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Galicia-Norte de Portugal: una suma de oportunidades

Hands trying to fit two puzzle pieces together
photo_camera Manos sosteniendo las piezas de un puzzle.

En la región norte de Portugal trabajan más de 200 empresas con capital gallego

En un marco económico donde las exportaciones siguen siendo uno de los elementos que están tirando de la todavía lenta recuperación económica española, y en donde los indicadores macroeconómicos de Galicia no acaban por despegar, es necesario tener muy presente las posibilidades de mejorar nuestra capacidad de colaboración económica con nuestros vecinos lusos.
Tanto la provincia de Pontevedra como la de Ourense tienen “a tiro de piedra” la economía portuguesa y se pueden realizar actividades y proyectos de interés conjunto, aprovechando todos nuestros elementos comunes. Este es el caso de la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal (EGNP), formada por las cuatro provincias gallegas, junto a las regiones del Norte de Portugal (RNP) de Braga, Bragança, Porto, Viana do Castelo y Vila Real.


La creación de la EGNP supuso un gran avance a nivel económico y social. Las Eurorregiones son una de las fórmulas transfronterizas más avanzada de la Unión Europea (UE), conformándose como uno de los proyectos con más futuro, ya que posibilitan compartir infraestructuras, políticas de medio ambiente, actuaciones de promoción económica y el fomento de la cooperación científica y tecnológica, en especial todo lo que rodea a la I+D+i.
La EGNP fue la respuesta a una situación económica caracterizada por unas deficientes vías de comunicación, un fuerte alejamiento de las principales zonas de crecimiento económico europeo, unos mercados con un escaso dinamismo económico e importantes barreras arancelarias, elementos todos presentes entre Galicia y la RNP. Esta experiencia no fue la única en la UE, pudiendo citar, entre otras, la Eurorregión Tallín (Estonia)-Helsinki (Finlandia) o la de Europirineos- Mediterráneo, formada por Cataluña, las Islas Baleares y las regiones francesas de Languedoc-Rousillon y Midi-Pyrénées.


En estos momentos la EGNP la conforman 6,4 millones de habitantes repartidos en un espacio de 51.000 kilómetros cuadrados, con un Producto Interior Bruto (PIB) de 85.000 millones de euros y una importante capacidad para competir con otros territorios, aprovechando complementariedades y generando elevadas sinergias.
No obstante, la EGNP no es un territorio económicamente homogéneo. Se constatan algunas diferencias entre Galicia y la RNP. Así, el PIB en Galicia es un 40% superior al de la RNP, siendo la población gallega el 75% de los residentes de toda la EGNP. Además, la especialización productiva se centra en productos textiles, maquinaria y equipos eléctricos para la RNP, mientras que en Galicia pivota en automoción, industria agroalimentaria y metal. Sin embargo, estas diferencias permiten una especialización productiva en cada zona que posibilita una importante relación de intercambio económico, social y cultural, que es precisamente uno de los objetivos de las Eurorregiones
La RNP es, desde hace varias décadas destino preferente para las exportaciones gallegas.

En la RNP trabajan más de 200 empresas con capital gallego o con sede en Galicia. La inversión gallega en la RNP ha sido de más de 520 millones de euros durante la última década. En algunos polígonos industriales de la RNP la mayor parte de las empresas instaladas son gallegas
Además, y a pesar de la crisis económica que todavía está sufriendo España y Portugal, la venta de productos desde Galicia a la RNP supuso en 2010 casi 2.500 millones de euros, una cifra que representa el 16% de todas las exportaciones gallegas. Por su parte las importaciones gallegas a la RNP supusieron en ese mismo año 1.715 millones de euros.


La balanza comercial de Galicia durante el período 2009-2011 es claramente positiva, al pasar de un saldo de 791,9 a 2.794,7 millones de euros. Lo mismo se puede señalar de la RNP, cuya balanza comercial pasó de los 1.317 a 3.327 millones de euros.
Estos datos resaltan la relevancia comercial de ambas zonas, sobre todo si se tiene en cuenta que la economía española arrojó una balanza comercial deficitaria de 46.226 millones en 2009 y de 47.910 millones en 2011. Algo parecido pasó con Portugal, que para los mismos años pasó de un saldo negativo de 19.681 a 16.401 millones. Por lo tanto, la EGNP, incluso en los peores años de la crisis económica, arrojó un saldo positivo en términos de comercio exterior.


Como se puede comprobar estos resultados son claramente esperanzadores para la economía gallega. Galicia, y especialmente las provincias de Pontevedra y Ourense, tienen una menor importancia económica para las empresas de la RNP que a la inversa. Esto se debe a que las empresas portuguesas buscan otros mercados, además de gallego, para instalarse y/o vender sus productos, lo contrario que se observa en Galicia. En consecuencia, nuestra Comunidad Autónoma se ha convertido en un referente para la RNP como lugar para establecer nuevos nichos de mercado, especialmente cuando la demanda interna no ha recuperado toda la importancia que tuvo como motor del crecimiento económico.


No obstante, si bien Galicia tiene una buena posición en relación al comercio con Portugal – la economía gallega recoge el 14% del monto de intercambio con la economía lusa, frente al 6% de la media nacional- nuestra situación es claramente mejorable, por ejemplo, si nos comparamos con Extremadura, que realiza el 41% de todas las operaciones comerciales nacionales con Portugal.
Por lo tanto, tenemos una buena posición en materia de intercambio, pero también disponemos de margen para mejorar notablemente nuestra capacidad comercial. Sin duda, nuestra proximidad, tanto geográfica como cultural, pueden fomentar estas relaciones, si realmente lo sabemos aprovechar.
Sin embargo, la crisis también ha pasado factura y ha resentido las relaciones comerciales entre las dos economías. Tanto España como Portugal han recibido ayuda económica de los responsables comunitarios, bien por la vía del rescate, caso de Portugal, bien por las ayudas a la banca, para España. Los dos países han sufrido fuertes recortes de gasto público y la desigualdad económica ha crecido en los últimos años.


En efecto, la crisis económica ha provocado que en vez de mejorar en el proceso de convergencia económica, lo que se ha producido es una creciente divergencia, que ha afectado tanto a los intercambios comerciales entre las dos zonas, como a las potenciales inversiones. Lo sucedido con el tren de alta velocidad entre Porto y Vigo o los peajes en las autovías de la RNP son dos claros ejemplos de esta situación.
La crisis económica ha lastrado la participación de empresas gallegas en la RNP, en especial en lo relativo a la industria de la construcción, uno de los principales sectores afectados por el empeoramiento económico, la metalurgia y la producción de buques.


Aún con todo, la presencia gallega en la RNP sigue siendo muy importante, como atestiguan los casos del Grupo Coren (alimentación), Costa Galicia (actividad turística), Grupo Pérez Rumbao (automoción), Vasco Gallega de consignaciones (distribución, almacenamiento y manejo de mercancías) y Grupo Copo e Inditex (sector textil), entre otras.
Además, esta importante participación de empresas gallegas o con sede en Galicia  se completa con otras entidades españolas con intereses económicos en Portugal. Así, en 2011 había casi 900 empresas con capital español en el país luso, que generaban 82.000 empleos y que aportaban el 9% del PIB en Portugal. Este el caso de Banco Santander Totta, Banco BBVA Portugal, Banco Popular Portugal, Repsol, Cepsa, Mapfre y el Corte Inglés.


De cara a futuro es necesario seguir apostando por iniciativas conjuntas en el campo de la innovación, el desarrollo tecnológico y la economía sostenible, creando un espacio económico común. Para ello es necesario intensificar las relaciones entre las dos regiones, buscar nuevos mercados, aprovechando el potencial de la EGNP.
Sin duda, esto posibilitará mejorar la escasa capacidad de la EGNP por retener y captar talento, sobre todo de la población de menos edad, que están siendo desplazada a otras regiones (y países) por no disponer de oportunidades económicas adecuadas a su formación e inversión en capital humano. Sin duda, este es uno de los objetivos a conseguir en los próximos años
Hay que apostar por proyectos innovadores y evitar la tan socorrida declaración genérica de intenciones, que para nada ayuda a mejorar a nuestra, todavía, delicada situación económica. Desde las administraciones públicas se debe apostar por consolidar las iniciativas ya aprobadas y proponer nuevas actuaciones que mejoren el tejido socioeconómico de la EGNP. Hay que actuar, si se quiere mejorar la situación.


En este sentido, el papel de las instituciones de educación superior gallegas y portuguesas es fundamental. En concreto la Universidad de Vigo lidera el Campus de Excelencia Internacional “Campus de Mar- Knowledge in Depth”, donde participan la Universidad de A Coruña, Santiago de Compostela, Universidade de Minho, Porto e Tras-os-Montes e Alto Douro, además del Centro Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC). Precisamente este proyecto desarrolla varias de las prioridades estratégicas del Programa Operativo de Cooperación Territorial España-Portugal (POCTEP), dentro de la temática de calidad del medio marino, recursos marinos, sector alimentario, biotecnología y nuevos productos y cultura y turismo
A lo anterior hay que añadir la apuesta de la institución olívica por el “Campus da Auga” y el “Campus Crea” en Ourense y Pontevedra, respectivamente. Ambas especializaciones cuentan con iniciativas y proyectos de interés para todas las instituciones involucradas. Al igual que sucede con el Campus del Mar, ambos proyectos desarrollan actuaciones del POCTEP, en especial protección y promoción del patrimonio natural, sostenibilidad medioambiental de los espacios naturales y recursos hídricos y desarrollo económico sostenible.


Una segunda iniciativa de naturaleza pública es el Centro de Estudios Eurorregionales (CEER), formado por las seis universidades de la Eurorregión, la Xunta de Galicia y la Comunidad de Trabajo Galicia-Norte de Portugal. En este caso el objetivo es establecer proyectos de interés conjunto en materia de investigación y transferencia del conocimiento. Entre otras actuaciones se apuesta por una mayor internacionalización de las pymes, transferencia de tecnología, cooperación empresarial y en el campo de las I+D+i, políticas que también son prioritarias en el POCTEP.
Además, es necesario un mayor interés del tejido empresarial por la EGNP. Entre las actuaciones que deberían seguir potenciándose se encuentran el desarrollo de nuevas fuentes de energía renovables, actividad con una trayectoria importante entre Galicia y la RNP; el desarrollo de coches eléctricos, donde el grupo PSA-Citroën tiene un importante trabajo realizado o la creación y desarrollo de nuevos clusters, en especial en el campo de la automoción, ingeniería, explotación de recursos naturales y en el sector agroalimentario.


En consecuencia, y a pesar de la significativa contracción de las relaciones de intercambio económico por la crisis económica, la EGNP supone una zona con un fuerte potencial económico y posibilidades de desarrollar nuevos proyectos. Solo es necesario que las administraciones públicas y las empresas apuesten por ella. Las bases ya están establecidas, ahora faltan proyectos viables y empuje público y privado. Galicia en general, y las provincias de Pontevedra y, especialmente, la de Ourense, se juegan mucho de su futuro económico con la EGNP.

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