Según los datos del Ministerio de Educación y Cultura, el gasto de los españoles en bienes y servicios culturales se estabiliza, después de años de fuertes bajadas. La nueva apuesta por la cultura creativa y tecnológica permite alcanzar a un mayor numero de consumidores
El sector de la industria cultural todavía no está desarrollado en Galicia, alcanza una cifra de 5.747 empresas en el conjunto de la comunidad (el 5,2% del sector nacional) y representa unos 29.200 empleos en el año 2016. Coruña es la provincia con más empresas, seguida de Pontevedra que ocupa el segundo lugar con cerca de 1.200 empresas, y Ourense ocupa el último lugar con menos de 250 empresas y con una creación cercana a los 400 empleos directos (ciñéndonos al proceso creativo y de producción).Estas cifras son lejanas a los datos del Estado.
Los resultados de esta explotación indican que el volumen de empleo cultural en España ascendió en 2015 a 515.000 personas, un 2,9% del empleo total en España en la media del periodo anual. El sector abarca una gran multiplicidad de dimensiones que van desde las empresas dedicadas a actividades culturales, tales como actividades de edición, de bibliotecas, archivos, museos, cinematográficas, de vídeo, de radio y televisión, o las artísticas y de espectáculos entre otras.
Junto a ello se contempla el empleo que se corresponde en ocupaciones con una dimensión cultural, escritores, artistas, archivistas, bibliotecarios, etc.
A ello debemos sumar la acción del turismo cultural que juega un papel muy importante para dar a conocer, preservar y disfrutar el patrimonio cultural y turístico en un territorio.
El sector en España alcanza la cifra de 17,8% de desplazamientos y ha permitido atraer a 14,3 millones de extranjeros a nuestro país.
En el caso gallego las cifras representan el 19,4 % del total de desplazamientos con 685.300 movimientos. El sector está formado por la interrelación de tres elementos, patrimonio, turismo y cultura, que deben ser tratados de forma equilibrada para preservar la riqueza cultural e histórica a la vez que incentivar el desarrollo económico mediante la explotación de la misma. Debemos recordar que el patrimonio no es un recurso renovable, una vez perdido ya no puede ser recuperado. Pero el sector con mayor potencial dentro del mundo de la cultura creativa es el sector de la creación digital. Un ejemplo lo encontramos en la industria del videojuego, (ya el principal elemento de ocio de los hogares del mundo occidental), y que ya ha superado en ventas al cine, al teatro, o la creación televisiva juntas en facturación (99.600 millones de dólares en 2016).
El potencial del conjunto del sector es indiscutible, en un momento donde Europa debe afrontar un proceso de postcrisis industrial y con necesidades de creación de nuevos espacios de empleo, las industrias creativas en su conjunto pueden adquirir un gran potencial. Como ejemplo, el caso del Reino Unido bajo el mandato de Tony Blair se apostó por este sector y ya representa más del 8% del PIB de la isla. En el caso gallego, el sector tanto en su faceta creadora y productora como en su faceta de motor del turismo es elevado, en el conjunto de Galicia y en especial en las zonas alejadas de la costa, y del turismo de sol y playa. Santiago de Compostela como referente cultural es indiscutible, pero nuevas zonas de Galicia pueden adquirir un mayor potencial.
VALOR CULTURAL DE OURENSE
Caso de la provincia de Ourense, donde muestras de la cultura etnográfica tradicional como pueden ser los carnavales, los Maios, o de la cultura tradicional gallega como pueden ser el magosto pueden ser motores del desarrollo del turismo cultural especializado.
Unido a fiestas de exaltación de hechos históricos o de representaciones musicales o artísticas (como la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia, o de Teatro Universitario de Ourense). Otro motor es el turismo patrimonial donde Galicia muestra una fuerte representación, como ejemplo la ruta del románico de la Ribeira Sacra, o la presencia del “Escorial” gallego, Oseira, en Cea, centro del desarrollo cultural gallego durante varios siglos.
El potencial es evidente, y junto a los recursos patrimoniales, inmateriales o históricos, se pueden sumar nuevas formas de expresión y producción, como cine, documentales, teatro, o la revolución del momento, la creación digital.
La versión digital es el gran motor de la industria creativa, ya que con reducidos costes puede proyectar el producto creativo a lo largo del planeta y a cualquier usuario. Además de aportar una nueva revolución los modelos de comunicación “peer to peer”, la “economía del regalo” (gift economy), el marketing viral ... todo ello ha situado a los espectadores como agentes de producción de cultura al mismo tiempo que la consume. Una revolución que rompe la dependencia de la industria cultural americana y que permite que cualquier territorio y empresa pueda competir por millones de audiencias de espectadores/clientes.
Por todo ello, la industria creativa puede ser un motor de creación de nuevo empleo con la bandera del talento como arma de competencia, donde un territorio puede ser competitivo si es capaz de retener talento, y crear un ecosistemas donde las nuevas realidades creativas convivan con los recursos históricos en una rica realidad. Y todo ello sin olvidar el punto de partida, la formación educativa como incentivador del futuro consumidor cultural.
LOS NÚMEROS DEL SECTOR CULTURAL
Los resultados indican que, en el ejercicio 2014, el gasto liquidado en cultura por la Administración General del Estado se situó en 679 millones de euros y por la Administración Autonómica en 1.047 millones, cifras que suponen, en términos del PIB, el 0,07%, y el 0,10% respectivamente, un aumento del 3% en empleos con respecto al año anterior. Debemos acercar estos valores a lo que supone el gasto de consumo cultural de los hogares. En 2015, el gasto de los hogares en bienes y servicios culturales ascendió a 11.968,8 millones de euros y representa el 2,4% del gasto total estimado en bienes y servicios. El gasto medio por hogar vinculado a la cultura fue de 651,4 euros y el gasto medio por persona se situó en 260,4 euros.
Las componentes más significativas del gasto cultural analizado son: Libro y publicaciones periódicas (14,6%), Servicios culturales (36,3%) y Equipos audiovisuales e Internet (42,5%).
