ANÁLISIS

Intereses inflamables en el mercado del petróleo

DEFpreciopetroleo_result

Esta semana el precio del barril de Brent alcanzaba cotas en torno a los 80 dólares tras una fuerte escalada en el último año, la cual se ha intensificado en el último mes a partir de la inestabilidad en Oriente Próximo y un aumento de la demanda explicada por el buen ritmo de crecimiento de la economía mundial. Parece quedar muy lejos el mínimo que rozó los 30 dólares hace poco más de dos años. 

En 2015 se vaticinaba el fin del petróleo caro debido a la entrada en escena del fracking, sobre todo en EE.UU, que permitió a este país ser autosuficiente energéticamente e incrementar de forma exponencial sus reservas. A este nuevo fenómeno se añadía el hallazgo de nuevas bolsas de petróleo en distintos puntos del planeta. Si a esto sumábamos además la elevada capacidad de producción de países como Arabia Saudí y la normalización de la producción en áreas en conflicto como Irak, la vuelta a precios de tres dígitos parecía imposible.

La mayoría de los análisis valoraban la tendencia del petróleo en un planteamiento de pura oferta y demanda donde, además, era improbable que los países de la OPEP llegasen a un acuerdo para contener la producción por la hipotética ganancia de los países que no se viesen obligados a cumplir el acuerdo y por la entrada de Irán dentro de la oferta tras levantarse el embrago internacional. Pero esta visión de racionalidad centrada exclusivamente en factores de mercado se ha demostrado parcial y la evolución del último año evidencia un marco de intereses mucho más complejo.


FRACKING Y GEOPOLÍTICA


De hecho, la pronunciada bajada de precios de finales de 2015 y principios de 2016 podría estar programada por grandes productores y por el empuje de la oferta de Arabia Saudí con el objetivo de dejar fuera de juego a las nuevas empresas de fracking. La técnica del fracking se extendió por varios estados americanos con la iniciativa de nuevos productores emergentes y su éxito fue inmediato aprovechando el alto precio del petróleo tras el rápido repunte tras la crisis de 2008 y la cotización estable en torno a los 100 dólares entre 2011 y bien entrado el 2014.  Pero el fracking como técnica de extracción tiene un coste comparativamente alto y necesita una cotización del crudo como mínimo por encima de los 50 dólares para ser rentable en términos generales. Así, tras la bajada del precio en 2015 muchas de estas nuevas empresas entraron en quiebra. El fracking pasó a ser un negocio de riesgo. La puesta en marcha de nuevo de estos proyectos necesita tiempo y a partir de ese momento existía el riesgo ya constatado de que el precio volviese a bajar o se mantuviese bajo indefinidamente. El competidor había sido neutralizado pero ahora surgía otro problema: los precios bajos condicionaban la supervivencia financiera de muchos países exportadores de petróleo. La estabilidad macroeconómica a escala mundial y su ciclo comercial se veía penalizada por un petróleo tan barato. Se empezó a hablar de un precio objetivo en torno a los 60-70 dólares como punto deseable y desde ese momento los distintos acontecimientos han jugado a favor de la remontada de la cotización.

La OPEP llegó a un acuerdo en 2016 y junto con Rusia y otros nueve productores independientes marcaron una cifra tope de 33 millones de barriles diarios que a día de hoy respetan incluso sin llegar a ese nivel de producción.

Sin embargo, otros países competidores al margen de este acuerdo han salido ganado, al poder mantener o aumentar en paralelo su nivel de bombeo. El ejemplo más claro es EE.UU. cuyo incremento  de la producción ha jugado a la contra del recorte de la OPEP con un importante nivel de ingresos netos a su favor. Es curiosamente también EE.UU el país que ha alentado los recientes conflictos en Oriente Próximo, agravados por la decisión de abandonar el acuerdo nuclear con Irán, con el consiguiente embargo y la probable pérdida de protagonismo de un importante competidor en la venta de petróleo.

En resumen, el aumento del precio del petróleo responde por una parte al aumento de la demanda y buena marcha de la economía mundial, pero también a un esquema de intereses que presumiblemente lo mantendrá en un intervalo a medio plazo centrado en los 70 dólares. No es descartable sin embargo que la cotización pueda acercarse  puntualmente a los 100 dólares por desajustes temporales entre una posible reducción de la producción en algunos países por las crisis geopolíticas y la respuesta de los productores tradicionales para cubrir esa oferta. En principio Estados Unidos parece el ganador de este juego controlado de intereses. China como país importador podría verse afectado negativamente pero juega con potentes aliados entre los países productores, como es el caso de Rusia, y cuenta con otras armas financieras para defender sus intereses. Quizá el gran perjudicado sea Europa, que de momento en la crisis de Irán es sin duda el gran perdedor en términos generales. Veremos que ocurre en los próximos meses.

Te puede interesar