros de consumo medio de agua corriente en España.

EL CASO GALLEGO

El sector en Galicia abarca a un conjunto de 12 aguas minerales, de las cuales cinco se ubican en Ourense, cuatro en Pontevedra y tres en Lugo. Estas cifras representan más del 10% del sector nacional. En conjunto el sector crea 303 puestos de trabajo en Galicia, 8% del total de España, y muestra una capacidad de generación de litros embotellados de 336.770.008 en el año 2015 (IGME 2015). Esta cifra representa el 4,8% del sector en España. 

Es un sector que muestra empresas vinculadas a la actividad termal, caso de aguas de Mondariz o el caso de aguas de Cabreiroá, pero también centros de producción propios como el caso de aguas del Paraño en Boborás. Un caso singular es aguas de Fontenova con producción de agua con gas y que hasta la década de los años sesenta fue líder nacional del sector. Las empresas gallegas en conjunto se encuentran presente en más de 50 países del mundo. 

Las aguas minerales tienen un origen geológico distinto, que les otorga características físico-químicas y microbiológicas propias. En España la gran diversidad geológica se traduce en una alta variedad de aguas minerales, que en función de sus propiedades son destinadas a distintos fines: Las aguas minerales de bebida envasada son un excelente complemento para la dieta, las aguas minerales de uso tópico se emplean en balnearios con fines medicinales y por último determinadas aguas minerales con concentraciones elevadas de sustancias químicas tienen un uso industrial.

LOS DIVERSOS TIPOS DE AGUAS

Según e IGME, las aguas minerales se encuentran clasificadas en la “Ley 22/1973, de 21 de julio, de Minas” en dos categorías: aguas minero-medicinales y aguas minero-industriales (artículo 23). El Real Decreto 2857/1978, de 25 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento General para el Régimen de la Minería profundiza en la definición de las aguas minerales en su artículo 38.1: “A efectos de lo dispuesto en el presente Reglamento, las aguas minerales se clasifican en: a) Minero-medicinales: las alumbradas natural o artificialmente, que por sus características y cualidades sean declaradas de utilidad pública. En función del uso o destino, éstas se clasifican en aguas minero-medicinales con fines terapéuticos, aguas minerales naturales y aguas de manantial. O b) Minero-industriales: las que permiten el aprovechamiento racional de las sustancias que contengan”. 

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